Los hechos acaecidos en el oficialismo durante el último tiempo, que se han intensificado en tiempos de carrera presidencial, invitan a reflexionar cuál es la centro-izquierda que queremos, no tan solo para ganarle a la derecha en el corto plazo, sino más bien para plantear una opción de largo aliento que tenga como orientación de sentido un nuevo modelo de desarrollo país.
En primer lugar, más allá de los momentos y las circunstancias, la política tiene que ver con la acción, misma que actúa como consecuencia de las ideas. En este sentido, la política es el hábito mismo de la cotidianidad en el espacio público. Durante el último tiempo, «el arte de gobernar» de la Nueva Mayoría en su conjunto se ha visto mermado por una serie de errores en la toma de decisión que instigan al espectador a hablar de un verdadero «espectáculo». En esta línea, si hacemos un rastreo de procesos, es muy probable que nos demos cuenta que caímos en la Marcha de la Estupidez, o en la fracasomanía de la cual hablaba Hirschmann.
Con base en lo anterior, aquel pacto electoral, que en 2014 prometía ir más allá de una convergencia programática y con un conglomerado de partidos heterogéneo, terminó siendo absorbido por las contradicciones internas propias de la diversidad al cual estaba sometido.
Ahora bien, ¿cuáles son los desafíos que nos plantea la realidad actual de la centro-izquierda chilena? En primer lugar, la época de oro (Concertación Democrática de Partidos, 1990-2010) nos invita nuevamente a apostar por la movilización de consenso y diálogo. No obstante, bajo un relato común y renovado. En este sentido, es necesario entender que el clivaje democracia-autoritarismo, bajo los procesos de tercera ola en el sistema internacional, se agotó. En consecuencia, es imperioso que se inicie una regeneración de la centro izquierda que vaya más allá de la clave político-electoral, necesitamos modernizar el eje ideológico.
En segundo lugar, es necesario comprender que el adversario no está al interior del pacto, sino más bien fuera de él. La derecha chilena no es una derecha moderna, sino más bien anticuada, ideológicamente tiene más que ver con Friedman que con Rawls. Así, su respuesta a las demandas de una sociedad, que transita desde temas estrictamente ligados a valores materiales hacia políticas que tienen que ver con la posmaterialidad (medio ambiente, pensiones, calidad de vida en la vejez, bio-política, ocio, entre otras), tiende a ser siempre tardía e insatisfactoria. En este contexto, la realidad actual de la derecha y, en particular, la de su candidato a la presidencia, tiene más que ver con los errores propios de la centro izquierda que de las virtudes de la derecha misma.
El Chile de todos no merece un gobierno de derecha que signifique retroceder en los cambios de largo aliento, sino más bien uno que se atreva a generar políticas responsables que no dinamiten el camino trazado.
En tercer lugar, el diseño institucional al cual hemos transitado nos exige discutir la pertinencia de un hiperpresidencialismo centralizado y de corta data en el ejercicio de gobernar (4 años). Es imperativo, con relación a un Modelo de Desarrollo de largo aliento, que demos un paso efectivo hacia una la declaración de un Estado Regionalista que vaya de la mano con una descentralización política y administrativa en el país; que debatamos sobre la necesidad de instaurar un modelo de coaliciones, que es propio de regímenes semi-presidenciales y parlamentarios.
Gran parte de los nuevos destinos de la Centro Izquierda se amparan en un diálogo fraterno entre las distintas fuerzas socialdemócratas, sean de fuente cristiana o laica, dado que así es como se construyen mayorías que dependen de la trayectoria.
Finalmente, el Chile de todos no merece un gobierno de derecha que signifique retroceder en los cambios de largo aliento, sino más bien uno que se atreva a generar políticas responsables que no dinamiten el camino trazado.
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Ldkkdjdk
No veo la relación entre una coalición tragona que quiere repetirse el plato y un nuevo proyecto país. Eso del nuevo proyecto pais es algo que en general supera, rebasa o le queda como poncho a las piñuflas, pobres y enclenques capacidades de los de turno, o de los aspirantes que quieren repetirse el plato también para llenar otro poco sus sucios bolsillos, o de autores que repiten algo que no saben lo que significa…
Sergio Serrano Salas
Leyendo el artículo me acordé de un amigo de infancia que era izquierdista izquierdista, a tal extremo que lo expulsaron de la JJCC por «pekinista». El planteaba, que el gobierno de Allende era una falacia ya que quería pasar a la historia como el primer gobernante del mundo de llegar al socialismo por la vía democrática, lo que era una situación ilusoria. Según él, Allende vivía en una burbuja formada por los comentarios de los asesores y el GAP más su cuota de Chivas Rigal. El verdadero gestor y eje de la revolución en democracia era el Compañero Altamirano. Después de 47 años la izquierda está en el mismo dilema añejo y ¿donde están los ideologos y comparsa de esa época? Están QEPD así como sus ideas añejas.
JLuisSilva
Es una columna sin contenido, solo ideaologia de mediados del siglo pasado sin sustento en la ralidad de hoy. Primero vea el «lwgado» de su gobierno de izquierda anes de criticar a la derecha:
https://www.youtube.com/watch?v=rjMKfl-pvlo