En los últimos diez meses hemos asistido a diversos cambios en el sistema político chileno. El gobierno de Sebastian Piñera ha provocado que la política y los políticos deban reaccionar a nuevas formas y nuevos papeles y roles dentro de las dinámicas políticas.
La derecha chilena había olvidado cómo ser gobierno y la Concertación llevaba demasiado tiempo en el poder y no logró ni ha logrado asumir su papel en la oposición. A partir de los datos que nos han entregado las últimas encuestas, la Concertación debería desarrollar un proceso de autoevaluación muy grande, los niveles de apoyo y de desaprobación son los más bajos y más altos, respectivamente, de la historia de esta colación. A pesar de lo que muchos pensaron, durante este gobierno se han planteado en la agenda pública algunos temas que son bastante relevantes y que desde algún tiempo a la fecha no se habían tocado, o no con la profundidad necesaria. Estos temas vienen a dar el golpe de gracia a la Concertación, son temas que conllevan aspectos valóricos, en donde existen grandes diferencias entre unos y otros dentro de la coalición.
La pregunta entonces es ¿por qué siguen juntos aquellos que piensan diferente? en este sentido el actual sistema político chileno tiene respuestas e inquietudes que no logran responderse. Por un lado, el sistema electoral obliga a las fuerzas políticas a mantenerse en el marco de las coaliciones; a su vez, el poder ejecutivo es un tesoro que logra obtenerse dentro del marco de una estabilidad política y no a través de fugases fuerzas renovadoras con supuestos “aires nuevos” para la política chilena. Esto último se ejemplifica claramente con la ultima aparición de MEO en las elecciones presidenciales: su techo de votación nuca fue más allá del 20%, teniendo como eje de su campaña la renovación, hay que esperar lo que nos plantee MEO en un par de años más.
Volviendo a la Concertación, creo que la pregunta que a todos nos hace y ha hecho un poco de ruido es ¿cuáles son las razones por las que aún sobrevive? Durante los 20 años en que la Concertación gobernó existía un factor que lograba que las grandes diferencias internas no salieran a la luz pública: el poder. Muchas veces se cuestionó a los lideres de la Concertación justamente por “ocultar debajo de la alfombra” diferencias en diversos temas valóricos, económicos, etc., pero que en pos de administrar el poder quedaban siempre relegados a segundo plano dentro de la agenda pública.
Las razones por las cuales la Concertación aún se mantiene unida son la esperanza de volver al poder, ya que su papel en la oposición también ha sido errático, no ha logrado ser la locomotora de un oposición fuerte, concreta, y propositiva la hora de desarrollar un plan político desde la vereda opuesta al poder. Si esta es la respuesta, la afirmación viene a ser que la Concertación dejó de ser una coalición política con ideas comunes, ideología acorde, consecuencia política y social, para convertirse en una coalición de poder, un ejemplo de esto es que en ciertas políticas públicas tienen diferencias de bases entre los partidos que la conforman.
La Concertación debe analizar su papel en el sistema político actual, ya que si como coalición política no cumple un rol aglutinador de inputs hacia el sistema político ¿de qué sirve? Si no logran desarrollar un papel de coalición política de oposición, desde la perspectiva de la existencia, la Concertación tiene dos opciones claras para el futuro. La primera -y más compleja- es asumir el fracaso o conclusión de un proceso y el quiebre o separación de la coalición, dar rienda suelta al desarrollo partidista y que cada partido político asuma un rol dentro de las ideas y discursos políticos acordes a sus propias convicciones y desarrollen planes político-sociales enfocados a sus estructuras ideológicas. La segunda opción, totalmente contraria a la anterior, es asumir el rol centralista de la oposición política chilena y convertirse en un actor aglutinador de descontento político frente al actual gobierno de Sebastian Piñera. Es decir, dar espacio y permitir la entrada de otros actores a esta coalición, y convertirla verdaderamente en una coalición política con un discurso consecuente, claro y constante para lograr imponer opciones distintas en el abanico sociopolítico de este país.
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Foto: Chalk rainbow – *bri* / Licencia CC
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