Frente a las elecciones de este fin de semana, es momento de realizar algunas reflexiones sobre los motivos y objetivos de lo que estamos viviendo. Si queremos una revolución social; ¿implica necesariamente la conquista del poder estatal y sus instituciones, sin nada más?, ¿Es necesario luchar por un cambio cultural profundo y situar este como base para lograr cambios materiales posteriores de la realidad (Y como resultado de este cambio, se logre la conquista del poder)?
Como punto de partida, dejar de pensar en modo patriarcal y capitalista; permitiría iniciar la “toma de razón” de la inmoralidad de la pobreza, la violencia, opresión y de un sinnúmero de situaciones sociales que son contrarias a la dignidad humana.
Si bien se sembró la idea de “lucha por la dignidad”, esta “dignidad” sin un cambio moral de base nos llevaría a la reducción de la constante lucha y revanchismo entre polos de intereses políticos opuestos
Esta “toma de razón” se basaría en un cambio socio-cultural profundo enfocado a romper la alienación moderna, dado que las condiciones de vida actuales impactan en el espíritu del ser humano. Según Karl Marx, no es la consciencia del hombre la que determina su ser; sino, que la moral social y la cultura determina su conciencia y a su vez, el modo de producción condiciona su vida social, política y espiritual; por ello, sin un cambio profundo de moral, cualquier iniciativa de cambio social por más basada que esté en el sentido común, se volvería un frío método de distribución (Similares a ofrecer bonos, ingresos de emergencia, etc.).
Con respecto a los cambios de base; podemos mencionar también a Alejandra Kollontai y su teoría sobre la cuestión de las mujeres en la sociedad capitalista; ella plantea que toda revolución debiese considerar un cambio radical de la moral y replantearse todas las formas de relacionarse; por el contrario, otros teóricos de izquierda plantean que todos los vicios de la moral eran producto de la “superestructura capitalista” y que la violencia machista, las violaciones, femicidios eran problemas que tenderían a solucionarse de manera natural cuando se lograse cambiar los modelos económicos – Todos sabemos hoy, que esta idea es totalmente falsa-. Para Kollontai, el cambio profundo implicaría la toma de conciencia de la posición de servidumbre de la mujer y disidencias en una multiplicidad de espacios sociales (En el estado, en la fábrica, en la familia, en las relaciones, etc.); sin esta toma de conciencia y acción, la mujer y las disidencias seguirán siendo sometidas no importando los cambios sociales que ocurran.
Contextualizando a lo ocurrido en el estallido social chileno; si bien se sembró la idea de “lucha por la dignidad”, esta “dignidad” sin un cambio moral de base nos llevaría a la reducción de la constante lucha y revanchismo entre polos de intereses políticos opuestos; fomentando el clientelismo a los sectores populares y clase media, sin cambiar en mayor medida las condiciones que generan la pobreza, la precariedad de la vida y la violencia.
En resumen; la lucha por la dignidad requiere de una base que permita liberarnos de la enajenación capitalista y simultáneamente permitir la construcción de un sujeto consciente colectivo en una multiplicidad de dimensiones; siendo esta base un requisito previo a cualquier lucha por la conquista del poder. Si no hay un cambio moral radical previo; las “formas normalizadas patriarcales y capitalistas” van a socavar cualquier intento de cambio social por más bien intencionado que este sea y no existirá cambio alguno en la hegemonía del poder que ejerce el 1% más rico del país, ni tampoco un cambio en el sinnúmero de micro opresiones que se dan en todos los niveles de relaciones sociales; si bien, el estallido social puso en tela de juicio la “dignidad”, llevarla a la práctica implica mucho más que simplemente “no votar por la derecha” e implica algo mucho más difícil, un cambio personal y social mucho más profundo y estructural.
Comentarios
13 de mayo
¿Como se hace para cambiar un sistema, que puede tener muchos problemas, pero se basa en la libertad individual y sus intereses distintos, para ir a otro sistema, en que las diferencias deben ser amalgamadas, y la individualidad debe ser anulada en pos del conjunto?…todo esto, ¿en forma libre (en que todos magicamente adherirán) o hay que obligar para estructurar?…¿si a un grupo no le gusta lo que ahora se define como «bueno», se le reprime? Siempre dirán que no, que todo fluirá magicamente, pero no explican que pasa en esos casos.
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