Esta aseveración es una constante para mi desde que asumió Piñera. Esa percepción de que en cada discurso, cuña televisiva o programa en que él aparece, si bien en rigor no miente, siento que no dice la verdad. Lo viví el en el discurso del 21 de mayo con la eliminación del 7% a los jubilados; se llenó de aplausos, pero al día siguiente tuvo que salir su ministro de Salud a aclarar y aterrizar las cosas. Se trataba de sólo de los jubilados más viejos, del quintil más pobre y de aquí a seis años.
En el mismo discurso dijo “tendremos post natal de seis meses para nuestras trabajadoras”. Nuevamente, la misma historia: la ministra del Sernam es quien debe aparecer diciendo que se trata más bien de una forma de flexibilizar el campo laboral y una opción sería reducir el pre natal en beneficio del post natal.
Recuerdo cuando era candidato y con toda locuacidad explicaba que a él nunca la SVS le había imputado el cargo de tráfico de influencias, lo que es cierto, pero que la operación se la explique a los cientos de pequeños inversionistas que le vendieron y perdieron plata por no contar con los datos de los cuales él disponía.
Una vez Presidente, se demoro mucho más de la cuenta en aclarar sus conflicto de intereses, lo que dificultó la puesta en marcha de su gobierno.
Comienzo a creer que la desconfianza a sus actos de gobierno, se extenderá por todo su mandato, porque él siempre se maneja al filo, al borde de la cornisa, esa es su mayor experticia.
La letra chica, las omisiones, los silencios, los anuncios grandilocuentes pero ambiguos -que requieren de la constante aclaración del ministro respectivo-: eso es lo que da una sensación de desamparo.
¿En manos de quién hemos dejado el Estado? Le quitamos el voto a la Concertación por la corrupción que comenzaba a enquistarse en el Estado, con casos como los de EFE y Chiledeportes y de una que otra chaucha que iban para algún operador político para financiar campañas. Ahora el Estado no está en manos de esos ratones de cola pelada con sus míseras triquiñuelas; ahora los negocios son de alto vuelo, se definen en altas esferas. Y los montos ya no son de algunas chauchas. Así lo vimos con la emergencia de terremoto, donde se les asigno sin ningún tipo de concurso publico ni licitación el abastecer de materiales de construcción a las tres grandes cadenas de retail.
Y la percepción de desamparo es mayor al ver que quienes deberían estar atentos y vigilantes como guardianes de nuestros bolsillos y derechos, están mas preocupados de mirarse el ombligo, haciendo más patentes las diferencias siderales entre las cúpulas políticas y la ciudadanía.
Hoy me siento huérfano: la Concertación -con la cual coincidía hasta la medula en su lucha por recuperar la democracia- ahora esta lejos. Quizás porque ahora las problemáticas son mas pedestres y menos épicas no han dado con el tono, y por eso tenemos a Piñera.
Yo sigo desconfiando: su nombre estará en los libros de historia pero dudo que haga historia.
A esperar cuatro años.
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Foto: Gato por Liebre – Creaerte
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