Una visión política, ciudadana y popular, de la COP25, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en su reunión número 25, que busca revisar el grado de cumplimiento de los compromisos a 2019 de los países respecto de la Convención de París sobre el clima, del 2015, nos presenta la posibilidad de una doble participación. Por un lado, dentro de las instituciones formales que las Naciones Unidas y el Estado chileno organizan para la ocasión. Por otro, fuera de esas instituciones, en las calles y presentando una organización de asambleas alternativas de tipo, justamente, ciudadanas y populares.
Es importante estar dentro de las instituciones porque las instituciones son imprescindibles. Las instituciones dan gobernanza a las iniciativas políticas. Lo que queremos, sí, es que sean más democráticas; no queremos destruirlas sino transformarlas en beneficio de los pueblos. La estrategia de permanecer fuera indica que la calle, las marchas, y las asambleas populares, son la única manera de impulsar hacia adelante esas transformaciones institucionales.La COP25 se presenta como un momento estratégico para elevar la agenda ambiental hasta las prioridades de la agenda pública chilena
La COP25 se presenta como un momento estratégico para elevar la agenda ambiental hasta las prioridades de la agenda pública chilena. Quienes participamos en los movimientos ambientalistas chilenos, observamos que los asuntos que nos competen tienden a ser considerados como secundarios respecto de los temas directamente sociales y económicos. La COP25 puede ser un punto de inflexión en la consideración pública de los asuntos ambientales. Ahora son los propios asuntos sociales y económicos los que presentan una cercanía y entrecruzamiento con los ambientales. Así, no se puede ya pensar en la matriz energética, la política pública sobre la energía eléctrica, dejando de lado los efectos que tal matriz tiene en las emisiones de gases de invernadero, y en los equilibrios ecológicos o ambientales. En la salud de los pueblos.
En Chile, parece importante participar en la Comisión Presidencial conformada para la participación chilena en la COP25. Estamos efectivamente representados, al menos, por la presidenta de la comisión de medio ambiente de la cámara de diputados Catalina Pérez. Se ha formado también un comité de ministros y científicos cuyas propuestas tendrán una significación política, en cuanto ellas implican transformaciones en los modos de vida de los pueblos.
Resulta igualmente importante organizar una Cumbre de los Pueblos de índole directamente ciudadana, donde se presente una visión alternativa o complementaria de los temas y asuntos ambientales que se tratarán en la COP25. Esta Cumbre de los Pueblos podría consistir en un conjunto de asambleas populares y marchas callejeras con la participación de muchas organizaciones y personas. Se propondrían allí los temas, objetivos y procedimientos político-ambientales de la ciudadanía organizada e independientes, relacionados con al Cambio Climático y otros asuntos que también se tratarán en los foros oficiales de la COP25.
Llegarán a Chile delegaciones oficiales de casi 200 países del mundo. Junto a ellos llegarán muchos miembros de organizaciones ciudadanas con opinión y fuerza que se han manifestado en las COP anteriores.
El fenómeno del cambio climático es cada vez más decisivo para la continuación de las culturas humanas tal como las conocemos y habitamos. Responder a él supone incluso la propuesta de un nuevo modelo civilizatorio, alternativo a la forma de civilización occidental, industrial y consumista, que se ha globalizado en las últimas décadas. La agenda de los pueblos debe presentar alternativas ciudadanas para esas transformaciones.
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