No hay sectores políticos de trigos muy limpios cuando hablamos de violencia política, incluso la izquierda ha tendido a volverse totalitaria como se puede ver en el caso de Rusia, China y Venezuela. Hoy nadie puede subirse al pedestal de la superioridad moral y pontificar sobre derechos humanos, peor en el caso de Chile dado que algunos sectores de extrema derecha revindican el golpe de Estado y sectores extremos de izquierda, en especial el Partido Comunista no son capaces de condenar lo que ocurre en Venezuela.
[texto_destacado]La democracia sólo la historia podrá mostrar en un futuro si puede ser reemplazada por un mejor sistema, lo que sí tenemos claro es que es el único sistema que traza un camino que deja poco espacio a la violencia y donde todos participan en un marco donde pueden expresar su forma de mirar los asuntos públicos. El respeto a la libertad de expresión, libre asociación y las votaciones son la delimitación del camino de la democracia, lo cual siempre se ve fisurado en los regímenes totalitarios.
El resurgimiento de gobiernos ultra conservadores en Europa que abiertamente expresan su agenda violenta; antinmigración, fortalecimiento de las policías, reducción de la política social y relativización del uso de la violencia. Nos muestran lo fácil que es romper el camino trazado cuando la violencia se instala como discurso y cuando los argumentos de aquel grupo son digeridos sin masticarlos o reflexionarlos. En mi opinión, la fuerza se encuentra en la defensa de la democracia y no en el ataque directo a estos grupos, ya que la primera deja sin margen de acción a estos grupos.
La democracia no sólo es una demarcación al uso de la violencia sino también una expresión de los diferentes grupos que componen un país. El diálogo y las votaciones se ven como la instancia donde se abordan las diferencias y donde cada conglomerado político intenta avanzar en un camino trazado en sus ideales. Cuando un grupo político se sale del tablero e impone sus ideas saltándose el proceso democrático es el inicio de la violencia como medio para un fin.
En el caso de Venezuela no existe confianza en sus votaciones, procesos poco transparentes y obstaculización violenta de toda oposición o ideas alternativas a lo que ellos proponen. Por donde se mire Venezuela no es una democracia, y abiertamente es violenta con todo aquello que ponga en duda su «legitimidad». Se puede ver expresado en el cierre de embajadas a todo país que pida la letra A de una democracia: una elección transparente.
El gran caballo de «Troya» de los regímenes autoritario y violentos es un discurso delirante de mesías, que tiende a enganchar a las personas disconformes, lo cual hace que el movimiento se transforme en energía que busca ser canalizada. El segundo foco es ver al otro como enemigo y que su destrucción/expulsión es la solución a los problemas, hoy se puede ver el foco en el «migrante» como lo que causa el caos o la delincuencia, argumentos que pocas veces tienen contraparte con datos objetivos y se basan en el prejuicio. Antes fueron los «leprosos» y el cuento va cambiando de grupo en grupo. Finalmente el abrazo apretado a la economía como solución a todos los males y el exceso de propaganda sin datos, es cosa de ver a Milei a casi un año de su gestión económica.
La democracia no puede ser un fin en sí mismo, sino el inicio o trazado de un camino a mejorar. Aunque tenga deficiencias, es la demarcación que nos aleja de los laberintos políticos totalitarios
La democracia no está exenta de complejidades, la tendencia al poco avance, el vicio del clientelismo de los partidos políticos y la corrupción que estalla una y otra vez. No obstante, su mayor pecado es que dejan de ser democracias sociales o representativas, lo que lleva a convertirse en una isla para cuidar a la clase política, pero que se encuentra ajena al ciudadano común y sus preocupaciones, formando con el tiempo un país para le «élite política» y otro para la persona que se encuentra fuera del radio de influencias.
Aquellas complejidades y errores son el espacio perfecto para el resurgimiento de los regímenes violentos, tal como expresaba Gramsci «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos». Es la tormenta perfecta para la aparición de estos monstros que se alimentan del descontento y ante la falta de un proyecto genuino de mejoras caen en la violencia como única forma de perpetuarse en el poder, gracias a la historia ya sabemos lo complejo que es sacarlos de ese trono autoimpuesto.
La democracia no puede ser un fin en sí mismo, sino el inicio o trazado de un camino a mejorar. Aunque tenga deficiencias, es la demarcación que nos aleja de los laberintos políticos totalitarios, que una vez comenzados no se sabe si se saldrá literalmente con vida. Una defensa del ajedrez político, donde la instalación de un proyecto político debe ser acompañada de argumentos y de sustento electoral, reglas que todos compartimos y que dejan fuera la violencia como forma de golpear el tablero o de convencernos ilusamente de que conocen un atajo mejor y que la historia nos muestra que nunca ha llegado a buen final.
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launion delrazonamiento detodas lastribus
El camino trazado
Debiera ser
Un gasto público mesurado y racional;
Una Ley de Presupuesto sin gastos excesivos que se adecúan a ideas de bajo perfil.
El dinero del Estado se usa mal pagando sueldos excesivos y sirviendo a intereses que no son los de la mayoría de la población.
No es posible tener una democracia racional si los fondos del Estado se administran de forma que se pierden, se malgastan o no se rinden.
La democracia que tenemos es una disputa por el acceso privilegiado del uso de esos fondos y, en su camino, se producen toda clase de atropellos a la probidad que culminan con la falta de recursos para asuntos públicos de relevancia nacional.
El Honorable Congreso Nacional debe crear una Ley de Presupuesto que se ajuste a una lógica más íntegra para dar mejor respuesta a los eventos que constituyen realidades sociales, políticas y territoriales.
En relación a esto, El Honorable Congreso Nacional no ha sido tan honorable, ni íntegro, ni ha creado las soluciones que se necesitan. Se dice que no lo hacen porque no les conviene a sus intereses, ni al de sus partidos, entonces, sin una buena Ley de Presupuesto no se ve bien reflejado el trabajo del Congreso Nacional al servicio de Chile y de los chilenos, luego, mientras esto no cambie, la política nacional solo se apreciará como un nido de truhanes al que pedirle cosas buenas resulta inútil.
Ante tal realidad, la forma de penetrar al sistema político para mejorar la democracia y la Ley de Presupuesto es través de …
abechtold
Como complemento. La democracia está languideciendo porque adolece de un cáncer: el electoralismo.
En la búsqueda de que los voten, los políticos proponen cosas irresponsables que , con un poco de puesta en escena y apelando a casuistica conveniente, hacen que los electores voten por ellos. Una vez ahí, se constituyen en un grupo que crea leyes y demases para su conveniencia o para engrosar su ideología. Derechas e izquierdas hacen lo mismo. Pero el cáncer es el mismo: la búsqueda del voto.
Quizás, y solo quizás, un sistema de voto directo, pero con reglas ad-hoc, sea quien salve a la democracia.