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De temer, la Nueva Derecha en el mundo

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Ya no nos sorprende ver día a día surgir noticias que nos señalan que la derecha va tomando más poder político en el mundo. A través de sus propios medios de comunicación nos van sembrando la idea que crecen como conglomerado. Si a ello agregamos una izquierda dormida, ensimismada y dividida nos hace golpear con una realidad que ya nos azota con muestras claras de populismo y nacionalismo. En Estados Unidos lo lograron con Trump, en Francia se instalaron con Le Pen, en Alemania la derecha se endurece y posiciona como segunda fuerza política, en un plano más cercano tenemos al nefasto Macri en Argentina, golpes de estado blancos en Ecuador y Brasil, Duque en Colombia, Piñera en Chile y se instala, al menos como referente, un extremo derechista como Bolsonaro en Brasil, que incluso siembra la ridícula duda de si el nazismo es de izquierda o derecha.
Por esto, la “nueva derecha” es de temer, porque viene de años desinformándonos, educándonos mal, haciéndonos creer que el “tener” está por sobre el “ser”. Nos atonta para luego noquearnos y, el problema mayor, es que cada vez bajamos más la guardia y caemos en su populismo barato con frases de agencias de marketing, como “tiempos mejores” o “make America great again”.
Esto no ocurre de un día para otro, ni en los países en forma individual, esto es una especie de “asociación ilícita mundial”, la Nueva Derecha luego de apostar al globalismo, con el beneplácito de la izquierda, a ese libre comercio aterrador y a ver la migración como aceptable y necesaria en lo global para el funcionamiento correcto del neoliberalismo, ahora pasa por medio del populismo a un fortalecimiento del nacionalismo, a una protección económica para el empresariado para generar inversión en directo beneficio de los nacionales dicen.
La geopolítica mundial ha variado y surge ese nacionalismo perverso que lleva a esta “nueva derecha” a usar el discurso que la masa cree querer escuchar. Frases como “el trabajo para los nuestros”, “los inmigrantes nos roban el trabajo”, lo que no sólo es discriminatorio para la inmigración sino que bajo cuerda acarrean bajas impositivas a los más ricos con el falaz discurso de que eso aumentará la inversión y por ende habrá más trabajo para los connacionales. He ahí la trampa, al final le das los votos; antes usaron las armas y a los militares; se visten de demócratas y gobiernan para el poder económico y financiero del país dictando normas que les asegura la continuidad en la dirección y control monetario.
Estamos enfrentados al fin de la globalización, le dan el nombre de guerra comercial, pero lo cierto que un país quebrado como Estados Unidos, pero con la población más consumidora del planeta, está cambiando las reglas del juego, llamando a negociar a cada país en forma individual y la China emergente hace lo mismo. Ingleses salieron de la Unión Europea para seguir esa senda y tratar de estar un paso adelante en este retroceso y crisis que viene. La derecha francesa se aferra a lograr su propio brexit, italianos van por lo mismo y cerrando fronteras, quedando como bandera de lucha una España que lentamente se está recuperando pero con un conflicto interno duro, quizás el mejor posicionado y recuperándose a buen ritmo es Portugal.
El panorama es desolador, no puedo divisar movimientos y/o líderes de izquierda suficientemente autónomos en recursos para poder aglutinar fuerzas que combatan el populismo en los tiempos de crisis, las regulaciones para los inmigrantes se endurecerán en gran parte del mundo.
Lo que nos da esperanza son países como los nórdicos, quizás una Alemania que quede bien parada con la lucha interna y ante la UE, y Mexico, Canada por y Nueva Zelanda por sus liderazgos actuales.

La “nueva derecha” es de temer, porque viene de años desinformándonos, educándonos mal, haciéndonos creer que el “tener” está por sobre el “ser”. Nos atonta para luego noquearnos

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Gabriel Arriagada

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Pablo Correa

Tu columna se encuentra llena de contradicciones: efectivamente la derecha y la izquierda conversa al neoliberalismo, apostaron por la globalización como la panacea del siglo XXI pero con ello lo único que lograron fue ampliar la brecha entre ricos y pobres. Para colmo, buena parte del progresismo (por no decir todo) se olvidó de sus propias bases y se creyeron el canto de sirena de que la inmigración era buena y ahora pagamos las consecuencias: escasez de empleo por sobreabundancia de mano de obra barata; alzas en los precios de las viviendas debido a la altísima demanda y salarios de miseria con largas jornadas de trabajo. Desde ese punto de vista, no hay fuerza política que represente al ciudadano común pues si votas a la derecha para frenar estos males (algo que no sucede como quisiéramos) te tienes que bancar todo el discurso fascista que viene con ello y si votas a la izquierda, encuentras un discurso progresista vacío junto a políticas económicas tan neoliberales como cualquier partido conservador. Por otra parte, depositas tus esperanzas en países nórdicos olvidándote que en Suecia la derecha arrasó con el gobierno socialdemócrata y en México, a quienes denominas como «líder», olvidándote de la tremenda corrupción interna, de los asesinatos de periodistas y de un sinfín de problemas que hacen que Chile parezca la Suiza de Sudamérica

Ricardo

Es la izquierda la que se dejó capturar por el pseudo progresismo de clase alta ,y abandonó a la gente normal y modesta; p. ej.el feminismo (machacante y omnipotente en la academia y los medios ) está aumentando la desigualdad general (cf. Osvaldo Larrañaga, “Distribucion de ingresos en Chile, 1958-2001”) al provocar reemplazo de varones de clase baja , en puestos laborales calificados, por mujeres de clases altas (que gozarían de legitimidad social sin necesidad abdoluta del trabajo formal, a diferencia de los primeros); y lo mismo inmigracion : según J. Gabriel Palma , economista progresista, ella está provocando un retroceso de 10 años en el proceso de incremento salarial (revista USACH agosto 2018); y todo ello es invisibilizado y/ o censurado en la academia y medios .

Javi-Al

Pienso que hay algo de desazón en el artículo y quizás en las convicciones personales, pero no es la derecha, lo que ha pasado es que uno de los edificios ideológicos en materia económica-social cayó, se derrumbó, y se fragmentó, en parte por la irresponsabilidad y mesianismo que aún demuestran líderes como Maduro, o planes económicos inviables, destructuctores de las economías, con ello lo que pudo ser una alternativa de desarrollo, quizás más humanista, o al menos con una mayor control de las fuerzas que luchan por la presa, perdió sus bases, bases que han sido tomada rapidamente por el anarquismo, una tercera fuerza que siempre estuvo al acecho, hoy el discurso de la izquierda no es su propio discurso, no es su idea de mundo, es el discurso antisistémico de destrucción que parte con la destrucción de la familia y sigue con la lucha entre los sexos, algo lejos, muy lejos del antiguo pensamiento de izquierdas.

solopol

solopol

Antiguamente la gente de izquierda era poca, izquierdistas eran los progresistas, los revolucionarios, los filósofos, los que traian nuevas ideas, actualmente todo el mundo es de izquierda. Porque es una moda, tal como cierto tipo de ropa, por lo mismo los jóvenes muchas veces adhieren a las posturas como parte de una imagen que adoptan para el resto, y una de sus actitudes favoritas es tratar de facho a medio mundo, incluso a gente que cuando abre la boca demuestra ser mil veces más de izquierda que ellos. Hoy ser de izquierda no es relevante, es a granel, una postura por defecto que además no se nota en las posturas o en los pensamientos, sino en la imagen. Se es de izquierda por facha, un tipo con cierta vestimenta es calificado como izquierda solo por su forma de vestir, de hablar, un tipo de corbata y maletin es automaticamente considerado de derecha aunque vote por el partido humanista. La pertenencia política hoy en día es un asunto de modas, de superficies más que de fondo, yo he visto como mucha gente valiosa ve aplacada su voz en medio de la multitud, en medio de un discurso uniforme. Ya no somos unicos, no existe la originalidad sino que estamos hechos en serie y todos los izquierdistas piensan igual, todos los derechistas piensan igual, y eso me parece más relevante que el peligro de la derecha. Porque estamos pensando en bloque, como masa, no tenemos opiniones personales sino que estamos cada dia mas borreguitos. Saludos

Jorge

Interesante

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Gabriel Arriagada

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