En una clara referencia a este motín, uno de los orígenes de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, surgía hace unos meses el denominado “Tea Party”, un movimiento ciudadano fuertemente conservador configurado por centenares de asociaciones, que ha sorprendido por su fuerza, por su capacidad movilizadora y que ha agitado la política norteamericana, ganando terreno en el panorama electoral. El Tea Party ha sabido captar el interés de muchos ciudadanos, canalizando el descontento con la Administración del presidente Obama, en contra de los impuestos y de la intervención del gobierno federal en las políticas de cada estado y en la vida pública y privada que consideran excesiva e invasiva.
Frente a ellos, aparecía una nueva alternativa de base progresista: el Coffee Party. En Facebook, Annabel Parker (una anónima cineasta que vive a las afueras de Washington) impulsaba una respuesta colectiva a los ataques constantes del Tea Party. A finales de enero, propuso promover la idea de contestar con un Coffe Party que se materializó días más tarde con la aparición de la página web http://www.coffeepartyusa.com/ en la que podía leerse esta frase: “Despierta y reacciona”.
El auge de los movimientos ciudadanos
No es Estados Unidos el único país donde proliferan estos movimientos extra-partidarios, sino que en todo el mundo, y es una constante, las comunicaciones online están consiguiendo el auge de movimientos políticos ciudadanos que eran impensables hace unos años. En Italia, Popolo Viola, un movimiento nacido en Internet, demostraba en diciembre de 2009 su poder de convocatoria al reunir a unas 500 mil personas (otras fuentes han hablado de la participación de cerca de 2 millones) en Roma contra el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en la celebración del No B. Day (Día del no a Berlusconi).
Cultura digital y activismo social
Independientemente, y también al mismo tiempo que se desarrollan estos movimientos, se producen múltiples campañas a través de las redes sociales, especialmente Facebook, que permiten que multitud de ciudadanos, sin ser de ningún partido político, participen activamente en diversas iniciativas políticas en on y off line.
La cultura digital es una ola de regeneración social (de ahí su fuerza política) que conecta con movimientos muy de fondo en nuestra sociedad: placer por el conocimiento compartido y por la creación de contenidos; alergia al adoctrinamiento ideológico; rechazo a la verticalidad organizativa; fórmulas más abiertas y puntuales para la colaboración; nuevos códigos relacionales y de socialización de intereses; reconocimiento a los liderazgos que crean valor; sensibilidad por los temas más cotidianos y personales; visión global de la realidad local y creatividad permanente como motor de la innovación. Hay esperanza de nuevos liderazgos. Pero en la Red sólo se reconoce la autoridad, no la jerarquía. Mejor las causas que los dogmas.
Ciudadanía política en red
Así, en la red y en los movimientos políticos ciudadanos que han nacido en ella, estas personas no actúan como activistas políticos de partidos, o como militantes, sino que la gran mayoría actúan políticamente de motu propio en asuntos que les interesan.
No son movimientos estructurados, ni jerarquizados, sino que aparecen por iniciativa de algún ciudadano anónimo y, dependiendo del tema, del contexto, de la actualidad de la iniciativa propuesta, de su creatividad y atractivo… tendrá más y más apoyos en Internet. El aumento de estos apoyos y de la difusión de ese mensaje es lo que permite que aparezca en los medios de comunicación tradicionales, lo que consigue que esos movimientos autónomos y anónimos lleguen a mucha gente, retroalimentando exponencialmente la repercusión de sus actos y la adhesión de nuevos los miembros a sus acciones y actividades políticas. En realidad, los movimientos políticos en la red triunfan por su simplicidad y porque aparecen desde la ciudadanía y no desde las organizaciones políticas. Representan un soplo de aire fresco por su naturaleza antiautoritaria, irreverente, horizontal y por la facilidad que Internet ofrece para ser activo políticamente, a menudo sin moverse de casa.
Nuevos escenarios para la política del futuro
Estos movimientos políticos ciudadanos están formados por personas comprometidas, cada vez con mayor fuerza en la sociedad, y los partidos deben tenerlos presentes por la multitud de gente a la que arrastran. Las organizaciones partidistas se ven movidas en un primer momento a negar su existencia o a minimizarla, pero representa una tendencia que marcará la política del futuro y que cuenta con una gran aceptación y participación. Son movimientos cuyo objetivo es destacar una preocupación ciudadana, una queja… el descontento compartido, haciéndose oír y presionando así a los partidos políticos y a las administraciones a través de la difusión en la red de eslóganes, textos, mensajes, vídeos o imágenes y generando llamamientos para realizar actividades en la calle, de manera que se capte la atención de los medios de comunicación.
Un hito sin precedentes
La aparición de estos movimientos sociales no es algo casual. En una época caracterizada por el individualismo, la despolitización, el desgaste de la política, el desprestigio de los partidos (englobado todo ello en un sentimiento de desafección y espíritu crítico), son los propios ciudadanos los que se dan cuenta que pueden actuar políticamente por sí mismos gracias, sobre todo, al poder de la comunicación intensiva e inmediata de la red.
Nuevos paradigmas en la Sociedad Red
La red nos lleva hacia un nuevo paradigma: cada uno de nosotros es un nodo de identidad (política, intereses, culturas, actividades y activismo, etc.). Es cuando nuestras opiniones políticas se suman a las de otras muchas personas cuando se genera una comunidad que, con la suficiente fuerza y difusión, puede llegar a ser un verdadero movimiento político con capacidad de presionar, modificar y/o influenciar a los actuales partidos políticos.
Estos movimientos ciudadanos, de naturaleza política y estructura en red y autónoma, organizados fundamentalmente alrededor de las redes sociales y las plataformas digitales, no aspiran a sustituir a los partidos políticos, pero sí a condicionar sus “tempos”, sus estrategias e -incluso- a sus candidatos.
Nueva política: libre, autónoma, activa, comprometida
Mientras las fuerzas políticas tienen cada vez más dificultades para movilizar y ampliar sus bases militantes, estos movimientos ofrecen un enganche político más libre, más autónomo, formado por bases de ciudadanos comprometidos. No quieren ser militantes, quieren ser activistas, de causas y de temas específicos.
Los activistas de estos nuevos movimientos (políticos) ciudadanos ya no esperan, pasan a la acción.
Antoni Gutiérrez-Rubí. Asesor de comunicación
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Foto: All for freedom – ervega
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