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De las alcaldías a la presidencia: el salto político en la era digital

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Si hay algo interesante de analizar sobre las candidaturas a las alcaldías, es cuánto del capital discursivo y de gestión ponen en la mesa las candidatas y candidatos cuando se aproximan elecciones. En este caso, las candidaturas a alcaldías, es un primer parámetro importante para analizar los liderazgos políticos que se posicionan o dan el salto desde los municipios al gobierno, y considerando que la legislación vigente, lo permite por omisión.

Mientras el electorado comienza a cambiar de generación, los perfiles políticos que comienzan a tomar mayor fuerza son aquellos que saben utilizar sus personalidades para polemizar, potenciar o acrecentar su fuerza como candidatos por medio del escenario municipal y, por consiguiente, se vuelven actores relevantes no solo en sus territorios, si no a nivel nacional por un clip de Tik Tok, Instagram o Twitter. Estos elementos, los esgrimen como potenciales candidatos presidenciales, tal como ocurrió en las últimas elecciones del año 2021.

Sin ir más lejos, podemos hablar sobre Daniel Jadue, Joaquín Lavín o Evelyn Matthei, como figuras que sobresalieron de manera notoria en sus municipios, y que, hicieron el circuito para ser candidatos presidenciales. A modo de ejemplo, Jadue fue precandidato presidencial, manteniendo su cargo como alcalde. Si hubiera sido elegido candidato oficial, bastaba un permiso sin goce de sueldo por el periodo de campaña hasta los resultados y decidir – con total libertad- de acuerdo con ello, si seguir o no como el edil de Recoleta. La cuestión central es, ¿los municipios son la mejor muestra de capacidades para la opinión pública? O bien, ¿es sólo el “boom” mediático que ciertos perfiles pueden otorgarle a una eventual candidatura electoral?,

Volviendo a aquellos rasgos que posicionan a ciertos candidatos como potenciales presidenciables, existen varios que se deben mirar con atención para futuras candidaturas que puedan salir independientes -como se explica anteriormente- del resultado a finales de octubre. En este caso, me quiero centrar en tres cuestiones importantes: carisma, capacidad discursiva y de abordar temas no sólo del municipio, si no también nacionales y, por último, su imagen viralizada en redes sociales.

En Viña del Mar, la reelección de Macarena Ripamonti enfrenta a un rival bastante polémico: Iván Poduje. Con una trayectoria marcada por su apoyo a diversas candidaturas presidenciales y su participación en el gobierno de Sebastián Piñera, Poduje ingresa a la arena municipal y deja de lado su hasta ahora pasatiempo, de columnista político. Su estilo de candidato independiente, centrado en la acción y la experiencia, y su énfasis en problemas locales lo posicionan como un candidato con una propuesta definida de acción.

Existen elementos interesantes de analizar. El primero, sin dudas, es el carisma confrontacional que propone el candidato. Mediante una retórica centrada en la acción y la experiencia, asume los problemas de Viña del Mar, poniendo especial énfasis en los temas que él maneja. En segundo lugar, se presenta con la carta de independiente en su incursión al municipio, pese a ser respaldado por los partidos de oposición, entregando una opción viable a los electores que desean un liderazgo decidido para la comuna y que no comparte las preferencias políticas de la actual administración.

En principio, no hay otro candidato cuya estrategia sea tan seguida por tantos medios de comunicación como la de Iván Poduje. Esto puede deberse a los apoyos políticos que posee, pero no se deben restar méritos a las formas asertivas de polemizar que ha utilizado. El candidato se muestra con total seguridad en debates, entrevistas y en las opiniones que ha compartido, viralizándose cada clip, cada tuit u opinión que tenga en algún medio de comunicación.

Si bien estos elementos no lo dan como el candidato favorito en Viña del Mar, su prestancia, sin lugar a dudas, lo posiciona como un candidato viable en una eventual primaria presidencial de la oposición o como el aspirante de los partidos que orbitan en el centro político, donde no existen potenciales candidatos (salvo la poco sostenida auto proclamación de Ximena Rincón), como si lo tiene Chile Vamos y la candidatura de Evelyn Matthei, que en mi opinión, está casi cerrada como la única en carrera para la oposición.

En Maipú, la reelección de Tomás Vodanovic parece asegurada, no solo por la debilidad de sus contrincantes y el peso que tiene una reelección municipal, sino principalmente por su carisma, su gestión al frente de la municipalidad y su hábil posicionamiento político. El tamaño de la comuna y su historial de problemas financieros bajo la administración anterior han puesto un foco especial en su gestión, lo que le ha permitido ganar una amplia visibilidad mediática.

¿Los municipios son la mejor muestra de capacidades para la opinión pública? O bien, ¿es sólo el “boom” mediático que ciertos perfiles pueden otorgarle a una eventual candidatura electoral?

Desde el mes de agosto, la figura del Vodanovic ha comenzado a aparecer en las preferencias espontáneas como opción presidencial según el último informe de Plaza Pública de la encuestadora CADEM, compartiendo preferencias con rostros de gobierno, excandidatos presidenciales y la inamovible figura de Evelyn Matthei, información no menor a tener en consideración.

A pesar de su alineamiento con el gobierno, Vodanovic ha demostrado capacidad de crítica, lo que le ha granjeado el apoyo de diversos sectores. Su popularidad lo ha posicionado como una figura relevante a nivel nacional y estas elecciones podrían consolidar su proyección presidencial, elemento no muy alejado de las pretensiones de La Moneda y también del Frente Amplio.

No es menor su popularidad en rangos etarios jóvenes. La imagen del candidato se ha viralizado incansablemente en redes sociales, no es difícil encontrar videos de él en internet, desde declaraciones acertadas en medios de comunicación, hasta su vida privada como deportista. La popularidad crece, y las opciones también. El voto joven, aquel que definió la candidatura de Gabriel Boric y lo esgrimió como presidente de la República, es el caballito de batalla del candidato Vodanovic.

A la vista se encuentra el caso de la carrera presidencial que optó llevar Matthei, relegando su sillón municipal en la comuna, y posicionándose en el debate nacional como la candidata más popular y única de la oposición. Es símbolo de lo que trata esta columna, ya que agrupa en su carisma, su abordaje al debate nacional, su labor como alcaldesa y su popularidad, los elementos idóneos para ser la carta con mayores chances y con mayores expectativas para su sector político.

El camino parece estar allanado para las futuras candidaturas municipales que son potenciales candidatos presidenciales, y que son dignas de analizar en momentos donde las elecciones de octubre son el puntapié inicial para la elección del próximo gobierno. Vemos como la plataforma municipal cada vez toma mayor protagonismo en la carrera presidencial, elementos como la capacidad de gestionar, la cercanía en la calle, de acción política y la vitrina municipal, serán antecedentes de peso que puedan tener los electores a la hora de decidir su voto.

Aunque falta mucho por tejer, cuando los perfiles comienzan a resaltar en la arena política, nunca se debe subestimar, elementos como el carisma, la confrontación, la popularidad espontánea, que, por medio de la viralización virtual, puede que comiencen a condicionar el voto obligatorio en las próximas elecciones municipales y, por consiguiente, las presidenciales en el país.

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