La política es cosa pública.
Es el lugar donde todos nos encontramos para determinar cómo queremos vivir, qué sentido le daremos a nuestra nación. Para dónde vamos, qué queremos lograr.
Hacemos política cuando participamos en la vida de nuestro país.
Y se hace de frente, sin esconderse.
En una democracia representativa, como la nuestra, participamos a través de representantes ELEGIDOS por votación, libre, secreta e informada.
Y los elegimos “representantes” para que, en un foro público, al que los ciudadanos pueden asistir – actualmente también verlo por TV – se debata y se tomen las decisiones que nos influirán a todos.
Sin embargo, fuimos sorprendidos por un “acuerdo” sobre reforma tributaria, que se llevó a cabo en la casa de un particular, sin que la ciudadanía pudiera ser testigo, menos participar.
No sabemos quién nos representaba en ese “acuerdo”, si es que había algún parlamentario electo.
Nos enteramos después que algunos partidos de la coalición gobernante ni siquiera estaban informados del “acuerdo de todos los sectores”
Muchos senadores aparecieron en los medios de comunicación diciendo: “Hay que estudiar bien el acuerdo antes de opinar”. Pero ya el acuerdo estaba cerrado. Era ya un pacto. Y lo senadores no lo conocían.
No recuperamos nuestra democracia para que las decisiones las tome el presidente de la Asociación de Bancos junto a algunos lobbystas.
No sirve una democracia donde los “representantes” olvidan a quienes los eligieron para servir, sí: servir como vasallos a los intereses de quienes tienen más poder.
No sirve una democracia donde los “representantes” olvidan a quienes los eligieron para servir, sí: servir como vasallos a los intereses de quienes tienen más poder.
Le dieron un golpe, así mismo, como un golpe de estado, al Senado.
En el salón de la casa de Fontaine aplastaron a un poder del Estado.
(Muchas veces se ha dicho que Chile necesita un congreso unicameral, este golpe al senado me convence que sería lo más adecuado).
Este acuerdo sobre la reforma tributaria es espurio, es la negación de la política, de la ciudadanía y de la democracia. Este acuerdo es violencia, ilegítima y dolorosa, como es siempre la violencia.
Esta columna fue publicada originalmente en El Pilín
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jose-luis-silva
No se trata de despreciar los acuerdos. Recordemos que hace mas de 40 años el rechazo permanente a los acuerdos culminó con una petición ciudadana para un pronunciamiento militar. Si hubiesen habido acuerdos, aunque sea en una casa particular, eso no habría sucedido. El problema no es que haya acuerdos.
El tema es que el gobierno, teniendo mayoría parlamentaria para aprobar una reforma que empezaba a confirmar los peores vaticinios, buscó un acuerdo para hacer cómplice de este desastre a la oposición, no hay otra explicación. Nadie pensará en el lucro en la educación ni el fin al copago el dia que se quede sin pega y el costo de vida se haga imposible. La oposición jamás debió sumarse a este desesperado acuerdo de algo tan desastroso para el país.
Saludos
Claudio Antino
Hay cada personaje patético haciendo columnas, Te tomaste la molestia de leer el acuerdo?? te diste cuenta que el impuesto ahora se fijó en casi un 45% final, te parece malo eso??. La verdad que si, es muy malo para el país y para la economía tener una tasa superior al promedio ocde, sin ingresos ocde, sin mentalidad ocde y sin desaroollo ocde.
Pero no en tu ignorancia piensas que este es un mal acuerdo y que las tasas deberían ser aún mas altas por favor…..
Gabriela235
¿¿Te diste la molestia de leer la columna??
No se critica el fondo del acuerdo, si es bueno o es malo el acuerdo no es tema de esta columna.
Gabriela235
Lo único que deja claro este «acuerdo» es que en definitiva no se tenían los votos para promulgar la reforma tributaria en los términos plantados.
Y es lo que lleva al desencanto y la apatía, ¿para qué me esfuerzo en votar y sumar número, si finalmente más les interesa lo que diga el contrario que lo que dijeron todos los que votaron por ellos?
pato-pino
Muy bueno el artículo y estoy de acuerdo que con una cámara basta y sobra….pero primero la Asamblea Constituyente. Esta constitución está hecha por los poderosos y/o sus sirvientes, bueno para «servirse de ella» en beneficio de sus intereses.
Catalina
Con el debido respeto: en este país ya no basta con votar ni escribir columnas de opinión. Ahora, hay que salir a golpear la calle.