¿Hasta cuándo el gobierno administra sus dificultades respecto de la agenda legislativa? Que los presidentes de las Cámara de Diputados, Iván Flores, y del Senado, Jaime Quintana (más varias y varios congresistas de oposición), no asistieran al almuerzo organizado desde el gobierno, en honor al polémico y cuestionado Jair Bolsonaro (Presidente brasileño), puede entendérsela como una excusa más para indicarle otra vez al Presidente, ¡organicemos la agenda legislativa en un marco de mayores equilibrios (pensiones, tributaria y otras)!
Este gobierno, como cualquier otro, no puede olvidar que opera sobre una forma presidencialista, que aunque tenga el ejecutivo una significativa cuota de maniobra para co–legislar, la misma se desdibuja cuando en el Congreso no tiene mayoría política propia. Mucha tinta se ha usado caracterizando la debilidad de la oposición para organizar un proyecto político amplio como plataforma de gestión e identidad para el país, teniéndose razón en ello. Siendo plausible tal condición, no ha impedido que la misma obstaculice la agenda legislativa gubernamental; indicador de ello, fue cuando el Presidente Piñera trató de anti-patriotas a los congresistas que se opusieron, por razones fundadas indicarán, a iniciativas de ley del ejecutivo. Tal cuestión, permite una aproximación a un gobierno dividido, hecho, que podría profundizarse con la polarización que gestiona desde el discurso y el ‘hacer’ el propio gobierno y coalición, sin perjuicio de la últimas declaraciones.En estos tiempos, las mayorías electorales circunstanciales que obtienen las fuerzas políticas, tienden a desdibujarse con el tiempo y el dinamismo territorial, pudiéndose indicar que son espejismos sobre las cuales operarían
En esa perspectiva, la idea de gobernar por decreto, permite caracterizar las acciones gubernamentales piñeristas con densidad democrática acotada (sin deliberación congresal). En estos tiempos, las mayorías electorales circunstanciales que obtienen las fuerzas políticas, tienden a desdibujarse con el tiempo y el dinamismo territorial, pudiéndose indicar que son espejismos sobre las cuales operarían. Así, no sería correcto indicar, desde el gobierno, que dado su éxito electoral en la última elección presidencial, estaría habilitado para gestionar sin contrapesos sus proyectos, esto es, ‘la ciudadanía nos entregó un mandato significativo’, por lo tanto, no la defraudaremos, endosándoles a la oposición la responsabilidad de su no avance legislativo en materias significativas.
Lo anterior, que es de manual, en cuanto acción política, entre otras consideraciones, ha permitido igualmente que desde la desarticulada oposición sin proyecto político, posicionar regularmente el algoritmo bacheletiano en el centro de alguna encuesta y discusión[1]. En ese marco, resulta misterioso por qué el Presidente, no despeja de un plumazo pragmático la sangría demócrata/cristiana, a propósito de la permanencia del subsecretario de Redes Asistenciales, Luis Castillo, o bien del mismo Ministro Santelices que al parecer tendría conflicto de interés con su proyecto Hospital Digital, fuera de sus ‘Santelizadas’ (aumento del VIH por la población migrante, gestión del protocolo de aborto en tres causales y otras). También, es misterioso y preocupante observar, porqué el gobierno y coalición polarizan su relación con la oposición, cuando indefectiblemente deben buscar plataformas que le permitan avanzar en su agenda legislativa (parece que el domingo 24 de marzo se persuadió, formalizando por TV, la invitación a conversar a los diferentes partidos políticos de oposición).
Gracias al Presidente Bolsonaro y PROSUR (los ex cancilleres criticando la iniciativa por no ser de Estado), el gobierno fue notificado de que no tiene oportunidades razonables en el Congreso para avanzar en su agenda, pero antes, la oposición ya se lo había indicado: a.- cuando el Frente Amplio y ex Nueva Mayoría lograron un acuerdo básico para la reforma tributaria (los 8 puntos), como también b.- a través del acuerdo para presidir la Cámara de Diputados, con una Democracia Cristiana empoderada a partir del magnicidio de Eduardo Frei Montalva. Por otra parte, el Senador Juan Manuel Ossandón ya le notificó su percepción sobre el proyecto de Control de Identidad, no siendo el único congresista que mira con sospecha esta acción de pirotecnia política que utiliza el Ministro del Interior, bien venido a menos producto del caso Catrillanca.
Pareciera que al presidente y coalición de gobierno le llegó marzo ¿o abril?, no sólo en la clave de la gestión funcional para continuar gobernando la Patria un periodo más, sino que por los tiempos políticos electorales que corren. Si este año no son capaces de abrochar sus proyectos emblemáticos, pueden hipotecar anticipadamente la pretensión de continuar (2020 elecciones de gobernadores regionales, alcaldes y concejales y 2021 las otras).
El camino es profundizar en democracia, implicando erradicar la idea de anti-patria proyectada en los demás, ya que de persistir, el anti-patriota termina siendo el gobierno y coalición por no hacer el trabajo de gobernar democráticamente, esto es, logrando acuerdos en el Congreso, más cuando operan en una forma presidencialista, sin mayoría congresal.
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