Una Constitución política nacida íntegramente en democracia, sería el hito histórico para poner fin a la larga transición que ha experimentado Chile. La transición no puede terminar cuando no se tiene claro el puerto de llegada. Vagamente, líderes de los principales movimientos sociales parecen decirnos en sus discursos el rumbo. Principalmente llaman a dejar la “democracia controlada” y dar paso a la “democracia plena”, como también garantizar derechos, entre otras iniciativas. El problema de redactar una Constitución, no es juntar un listado de buenas ideas, es darle un espíritu para reflejar la intención de la ley de mayor jerarquía en el país.
El ex candidato Alfredo Sfeir hablaba de un «preámbulo», para saber quiénes somos y hacia dónde queremos ir, “sin ese preámbulo no tenemos sociedad”, decía en reiteradas oportunidades. Lo anunciado por Bachelet no considera una instancia parecida a la propuesta por Sfeir, hasta el momento lo prometido son una serie de escuchas ciudadanas para hacer un compilado de demandas.
La pregunta que nace a meses de iniciar el proceso constituyente es ¿qué tipo de Constitución diseñaremos? No es lo mismo lo que queremos tener, a lo que debemos tener. Una ley marco debe reflejar la máxima evolución del pensamiento humano en los ámbitos de convivencia con sus semejantes y con el medio. Existe una serie de temas como la protección del medio ambiente, la igualdad de género, reconocerse como nación pluricultural, y la democracia, entre otros, que debemos reflejar en la Constitución, independientemente del deseo de la mayoría. La tarea pendiente es convencer a la ciudadanía para obtener una Constitución progresista. Sfeir decía al diario de la U de Chile en agosto del 2013: “Lo más importante es que el modelo ha sido entendido por la ciudadanía. Todos los procesos duran años, no es una cosa de días, y en un período de cuatro años tenemos que hacer esos cambios”.
Una de las lecciones aprendidas luego de conocerse el financiamiento irregular de campañas políticas, es que algunas ideas e intereses cuentan con una cantidad indeterminada de dinero para interponerse sobre otras. Cuando empiece el debate en las distintas instancias del proceso constituyente, podrían volver estos grupos de conservadores a desplegar sus medios para justamente conservar el espíritu de la Constitución vigente. Debemos tener presente los riesgos asociados al abrir el debate sin primero definir un relato para dejar claro la intencionalidad de cambiar la ley máxima.
Humildemente, reconociendo mi condición de ciudadano sin influencias, hago un llamado a los líderes del mundo progresista a definir un relato claro que refleje el espíritu de la nueva Constitución.
Humildemente, reconociendo mi condición de ciudadano sin influencias, hago un llamado a los líderes del mundo progresista a definir un relato claro que refleje el espíritu de la nueva Constitución. La ciudadanía no tiene experiencia en procesos constituyentes, gracias a la dictadura y a la democracia a medias de estos últimos 25 años, producto de eso muchos ni siquiera le han tomado el peso específico, por lo tanto es necesario mostrar donde estamos y hacia donde debemos ir. Con mucho trabajo es posible que tengamos una Constitución acorde con los nuevos tiempos, además de diseñada, aprobada y defendida por los ciudadanos. No obstante si asumimos ex ante que las ideas progresistas ya están absorbidas por los ciudadanos, las probabilidades de obtener el rechazo a la nueva Constitución y la consolidación de la Constitución actual, es alta.
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Lisandro Burgos
Esto ha nacido muerto. ¿Que por qué? Elemental, mi querido Watson. Porque parte de cero, como con orejeras de esas para caballos. No quiere mirar para ningún lado y en particular, no quiere mirar la actual constitución. Hay que ser muy de las %»?&· para proceder así. Con el devenir del país no se juega, y menos por una estupidez, en este caso, una estupidez demagógica. Los animales hacen lo mismo todos los días, tropiezan con sus mismos yerros indefinidamente porque no almacenan ni pueden transmitir lo aprendido. Aquí veo que se quiere hacer como los animales con tal de renunciar a todo lo escrito en la actual, porque claro, hacerlo sería un pecado. Quiere hacer como los energúmenos que planifican encerrados entre cuatro paredes y no toman en cuenta la vida real, teoréticamente. Hay una constitución y cualquiera sea el propósito para una nueva, tiene que partir de la actual, y de las demás para atrás. Eso hacen las personas serias o dignas de ser tomadas en serio.
Ceterum censeo, ¡que se vayan todos los actuales políticos!