#Política

Criticar al humorista. Matar al “mensajero”

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Aceptemos lo básico: En Chile existe una situación desigual contra la mujer. Son tantos los terrenos (sueldo, sensación de seguridad, derechos básicos, etc.) que se gastarían varios libros en describir y analizar en profundidad el fenómeno. Nadie lo duda, quizás Melnick, pero es algo por todos observable. Debemos cambiar tal situación.

Frente a los humoristas en Viña, ciertos columnistas han criticado chistes (o uno, si solo una parte de la rutina no fue de su agrado). Ello me parece superficial y, quizás, relacionado a lo poco acostumbrados que estamos frente al humor. Mis razones son las siguientes:

En primer lugar, pucha que cuesta entender que es humor. Si el patriarcado sigue es por políticas públicas desiguales, hechas por políticos machistas, elegidos por ciudadanos irresponsables, los cuales no recibieron ed. cívica y/o sexual de calidad. Responsabilizar, implícitamente, de eso a un humorista es querer matar al “presunto” mensajero (lo destaco porque el “humorista” es un tipo cualquiera, contratado por un canal privado y que no tiene ningún tipo de representatividad).  Piénselo. Soledad Alvear, al obstaculizar el proyecto de aborto terapéutico, realiza más daño que cualquier rutina. Pero mediáticamente es al revés. Increíble.

En segundo lugar, resulta interesante como se destaca solo «1» chiste de toda la rutina (en el caso de Camila Vallejo) y no se hace un análisis contextual, entendiendo que el tipo estuvo una hora y algo en el escenario. Bajo ese mismo canon, también debería criticarse que no se respetó, por ejemplo, la «presunción de inocencia» de Eliodoro Matte (aunque ni en “Morandé con Compañía” lo harían). Si vamos a aplicar un estándar político riguroso al humor (cosa que me parece absurda) deberíamos ser imparciales con todos los chistes, de todos los humoristas (una verdadera lata). Además, no seamos miradores en menos, también existen otros programas con espacios lúdicos. El rating-encuesta no lo es todo.

Piénselo. Soledad Alvear, al obstaculizar el proyecto de aborto terapéutico, realiza más daño que cualquier rutina. Pero mediáticamente es al revés. Increíble.

Finalmente, creo que estamos mostrando lo «provincianos» que somos con esto del humor. Cuando se suben al escenario, los tipos buscan hacer reir, no dictar leyes (eso es lo esencial). Y cada uno puede pifiar o aplaudir. Por ello mismo, atacar de “ignorante político” a un humorista no viene al caso (importante es cuando un político “ignora” sus convicciones socialistas por algunas del libre mercado). Y si bien el espacio cultural puede ser importante para conformar “subjetividades”, no olvidemos que lo transcendental es el plano legislativo y su juego democrático (no solo aplaudir sino también participar). Al fin y al cabo, estamos mirando el show de un festival musical (del cual me han gustado sus humoristas).

Aunque el mejor chiste fue de «El Mercurio».

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1 Comentario

anon psy

Muy de acuerdo con tus palabras, saludos