La mayoría de las catástrofes humanas se han producido por la sinrazón de la intolerancia que siempre, de principio a fin, se ha sustentado en la violencia y la corrupción. Como cuando los romanos saquearon Cártago dejándolo convertido en escombros; o cuando los invasores españoles destruyeron por completo las civilizaciones precolombinas azteca e inca; o cuando el absolutismo confesional de la Iglesia católica creó el sistema pervertido y criminal de la Inquisición; o cuando el terrorismo religioso derrumbó las Torres Gemelas; o cuando los nazis y fascistas decomisaron y quemaron los libros para después incendiar Europa entera; o cuando el totalitarismo estalinista asoló los sueños de un mundo mejor dejando una hojarasca de cuerpos asesinados; o cuando la barbarie pinochetista arrasó a sangre y fuego la democracia e instauró el terrorismo de Estado, en fin, en todos estos hechos, y la lista es interminable, siempre hubo, en medio del desastre, las personas que continuaron luchando contra la intolerancia y la corrupción, construyendo la futura democracia, la tolerancia y la probidad como promesas de cordura y racionalidad.
¿Pero qué sabemos de la dualidad entre tolerancia/democracia versus intolerancia/autoritarismo y corrupción?
Todos los estudios de antropología social sobre el funcionamiento de las sociedades y la interrelación de las personas es que éstas tienden a reunirse en grupos con identidad cultural propia, como es una lengua, una creencia religiosa, etc.; y que a partir de esa identidad cultural se auto valoran positivamente al mismo tiempo que tienden a catalogar como a un extraño al “otro” que entra en su espacio cultural. Siguiendo estos estudios de antropología social, la aceptación del “otro” dotado de un origen sociocultural distinto ─otra religión, idea política, estatus social, género y orientación sexual, etc.─, se produce por la superación de todo su bagaje sociocultural para recibirlo y tratarlo como un igual en su condición humana, independientemente de su «otro» marco sociocultural. A partir de esta constatación se acepta al “extraño” para después abordarlo y respetarlo en su total especificidad. En este sentido, la antropología social nos enseña que la tolerancia es una disciplina de la vida, es un saber; se aprende. No es innata al ser humano.Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG: s) y todos los medios de comunicación, en especial los alternativos, junto a las instituciones fiscalizadores del Estado democrático, son los verdaderos parámetros del pulso democrático. Unos y otros deben ser adictos a la tolerancia, la que posee el beneficio de la duda, porque ésta la salva de la intransigente intolerancia y de caer en la corrupción.
La intolerancia puede definirse, entonces, como una atrofia en el aprendizaje, y, por tanto, se fundamenta en la ignorancia. Es necesario subrayar que éste es el origen del racismo; no serlo es el aprendizaje necesario de la tolerancia para entender y aceptar al “otro” en su condición humana, por encima de cualquier otra categoría sociocultural.
Ahora bien, para que el comportamiento de construcción cultural y social de la tolerancia sea realidad se requiere, como condición esencial, la libertad política de un Estado democrático de derecho que garantice la pluralidad y la transparencia en el ordenamiento de una sociedad multicultural y anti corrupta. Esto implica, que la construcción de la tolerancia y la anticorrupción en el sistema democrático está en permanente evolución y es un aprendizaje a nivel mental y social siempre latente y construyéndose.
Este dinamismo intrínseco en la construcción de una sociedad tolerante, democrática y anti corrupta implica un esfuerzo permanente de todas las instancias del poder y de los grupos sociales para defender, en forma transparente, la circulación libre de las ideas políticas, creencias religiosas, formas de comunicación, condición y orientación sexual y de género, actividad económica, etc., capaz de neutralizar cualquier abuso de poder que pueda desencadenar la intolerancia y la corrupción.
Es, entonces, bajo el sistema autoritario donde la intolerancia y la corrupción tienen su campo de cultivo más fértil. En el totalitarismo no hay instituciones públicas ni sociales capaces de garantizar la fiscalización de los que ostentan el poder desde el Estado, secuestrado y supeditado a los estamentos autoritarios que reprimen cualquier indicio de crítica.
Lo contrario sucede en el sistema democrático. En éste se reconoce, como principio fundamental, que las ideas de los demás pueden estar en lo cierto, tanto como las nuestras, y que el ejercicio del poder democrático siempre puede tender a la corrupción. La tolerancia y la anticorrupción se hacen efectivas y eficaces porque el poder democrático cultiva tanto la pluralidad ideológica como la crítica (y autocrítica) permanente e indisoluble como el mejor antídoto contra la intolerancia y la corrupción. Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG: s) y todos los medios de comunicación, en especial los alternativos, junto a las instituciones fiscalizadores del Estado democrático, son los verdaderos parámetros del pulso democrático. Unos y otros deben ser adictos a la tolerancia, la que posee el beneficio de la duda, porque ésta la salva de la intransigente intolerancia y de caer en la corrupción.
Por último, si extrapolamos estos planteamientos al terreno de la política coyuntural y electoral, podremos ver más claramente las fuerzas políticas que practican la tolerancia y, por eso, las más demócratas y que mejor pueden tener control sobre la corrupción fiscalizando el poder ininterrumpidamente, versus las fuerzas políticas que practican la intolerancia y, por lo tanto, las más autoritarias y capacitadas para abonar la corrupción sistémica.
Conclusión: para minimizar y evitar nuevas catástrofes humanas, la opción política es tan sencilla como diáfana.
Comentarios
07 de mayo
Estimado Jaime, lo que Ud. señala es parte del reducionismo científico en que caen las ciencias sociales, una situación válida para las ciencias exactas pero no en el caso de los comportamientos humanos, lo anterior ha posicionado formas de pensar que tienden por la fuerza, la ley o el manejo mediático a homogeneizarnos, en parte porque no se comprende que los intereses reales de las personas entran inevitablemente en conflicto, la supuesta tolerancia de algunos, es en realidad intolerancia respecto a otros, los supuestos derechos de otros son en realidad abusos para su contraparte, en fin, estimo que el problema radica en que no se entiende en nada lo complejo de la madeja, quizás faltan nuevas metodologías, nuevas formas de abordar las ciencias sociales y, no copiar el método científico porque no se da el ancho.
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08 de mayo
Muy bueno y breve análisis de la política de tolerancia y rechazo del autoritarismo. Es interesante el enfoque desde el punto de vista de la probidad, pues en general se ven como cosas distintas, A pesar de que la Ética como disciplina no está de moda, yo creo que es la ciencia del futuro de la humanidad si logramos superar el capitalismo que colocó al lucro en el trono del conocimiento y subordinó la política, la filosofía y la economía a ese disvalor.
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08 de mayo
Democracia y tolerancia; totalitarismo e intolerancia…
Democracia versus totalitarismo…
¿Cuál democracia y el totalitarismo de quién?
Hoy la idea que existe sobre democracia ha sido impuesta, operada y preservada por el totalitarismo político. Eso es lo que nos rige. Una barrera insoslayable. Sólo lleva personas populares al poder empujadas por personas impopulares. Si vemos los hechos, todos llegaron a aprovecharse del sistema. Ninguno cambió la usura económica. Ninguno creó un Presupuesto Nacional aprobado por la ciudadanía. Ninguno ha tenido un Programa de Gobierno que implementará visiones organizacionales que mejoren los índices de desempeño…
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09 de mayo
Apunto a que los cuatro elementos, democracia, tolerancia y sus antítesis, sobre las que se termina concluyendo algo respecto a qué elegir -cuando se raya un voto imagino- están presentes en todos los ciudadanos y en todas las formas de representación institucional.
El ejemplo clásico, la obligatoriedad ante un fenómeno. ¿Cómo se comporta el Estado y a qué reducto es acorralado el ciudadano?
Si no pagas una multa, el IVA, las cotizaciones o contribuciones, comienza un largo camino al infierno operacional estatal que termina en que tú pagas y lo haces con multas e intereses, si no lo hiciste a tiempo. De la forma que sea, tú, pagarás.
El Estado, si tiene que pagar licencias, no paga simplemente. Tiene a miles de ciudadanos sin recibir una obligatoriedad que les debe ser pagada y no se les ha pagado, y eso en algunos casos por meses. ¿Vieron el caso del aquella persona que hace dos días sólo toma aguas de té como alimento diario?
He ahí a la democracia, siendo totalitarista, abusiva y «corrupta». Y ha sido la democracia comunista, socialista, derechista, izquierdista, todas. Estaban todos.
Luego, para no entrar en detalles, concluyo que se deben adoptar formas de totalitarismo colectivo. Este asunto de la democracia se fue a las pailas. Hay una tropa de zánganos que se lleva un quinto del Presupuesto Nacional y no está dispuesto a compartirlo con aquellos que no tienen sueldo y que incluso pasan otras cosas, además de hambre.
¿Quieres defender a la democracia?
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