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Control de identidad preventivo: naturalizando el temor

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Durante los últimos meses, en el marco de la discusión de la llamada «agenda corta antidelincuencia», no han sido pocos quienes se han manifestado en rechazo a la indicación que consagra el control de identidad preventivo, el cual faculta a los funcionarios policiales a solicitar que una persona se identifique sin necesidad de que concurra algún indicio que justifique dicho control, bajo el pretexto de verificar si cuenta o no con alguna orden de detención pendiente. Sobran columnas y entrevistas que explican por qué este control es discriminador y arbitrario, en contraste a la opinión de algunos parlamentarios que han enarbolado el populismo penal como respuesta al problema de la delincuencia.

Ha sido este populismo penal resultado de años de una hegemonía en la reacción política a los índices delictuales. Cada vez que la seguridad ciudadana está en la palestra se discute una «agenda corta» en la cual, por un lado, se busca aumentar penas a determinados delitos y por otro se restringen libertades individuales.

Es esta lógica la que nos ha llevado a que hoy se vea con bastante naturalidad que una persona pueda ser objeto de intervención en todo momento por parte de efectivos policiales. Es decir, hemos naturalizado el temor a la coacción policial al punto de que parece normal que uno pueda ser controlado a pesar de no cometer ilícito alguno. Lo que en otras latitudes sería impensado en Chile es cada vez visto con mayor normalidad.

Junto a ello, en nuestro país hemos reducido los deberes de cada ciudadano al absurdo de tener que llevar el carnet a todo lugar, so pena de una intervención mayor a falta de éste. Así, la justificación para tener que ceder ante la invasión de espacios de libertad individual, pese a no haber cometido delito alguno, es el volver normal el temor a una posible intervención policial en cualquier momento, pudiendo ser mayor si uno no logra individualizarse.

Es esta lógica la que nos ha llevado a que hoy se vea con bastante naturalidad que una persona pueda ser objeto de intervención en todo momento por parte de efectivos policiales. Es decir, hemos naturalizado el temor a la coacción policial al punto de que parece normal que uno pueda ser controlado a pesar de no cometer ilícito alguno.

Si con la actual legislación se realizan casi dos millones de controles de identidad al año, es evidente que el control preventivo aumentará dicha cifra. Sin embargo, como es de esperarse, los resultados no serán sustancialmente distintos y los índices de victimización no bajarán. Con ello en un tiempo más, siguiendo la misma respuesta hegemónica de mayor coacción, se hablará de cómo seguir ampliando aún más la facultad de intervención policial en desmedro de derechos individuales.

Finalmente, hoy la discusión se ha centrado en el control de identidad preventivo. Mientras no cambiemos el foco de la discusión pasando del cortoplacismo del populismo penal a una verdadera política a largo plazo, una «agenda larga» que se centre en una mejor gestión en lugar de simples parches, seguiremos en el círculo que hoy nos tiene discutiendo sobre esta indicación, pero el día de mañana será una nueva medida en la misma dirección, igual o más gravosa e igualmente ineficaz. La preocupación por la delincuencia y la victimización es un problema del que todos debemos hacernos cargo, pero ahondando en la misma lógica que ha demostrado dar una respuesta ineficiente no conseguiremos cambios sustanciales en esta materia.

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5 Comentarios

Servallas

Estimado estudiante, no sé si este pensamiento es suyo, de su reflexión profunda, de su análisis con todas las variables que puede conseguir del mundo real, de su mirada en perspectiva del daño y sufrimiento  que la delincuencia causa a muchos compatriotas, digo esto porque  su discurso es calcado de lo que su colectividad politica intenta que pensemos, esto ocurre cuando nos entregamos, entregamos nuestras mentes y aceptamos dogmas políticos que piensan otros. ¿No le parece a Ud. que estamos en un estado de derecho?, inclusive nuestra presidenta pertenece a sus filas, ¿Cree Ud. que un gobierno como el actual toleraría un estado policiaco dentro del estado de derecho?. Me ha tocado ver y sufrir la acción de la delincuencia y le aseguro que quien actúa así superó toda y cada una de las barreras sicológicas, religiosas, morales y humanas, y se han transformado en una bestia, sobre la cuál Ud. ni yo tenemos ninguna posibilidad. Hasta los medios de comunicación, los periodistas logran identificar bandas que actúan en las ciudades, ¿cree Ud. que la policía no sabe o no tiene idea quienes son?, ¿ No le parece que deben actuar antes que el delito se cometa?,  ¿no cree Ud. que eso es mejor que actuar posteriormente?.

    Gonzalo Guajardo

    Gonzalo Guajardo

    Lo primero es decir que la reflexión es decir que acá no hay nada calcado. El gobierno ha manifestado apoyo por esta indicación, salvo contadas excepciones. Comete por tanto un error de desinformación. Por lo demás, aunque mi colectividad en su totalidad estuviera en la misma postura que yo manifiesto, ¿sería eso entregar la mente a otros? Claro que no. Pensar eso es creer que el trabajo y la acción colectiva es negativa y ello es algo con lo que no estoy de acuerdo. Pensar que por pertenecer a una colectividad uno entrega enteramente su reflexión es propio de quién no conoce el trabajo grupal.
    En segundo lugar, siendo un estado de derecho, es evidente que debe haber una preocupación en accionar de las instituciones del mismo. Pensar que por el sólo hecho de denominar estado de derecho purga automáticamente cualquier vicio que se pueda dsr en la práctica es otro error que no se puede cometer. El discutir las políticas y prácticas de una sociedad es propio de una democracia.

    Gonzalo Guajardo

    Gonzalo Guajardo

    En tercer lugar, no he negado el actuar antes de un delito. Pero para ello se requiere mejor coordinación entre las instituciones y no propuestas que a todas luces no dan un cambio sustancial. Con el mal llamado control preventivo se aumentará el número de controles,que ya son de casi dos millones al año. Pero no hará gran diferencia. Así en un tiempo vamos a discutir nuevas medidas en la misma dirección, por ejemplo que un funcionario policía pueda ir a una casa y solicitar que se identifiquen las personas a interior se identifiquen.
    Si no hablamos de medidas que de verdad hagan diferencia, no habrá ningún cambio sustancial en serio.

Victor

Por mi parte no tengo ningún problema en mostrar mi identificación… Quién nada hace, nada teme… Ya la sociedad toda está aburrida de la delincuencia y la poca atribución que tiene Carabineros…

    Gonzalo Guajardo

    Gonzalo Guajardo

    Si nada hago y nada temo, por no temer nada puedo simplemente salir al almacén de la esquina y olvidar mi carnet. Por ello puedo estar horas retenido. Ello no es tolerable. Nuevamente, si al año hay casi dos millones de controles de identidad, es muestra empírica de que buscar ampliar dicha cifra no es solución alguna. Así, en unos años surgirá una nueva iniciativa, por ejemplo que un funcionario policial pueda ir a una vivienda y solicitar que se identifiquen los que se encuentren en su interior. Respondiendo a la delincuencia de la misma forma ineficiente de ahora no hay cambio sustancial alguno.