La abstención fue la gran ganadora en estas elecciones municipales, sucedieron cosas curiosas, como por ejemplo que Matthei ganó con menor cantidad de votos comparado con Labbé en la elección pasada cuando este perdió la alcaldía. Sucedió también que las dos coaliciones predominantes, han perdido un millón y medio de votantes, sin embargo eso no ha sido un impedimento para quedarse en el poder, hasta ahora, porque Valparaíso, demostró el poder del voto. Sharp ni siquiera era mencionado en las encuestas oficiales, no salía en los medios, fue una víctima del binominalismo que la prensa se niega a abandonar; pero ganó, porque se vinculó con la ciudadanía y sus organizaciones más elementales.
El caso Sharp, debería haber asustado a los políticos tradicionales, pero al parecer solo lo miraron como algo anecdótico, se les ve igual que siempre, peleando entre ellos por poder, buscando culpables de las derrotas o celebrando triunfos, sin darse cuenta que independientemente que mantengan sus sillas y sus sueldos, cada vez representan a menos personas.No se depende del votante tradicional para ganar una elección, más bien se depende del trabajo en terreno que debe hacer un candidato con la finalidad de reunir a distintos grupos de personas bajo una causa común.
Pero ¿Cómo incentivamos a que la gente vote? para responder propongo que por un momento nos olvidemos de etiquetar a la gente como derechistas o izquierdistas, también les propongo que nos olvidemos de verlos como indignados o resignados. Los invito a mirar a los potenciales votantes en grupos, de acuerdo a su cercanía con la política. Para entenderlo mejor observemos a los electores en tres grupos que son como capas que envuelven un núcleo de forma esférica. El núcleo sería la política, que si bien, es gravitante para todas las capas, también pierde influencia en las capas más lejanas.
La primera capa de votantes, la más cercana al núcleo, la componen los militantes y simpatizantes de los partidos políticos, son personas informadas de la contingencia política, leales a una ideología, por lo que el mundo político es altamente gravitante para ellos, este tipo de elector por razones de intereses creados o lealtad estratégica, concurre a las urnas siempre, no obstante es un grupo muy reducido, con un voto muy predecible. Si la abstención sigue en aumento, lo más probable es que esta capa de ciudadanos, sea la única que vote.
La segunda capa la componen personas que son parte de alguna organización social de cualquier índole y la componen también las personas que adhieren a los movimientos sociales, que si bien no son instituciones, están compuestos por personas ajenas a los partidos políticos que luchan o simpatizan por una causa común o por varias causas, en resumen buscan cambiar defectos del sistema, no el sistema. Este grupo de personas consideran la política importante para los objetivos que persiguen, orbitan a la política un poco más alejados que el grupo anterior, lo que hace que no tengan lealtades a partidos o personas. Para atraer a las urnas a esta capa, lo primero que se debe entender, es que presentan descontento por problemas específicos en línea general, pero entre ellos, existen posturas distintas en cuanto a la solución, por eso muchas veces las vocerías de los movimientos sociales no representan necesariamente a los manifestantes. Se puede caer en la tentación de atraer a estos votantes con soluciones puntales a problemas específicos, o en el otro extremo, usarlos como excusa para imponer una ideología en todo el sistema, pero nada de eso los atraerá por completo, quien hizo escuela en atraerlos es la presidenta Bachelet, prometió reformas y pidió un congreso con mayoría, pero olvidó mantener el vínculo con los ciudadanos, entonces ahora se debe dar un paso más, no basta con prometer soluciones, sino mostrarles la forma de socializarlas, generando canales de participación pre legislativos, eso incentivaría a que una persona vaya a votar, el solo hecho de saber que será parte de un proceso.
Demás está decir que todo movimiento social tiene un espejo antagonista, por ejemplo existe quienes adhieren a la lucha por los derechos reproductivos de la mujer y quienes son anti aborto, podría una propuesta ser atractiva para el grupo minoritario, que motivado por la postura de un candidato, vaya a votar, y el otro grupo con la postura mayoritaria se quede en casa, provocando resultados insospechados, ese es el defecto del voto voluntario, un candidato no necesita tener buenas ideas para atraer votantes, solo necesita una idea que represente a un grupo específico, que vote por él por fanatismo.
La tercera es la última capa muy difícil de analizar, a la vez es una capa supra mayoritaria, gente que orbita lejos del mundo político por diversos motivos, desde la indignación hasta la ignorancia, no es homogéneo, aspirar a incentivarlos a todos, es irreal, pero se podría atraer a una gran parte de ellos. Sabemos que política actual simplemente no los motiva, quizás los motive un discurso “Tipo Trump” o esperan a un líder “Tipo Mandela”, no lo sabemos. Lo único que sabemos es que no vota, no milita, no es simpatizante, simplemente la política no es un tema gravitante para ellos. Una de las formas de atraerlos es de manera indirecta, si las propuestas de los candidatos motivan a la segunda capa, por efecto rebaño arrastrará a parte de la tercera, porque existen personas que van a votar incentivados por alguien de su círculo cercano. Otra forma de atraerlos es mostrándoles el poder que tienen, si tan solo supieran que si van a votar podrían cambiar a todos los políticos, lo más probable es que acudan al llamado, para eso se necesita tener plataforma comunicacional masiva o hacer un largo trabajo en terreno.
En conclusión, si la abstención continúa, solo le conviene a las dos coaliciones tradicionales, que tienen votos asegurados en la primera capa, para gobernar eternamente. El voto voluntario se trata de motivar a grupos objetivos de personas, sobretodo de la segunda capa, esto no se logra solo con promesas, se logra generando vínculos continuos con las organizaciones sociales que aglutinan personas en torno a sus causas, costumbres, problemas, etc. No se depende del votante tradicional para ganar una elección, más bien se depende del trabajo en terreno que debe hacer un candidato con la finalidad de reunir a distintos grupos de personas bajo una causa común.
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