El fiscal nacional económico denominó al caso de la colusión del “confort”, “el cartel más grande de los últimos años”. CMPC y SCA mantuvieron un plan para fijar los precios por el papel higiénico durante más de diez años. Ahora en el proceso de investigación sale a la luz que además la CMPC se coludió con la multinacional Kimberly Clark en el mercado de pañales de bebés.
La colusión se origina por faltas de características que debe de tener un mercado competitivo, y la débil regulación por parte del Estado. En teoría, según la situación de mercado perfecta, el consumidor debe ser capaz de elegir racionalmente el producto que le ofrezca mejor calidad y precio, además debe existir una gran cantidad de oferentes, información clara y un total acceso a la información. En estos casos de colusión, el consumidor está obligado a elegir el producto con el precio manipulado por prácticas anti competitivas y en contra del mercado perfecto, en consecuencia se puede denominar que existió un oligopolio. Al no existir una competencia justa y con una gran cantidad de oferentes, el precio se vuelve manipulable por los oferentes que controlan el oligopolio.
En estos casos la fiscalía nacional económica es la institución encargada de velar por la libre competencia, pero lamentablemente se demoró más de diez años en encontrar este cartel del papel “confort” y ahora la colusión de los pañales de bebés, colusión que comenzó el 2002. La institucionalidad en estos casos es demasiado débil, el demorarse más de diez años en descubrir un caso de colusión y catorce años en otro no refleja el funcionamiento de una institucionalidad activa y comprometida. Además las sanciones son tan bajas que incluso ambas empresas, CMPC Y SCA, decidieron auto denunciarse para así poder acceder a rebajas en las multas que les dieron como sanción.
Los liberales creemos en el mercado y la libertad de emprendimiento, sin embargo vemos en el rol regulador del Estado una condición necesaria para velar por su buen funcionamiento y respeto a los derechos de los consumidores, además debe ser un fiscalizador activo en la libre competencia, con mayores facultades y hacer que las empresas cumplan con la ley. La legislación en estos asuntos debiera ser más fuerte en las sanciones a los casos de colusión, de manera que no se repitan estas situaciones en donde irrisoriamente las empresas se auto denuncian porque les es conveniente y se les baja la multa por cooperar con la investigación de la fiscalía. Parece ser que por los últimos hechos ocurridos en Chile, la colusión es un acto en donde se sacarán más ventajas que desventajas. Y eso es algo que lo que los liberales, ciudadanos y consumidores no podemos tolerar.
Los liberales creemos en el mercado y la libertad de emprendimiento, sin embargo vemos en el rol regulador del Estado una condición necesaria para velar por su buen funcionamiento y respeto a los derechos de los consumidores.
Felipe Pino Latorre
Presidente del Partido Liberal de Chile en Tarapacá
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Juan Salvador
Excelente, compañero. Es bueno denunciar este tipo de situaciones desde cualquier plataforma, tangible o virtual, social o estatal, estudiantil o profesional, para así llegar a la mayor cantidad de personas en una sociedad donde, lamentablemente, la gente solo se manifiesta por RRSS. Quién sabe si entre tanto reclamo, válido por lo demás, alguna autoridad incipiente o futura autoridad nos oiga o se ponga en el lugar de todos.
Jesús Agüero
El problema del empresariado chileno es que su recelo por la competencia es histórica, han preservado las prácticas anticompetitivas con el fin de repartirse el mercado, el estado ha fracasado en su rol regulador y se visto superado en materia económica, hemos sacrificado el bien común con el objeto de cuidar el crecimiento asecas, una premisa que nos está costando plata de nuestros ingresos. Lo preocupante de todo esto es el grado que esta llegando a tomar con la vinculación de multinacionales.
Buena columna. Saludos.