China despliega 25 barcos de guerra frente a Taiwan hace dos semanas y actualmente el día domingo sobrevolaron 19 aviones de guerra en las cercanías de Taiwan. Podrían decir que son movimientos estratégicos o parte del choque de fuerzas geopolíticos, pero la actitud propia de matón de amedrentar y generar miedo no es nada nuevo con el país milenario.

Volviendo a nuestra realidad local, podemos recordar cuando el presidente Boric dijo: «el respeto hacia los derechos humanos es exigible a todos los países del mundo, incluido China», ante lo que rápidamente el embajador mostró hostilidad y saco a relucir los negocios activos entre ambos países. También fue advertido en su visita al país oriental en octubre del año 2023, donde no hizo absolutamente ninguna mención al tema derechos humanos y bajo el tono ante la pisada del elefante asiáticos. No olvidemos cuando China rompe relaciones comerciales con Noruega por el apoyo al premio nobel de la paz Liu Xaobo, quién defiende los valores democráticos y derechos humanos, nada nuevo bajo el sol al parecer.

Sin alejarnos mucho de nuestro país o compatriotas no podemos olvidar el informe de Michelle Bachelet sobre las graves violaciones a derechos humanos en Xinijang, donde se describe no sólo la violación a derechos humanos sino campos de concentración y de crímenes contra la humanidad. Tema aparte fue la presión recibida por no publicar el informe y amedrantamiento que tuvo previo a socializarlo, nada nuevo bajo el sol del país milenario. Tema aparte lo que paso con el Tíbet y en 1989 en la plaza de Tiananmen donde murieron miles de personas, ante la presión propia de una democracia China no tiene ningún recato en la violencia más cruda y eso ante ojos de todo el mundo.

Muchos pueden levantarse indignados buscando el empate, señalando la intromisión de Estados Unidos en otros países, el colonialismo europeo en África y todo el interés que existe en Medio Oriente de las grandes potencias, siendo sinceros ningún país es de trigos muy limpios como señala el antiguo dicho. Pero nos centramos en China y su abierta hostilidad en poner la pata a todo quien levante sospecha a su débil democracia y el casi nulo respeto a los derechos humanos.

No es novedad que China sea catalogado como autoritario y de relativizar continuamente los derechos humanos (...) debe despertarnos alertas, ya que sus actitudes de castigar y amedrentar son sistemáticas

Los ejemplos suman y siguen, cuando Australia pide un informe independiente sobre el origen del COVID inmediatamente suspendieron las importaciones de carne a cuatro grandes proveedores Australianos, sin importar la larga data de relaciones comerciales en aquel mercado. Los conflictos con Canadá por el caso Huawei, donde son retirados cuerpos diplomáticos. China para las personas que no les gusta jugar al empate o buscar el error en el sector político ajeno, no pasa ni cerca el examen de un Estado democrático y tiene ejemplos de sobra para tratarlo como el matón del curso.

No es una novedad que China sea catalogado como autoritario y de relativizar continuamente los derechos humanos, el tema de fondo es que aquella gran potencia ya es parte del ajedrez global de como se mueve el mundo y eso debe despertarnos alertas, ya que sus actitudes de castigar y amedrentar son sistemáticas. Chile tiene todo su sistema de registro civil con una empresa China, gran parte de los trenes chilenos están bajo concesión China y para que hablar de la dependencia que tenemos por ser un gran productor de cobre. Nos llenamos la boca sobre los derechos humanos y democracia, pero tanto Sebastián Piñera como Gabriel Boric no pronunciaron ninguna palabra sobre China y derechos humanos, parece que el negocio te obliga a mirar hacia un lado y lamentablemente puede transformarse en el futuro de muchos países,  donde el dinero se va a encargar de diluir nuestras democracias.

0

27

Contenido enviado por

José Martín Maturana Silva

Ver perfil completo

Otros contenidos del autor

China: el matón del curso Octubrismo: ¿violencia o malestar social? Codazos políticos y una democracia en pañales Democracia y violencia: cuando se rompe el camino trazado Adicción ¿alguien gana?