La información es vital para emitir cualquier juicio que se relacione con los candidatos. Es por ello que en esta columna analizaré a los candidatos de Chile-Vamos, una coalición que ha despertado gran interés en el público, y eso se puede explicar por varias razones: Primero, en Chile-Vamos existe un alto grado de conflicto y polémica entre los candidatos al punto que se han cruzado muchas palabras que no son para nada amables, para Carl Schmitt el conflicto, la enemistad y la polémica son los condimentos que hacen interesante a la política y sin ellos, esta no podría existir. Segundo, la aparición de un candidato liberal como Felipe Kast ha propiciado un gran interés en el votante ya que se desmarca de la derecha tradicional y conservadora. Finalmente, como tercera razón, se puede esgrimir que Chile-Vamos al ser la coalición que tiene a Sebastián Piñera, el candidato con más posibilidades electorales de ser el próximo gobernante, ha provocado que el ojo del huracán de los medios se focalice en la competencia existente entre los candidatos de esta coalición. Estas tres razones son relevantes para entender el protagonismo que adquieren los candidatos de Chile-Vamos de cara a las primarias del 2 de julio, por ello realizaré un breve diagnóstico de cada uno ellos.
«La política es siempre contingente. El tiempo de la política es el presente, y el presente de ayer no puede ser el mismo que el presente de mañana. Lo único cierto es la incerteza de la política y por esta razón, nadie puede asegurarnos un ganador si la carrera aun sigue en curso. Eso solo se definirá el 2 de julio.»
Empezaré por Sebastián Piñera. A mi juicio, el empresario tiene un programa mucho más reformador que el que tuvo en su primer gobierno, pero sigue siendo más modesto en materia de reformas que el actual gobierno de Bachelet. Sin embargo, resultan interesantes algunas propuestas para mejorar el Transantiago, reforma al sistema de pensiones, nueva Ley de Tuición Compartida, etc. Sebastián Piñera sabe que cuenta con un gran capital político, por lo tanto, ha sido inteligente al no arriesgarlo en debates con su coalición o un exceso de entrevistas. Quizás eso justifica el que haya accedido a la realización de solo dos debates, uno radial que ya se realizó y otro por tv abierta el lunes 26 de junio. El talón de Aquiles de Sebastián Piñera son las preguntas relativas al manejo de su patrimonio, muchas de sus respuestas no son sólidas, dejan flancos abiertos y siembran dudas en la gente. Nadie puede desmerecer, sin embargo, que Piñera es un tipo preparado y sus exposiciones en varias materias han sido soberbias, maneja números, estadísticas y cifras con gran claridad, su programa lo maneja muy bien; algo que muchos debiesen admirar, empezando por Ossandón. Sebastián Piñera cuenta con un programa bastante interesante, pero tiene que marcar límites claros entre su vocación pública y su vocación empresarial.
José Manuel Ossandón es un candidato que contaba con grandes proyecciones electorales, sin embargo, en el camino ha tenido varios tropezones que han dilucidado su falta de preparación. El “Cote” tiene un discurso con muchos matices populistas, esas frases de “barrer con la corrupción” o “tengo las manos limpias” siguen la misma lógica que ocupó Carlos Ibañez del Campo en Chile, Getulio Vargas en Brasil. Ossandón tiene un discurso que produce gran adhesión en la gente sobre todo en tiempos en donde nadie cree en la clase política, pero no tiene contenido, no es capaz de articular un argumento sólido sobre sus convicciones políticas. Además, su discurso es “destructivo”, llamo “penca” a Felipe Kast por ejemplo, su praxis política resulta se basa en el ataque al otro, en despotricar contra Piñera o Kast, sin embargo, si le preguntas sobre contenido o el “Acuerdo de París” no tendrá idea. Ese es el talón de Aquiles de Ossandón, su falta de preparación académica en materias de interés nacional. Por ello, un buen discurso que apela a las masas no es suficiente para ser Presidente, también es necesario dotarlo de contenido y preparación. Rescato y valoro de Ossandón, que fue capaz de articular una candidatura “popular” en una derecha que ha sido muy clasista, ese espacio de representación que abre el “Cote” es muy significativo.
Felipe Kast es un candidato joven, tiene 40 años de edad, sin embargo, cuenta con mucha experiencia política y académica algo que también se proyecta en su equipo asesor. Muchos lo comparan con Emmanuel Macron (Francia) o Justin Trudeau (Canadá). Felipe se asume como liberal clásico, pese a que muchos dudan de esa convicción política porque que es contrario al aborto, ignorando que en el liberalismo no existe ninguna posición predominante al respecto. A mi juicio, es perfectamente compatible el liberalismo con estar en contra el aborto; para un mayor entendimiento sobre el debate véase la entrevista a Axel Kaiser sobre ser liberal y ser contrario al aborto. Ahora bien, las propuestas programáticas de Felipe son bastante sólidas y bien estudiadas, sin embargo, las propuestas más interesantes son la “valóricas” ya que Felipe Kast está a favor del matrimonio igualitario, la adopción homoparental y apoya la ley de identidad de género desmarcándose de la tradición conservadora de la derecha representada en Ossandón y Piñera. También debemos decir que Kast ha estado muy seguro en los debates y programas en los que ha participado, proyectando esa confianza en la gente, algo que es esencial en política. No tiene mayores inconvenientes o debilidades, a diferencia de los dos candidatos anteriores. A mi juicio, es el candidato que mejor he visto en las primarias de Chile-Vamos, pero claro, sobre gustos no hay nada escrito.
La política es siempre contingente. El tiempo de la política es el presente, y el presente de ayer no puede ser el mismo que el presente de mañana. Lo unico cierto es la incerteza de la politica y por esta razón, nadie puede asegurarnos un ganador si la carrera aún sigue en curso. Eso solo se definirá el 2 de julio.
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