El modelo de Chile permea la inmundicia por más que trate de tapar las fisuras de ese tacho viejo y oxidado, y que no puede recibir y contener más truculencias, aunque se insiste deliberadamente, ya que salpica para todos los que han merodeado ese tarro y quienes se han acostumbrado a ese aroma propio del poder mal habido.
Desde el horror y el error una vez que entrara el neoliberalismo sin mediar un consenso de bienestar ciudadano (y no hablo desde el comunismo, que tampoco es de mi agrado) ha sido un fracaso hasta el punto de corromper el sentido humano, ese que debía ser el punto esencial en conciliar un país que tuviese oportunidades para ser cultos, honrados, generosos. Conscientes de las necesidades básicas para desarrollar una vida plena en que la pobreza estuviese cubierta por un Estado que le asegurase un lugar digno donde vivir, educarse y preocuparse por su salud desde la prevención -más que intoxicarlos con fármacos- temas que hoy se encuentran en manos impropias y ocultas dentro de ese tambor mal oliente.En un País en que hoy sale ese hedor a podredumbre provocándonos nauseas, una vez más, y del que tal vez cansados ya, podamos y queramos vivir de una vez por todas sin mascarillas. Pero para eso hay que ser fuertes y decididos a limpiar de una vez lo insalubre.
Ni siquiera esos tres puntos básicos para el desarrollo del individuo han sido capaces de gestar en forma afable y desinteresada, solo han permitido legalizar leyes que usufructúan de todo el territorio nacional, ahora mal llamado chileno, quedando en manos de corporaciones y familias que encontraron en ese modelo la usurpación desmedida, desafectándo sus propias creencias religiosas pregonadoras del bien.
Hemos visto que todas esas creencias de las cuales las personas han puesto su fe hasta el punto de la ceguera -y que defienden muchas veces impulsivos- son desmentibles, y lleno de personajes deshonorables.
Es así que ese ideario colectivo tanto de derecha o izquierda, seguidores del ejército o iglesias, están dentro de ese tarro, incluso ese deporte llamado de masas. Los que controlan ese vertedero quieren que sigamos en permanente conflicto debido a esos ideales que usted a hecho como suyo. De esa manera siguen controlando y produciendo inmundicia, así que no les crea.
En un País en que hoy sale ese hedor a podredumbre provocándonos nauseas, una vez más, y del que tal vez cansados ya, podamos y queramos vivir de una vez por todas sin mascarillas. Pero para eso hay que ser fuertes y decididos a limpiar de una vez lo insalubre.
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27 de diciembre
Para los autores que quieren publicar de manera rápida, y sin someterse a esperas largas y tediosas, pongo a disposición mi editorial. Se llama Ediciones Altovolta. El tiempo de producción de un libro, incluyendo la impresión y corrección de textos, es de dos a tres semanas como máximo. No censuro los contenidos ni tampoco pongo trabas para publicar. El mínimo de ejemplares que se puede mandar a imprimir es 300. Lo ideal es que primero me contacten por teléfono. Mi nombre es Jorge Queirolo Bravo y mi número de contacto es el 998429732. Correo electrónico: [email protected]
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