¿Cuantas señales equivocadas necesitamos para darnos cuenta que hace rato se ha perdido sintonía con la ciudadanía?
Lo que sucedió con el Senador Navarro no ayuda en nada a aclarar las dudas que hace mucho se vienen instalando en el inconsciente colectivo, un colectivo que creció con discursos de justicia e igualdad y que solo ha visto crecer durante los últimos años la brecha entre los que tienen mucho y los que simplemente no tienen nada. Si Navarro cometió o no un error es un tema que puede discutirse, pero censurar a alguien por decir algo que no nos gusta es simplemente un golpe al mentón a la Democracia.
Desde hace mucho la ciudadanía viene reclamando y exigiendo que se aclaren de una vez por todas qué pasó con las “boletas y facturas ideologimanete falsas” y que pusieron en tela de juicio no solamente a personajes políticos en particular, sino que a toda la clase política en general.
Hoy, al parecer hay quienes se esfuerzan por no entender que vivimos enfrascados en situaciones que desprestigian por las acciones de algunos, a todos quienes hemos tomado el camino del servicio público, hoy no existe partido político alguno en el cual no se haya instalado la duda razonable, generando un clima que amenaza la confianza ciudadana en sus instituciones, confianza ciudadana que fue pilar fundamental para que nuestro país se convirtiera en ejemplo cívico para el mundo.
Hoy, al parecer hay quienes se esfuerzan por no entender que vivimos enfrascados en situaciones que desprestigian por las acciones de algunos, a todos quienes hemos tomado el camino del servicio público.
La censura al Senador Navarro no hace más que confundir a una ciudadanía, que exige y valora cada destello de sinceridad por mínimo que éste sea y se lamenta de que nuestros parlamentarios no hayan tenido la capacidad de aclarar cuanto de lo que se dice es o no verdad y que solo al igual que Tigranes al ser informado de la llegada del ejercito de Lúcumo se decida simplemente matar al mensajero.
Al parecer el camino hacia sincerar la relación entre política y negocios seguirá sembrado dudas entre una ciudadanía que demanda aclararlo todo y sectores de poder que solo acallan mensajeros.
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Waldo Arriagada Peñailillo
La vieja guardia, la old school y las culturas juveniles sabremos cumplir … Los morales, sabemos lo que es la ética y la transparencia … A generar confianzas en que la creación de una nueva mayoría ciudadana es un deber de convergengencia y lealtad con nuestra propuesta en el programa de gobierno de la compañera Presidenta y la defensa reglamentaria y política de nuestro compañero Senador, en la praxis coherente que termine con el voto de censura que es totalmente ilegítima y vuelva a la testera el H. Senador Navarro … que este proceso de discusión sobre la transparencia en la política está siendo bien trabajada por el fiscal nacional Sabas Chahuán quien ha dicho «Chile no es un país corrupto y sí hay corruptos que son perseguir judicialmente» … Así que los leales a la Reforma del Pueblo pueden saber, que tal como Dávalos pueden renunciar si es debido y transparentar sus finanzas en el espacio que corresponda, de preferencia mantengan el voto que reconoce a Navarro en la vicepresidencia legal y reglamentaria del compañero presidente de nuestro partido, que el Mandato Legítimo Popular, en la vicepresidencia del Senado, es porque «Navarro te defiende» y el compañero es transparencia … Una buena ley de transparencia basada en nuestra declaración de principios y en la visión de transparencia de nuestro partido MAS Región, debe incluir relaciones públicas entre poderes públicos, privados y ciudadanos … La Reforma se está conformando incluso en las redes sociales virtuales por todos los sectores de la cultura, sociedad, economía y política en un proceso asambleario constituyente, mantengamos nuestro voto por la AC, en el plebiscito de cambio constitucional … 🙂
servallas
Tengo la sensación que la censura a este senador va más allá de lo que los honorables dicen, creo que es la censura a un tipo de política, a un tipo de comportamiento, a una forma de hacer las cosas. Tenemos dos cámaras, la una que debería ser de debate duro y enfrentamiento, la lucha argumental entre soldados comprometidos, gente que desde su óptica, normalmente equivocada, entienda debilidades y fortalezas coyunturales de las propuestas, pero me da la impresión que la otra, la otra cámara, debería ser propia de una discusión reflexiva, de personas con amplia experiencia política, empresarial y social, es decir gente “en otra”, un grupo de personas que entregue al país una racionalidad para el largo plazo, gente que pueda evaluar con desapego y tino el argumento contrario, así las cosas, este senador y otros y otras, me parece que están en el lugar equivocado.