En estos días en que la huelga de hambre de los presos mapuches se encuentra en su momento más crítico, vale la pena conocer este texto de Pascual Pichún. La nobleza de los protagonistas de la causa indígena y su complejidad se aprecia en esta carta y en los hechos por los que ha debido pasar esta comunidad, como la prisión de cinco años de sus lonkos por una condena de la ley antiterrorista. La comunidad de Pascual espera pacientemente que el gobierno compre el fundo Santa Rosa de Colpi perteneciente a Forestal Mininco, para dar paso al plan de vida y al proyecto productivo con que sueñan y en el que trabajaron con el apoyo del BID y del gobierno, a través de la SEGPRES y el Ministrerio de Hacienda hasta marzo del año 2010.
" Esposado de pies y manos sólo puedo caminar dando saltitos. Por cada movimiento que doy el acero inoxidable de las esposas aprieta, daña y lastima al punto del calambre. Pese a todo estoy tranquilo, como si fuera el agua de un lago por la mañana, sonrío y levanto la cabeza mirando a los ojos a uno de los pacos que me apunta de frente con su ametralladora.
Está serio, es un peñi, se nota en su rostro moreno y en sus ojos oscuros. Lo miro de frente como interrogándolo, pero no soporta esa presión, por lo que decide desviar la mirada, como avergonzándose de si mismo. Quizás sabe que esta haciendo lo incorrecto, quizás le pesa ese uniforme que reprime y daña a diario a su propia gente. Sin embargo, no le queda de otra pienso, de eso vive, de ese mísero sueldo comen sus hijos y puede darle esperanzas en este malvado sistema. Porque él sabe –y ese es el punto –que no le está apuntando a un delincuente como tal, ni está cuestionando a un terrorista, como le hacen creer y le recuerdan toda vez que debe apresar a un peñi.
Cómo está peñi, cómo se llama su gente, su comunidad. Me dan ganas de hablarle y decirle que no se preocupe, que lo entiendo. Responderle que estoy bien, que nada más me aprietan un poco las esposas, pero nada a lo que no logre acostumbrarme con el paso de las horas. Y señalarle que han pasado años de no usar una de estas, y terminar riendo juntos.
Es que al final siempre reímos y le encontramos sentido a esta vida que hemos heredado de nuestros viejos. Yo el preso, el me vigila, pero no somos distinto, ni él mi enemigo, ni yo de él. Este sistema, este, que nos impusieron a fuerza y fuego, es por eso que hoy nos ponen sin opción de frente. Y es esto lo que se hace necesario cambiar, porque somos parte de una gran historia y de un gran pueblo, peñi.
Me suben al carro y veo, entre la pequeña ventana enrejada la luz del sol. Parece un lindo día, las calles, la gente. Esa que no nos ve, que no quiere ser parte de esta historia, que se avergüenza, que tiene miedo. Pero nosotros no somos culpables de ese miedo; siempre estuvimos y siempre estaremos acá y nuestra lucha es también, por ellos, por cada uno de los habitantes del wallmapu.
Se detiene el carro, llegamos al hospital, está la prensa, esta prensa chilena que no cumple un bien social sino el resguardo de los intereses capitalista; ésta es la prensa que construye historia de terroristas, la que nos clasifica entre malos y buenos. La que aclama represión y levanta a esos hermanos que se venden al vedetismo barato, como un objeto turístico de feria costumbrista. Para esta prensa omnipotente, los que soñamos y luchamos por una vida mejor para nuestra gente somos los terroristas, los violentos. El tema es que el terrorismo existe desde que invadieron nuestro territorio, desde el momento que nos impusieron sus próceres y nos niegan nuestra historia que es mucho mayor a 200 años.
Entramos por un pasillo hacia la sala de espera colmada de gente, sobrepasada, como la mayoría de los hospitales que estos gobiernos han abandonado. Es que ni la salud, ni la educación en chile son un derecho, amigo, sino un rentable negocio que obliga a los chilenos a hipotecar su futuro para sanar una enfermedad o conseguir un título universitario. El dios dinero que lo puede todo, en un país que pareciera no tener memoria, un país que quiere profundizar un modelo de vida dictatorial y donde se cree que el presidente hizo todos sus millones trabajando.
“Denle duro, hay que meter preso a todos estos indios”, les reclama una señora a los policías que me custodian. Parece mentira lo que estoy oyendo, sí soy como usted señora, mírese al espejo e indague sólo un poco en su historia familiar y comprenderá el porqué de su piel morena, como yo, y su cabello oscuro, aunque intente ocultarlo.
El trámite es sencillo, no tengo lesiones ni daños corporales, ni mucho menos morales, por eso debo firmar, y con las manos esposadas; es que soy un reo peligroso, según la información que maneja la policía.
De vuelta a la comisaría, me encuentro con una celda exclusiva para mí. Es un lugar conocido. Cuantos peñi han pasado por aquí y así lo demuestran los rayados: “Resistencia mapuche”; “Lemun vive”; “Matías Katrileo Vive”, se lee en las paredes.
Esta comisaría, esta celda, es parte de nuestra historia, de nuestra lucha, pienso. Hace frío y parece que comienza caer el sol en Temuko. Llega la noche, la oscuridad necesaria para partir un nuevo día, más radiante.
Me apresto a iniciar este camino. Nuevamente soy uno de los cuántos peñi presos por soñar, siendo perseguido y temiendo ser asesinado por esta falsa democracia. Esta es la forma en que ellos celebran su bicentenario, pero nuestra historia es mucho más que doscientos años, más que esta ciudad, que estas cárceles. Por eso sonreímos todo el tiempo y le encontramos sentido a la vida e intentamos pensar en un mañana, en un futuro para nuestros hijos. Mismo sueño que hace tanto tiempo queremos compartir, porque somos así: siempre pensando en el del lado, y estamos acá como siempre hemos estado.
Estoy nuevamente en prisión, aprovechando estos días para la reflexión. Para pensar en nuestro futuro, el que debemos construir para las futuras generaciones.
Agradezco a cada uno de los amigos que me han acompañado en estos años y me han enseñado el valor de un ser humano. Pero sobre todo han estado en los momentos tristes y felices que se descubren en el camino de lucha que compartimos".
Newentuleayiñ kom pu che
Wewayiñ Marrichiweu
* Pascual Pichun, preso Politico Mapuche
———————————————————-
Foto: Liberación del Lonko Pascual Pichun en Traiguen – Donmatas / Licencia CC
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
sicruzat1954
Cuando vamos a aprender…!!!, ¿cuando?
Pascual, copio textual :»Por eso, el Papa, hoy desde Temuco, alienta a los mapuches a que conserven con sano orgullo la cultura de su pueblo: las tradiciones y costumbres, el idioma y los valores propios. El hombre es imagen y semejanza de Dios; por esto mismo, el amor de Cristo a los hombres alcanza también a todas las múltiples formas en las que el hombre se expresa conforme a esa imagen y semejanza. Al defender vuestra identidad, no sólo ejercéis un derecho, sino que cumplís también un deber: el deber de transmitir vuestra cultura a las generaciones venideras, enriqueciendo, de este modo, a toda la nación chilena, con vuestros valores bien conocidos: el amor a la tierra, el indómito amor a la libertad, la unidad de vuestras familias.»
(Discurso a los campesinos y a los indígenas (Temuco)
Juan Pablo II)
Ver dscurso completo en http://www.iglesia.cl/especiales/pueblosoriginarios/discurso.html
Parece que los que te tienen encerrado hicion caso omiso de estas palabras, y han llamado a mediación a laIglesia, espero que la respeten y que no hagan oidos sordos como lo han hecho con estas palabras y con muchas otras que no les conviene…
ciudadana-k
Usted está encerrado pensando en los suyos, su historia, sus raíces. Reflexionando en cómo construir un futuro para vuestras generaciones.
Los y las que lo mantienen encarcelado están fuera, esclavos de las leyes, esclavos de sus tratados, esclavos de una identidad capitalista, como bien escribe, que los dejó sin raíces. Reflexionando en cómo construir un futuro más seguro (as) para ellos (as) mismos (as).
La peligrosidad del real terrorismo radica en que se construye dentro de ideas preconcebidas abrazadas por personas en la misma condición.