Siempre las cosas tienen una explicación oficial y otra más escondida, pero que muchas veces resulta ser fundamental para entender el por qué de algunas situaciones.
En la actual disputa de la Concertación, las aguas se han separado entre quienes están por la "renovación total" (los desordenados, auto-flagelantes, chascones, progres, "jóvenes", PPD-PRSD) y quienes desean cambios más acotados, que mantengan en su centralidad el proyecto concertacionista y que se hagan cargo de su historia (los conservadores, auto-complacientes, viejos, institucionalistas, PS-DC). Unos quieren superar la Concertación; otros, mantenerla.
Ante este panorama, surgen algunas dudas: ¿por qué el PS -que en algunos momentos de la historia ha estado incluso más a la izquierda que el PC- hoy día se aferra con tanta fuerza a la DC? ¿Por qué el PPD -partido que nació de forma instrumental y que se ha caracterizado por su afán de poder- está tan interesado en desordenar a la Concertación?
Más allá de las razones formales (la necesidad de formular una nueva coalición de oposición por una parte y la necesidad de mantener invariable, el "eje histórico" del pacto del centro con la izquierda, por otra), hay un factor que a simple vista también está influyendo en esta rebaraja del naipe, que tiene nombre y apellido y se llama Michelle Bachelet. Ex presidenta, carismática, querida, la mujer chilena más relevante hoy en el mundo y la carta presidencial de la centro izquierda con más chances para el 2013. Su partido, el PS, dará hasta el final la batalla por su regreso, y para eso es necesario mantener el orden y contar con el apoyo irrestricto de la falange. Parece razonable que a una ex-presidenta se le garantize al menos un mínimo de estabilidad en la coalición para ser candidata nuevamente.
Para que esto suceda hay que mantener a toda costa el orden, aunque sea sacrificando importantes procesos internos dentro de ella y comprando si es necesario dulces y juguetes para que los niños revoltosos salgan al patio a jugar y no sigan insistiendo en desordenar la casa.
Desde la otra vereda, se plantea que un retorno en estas condiciones pone en jaque la renovación dentro de la centro izquierda, que sería pan para hoy y hambre para mañana cuando -luego de un eventual nuevo gobierno de Bachelet- los cuadros políticos concertacionistas simplemente no resistan más desgaste y los niños se cansen definitivamente de jugar en el patio.
Puede que algo de eso también esté influyendo en este último capítulo de la teleserie: por una parte el PRSD, un partido pequeño que nunca se sintió a gusto ni bien atendido en el gobierno y por otra el PPD, que desde un comienzo de la administración Bachelet hizo notar su disgusto por la exclusión de las figuras con historial partidario en los altos cargos gubernamentales. Tal vez, y al igual que Escalona lo hizo con Lagos en las elecciones de 2009, esta vez el PPD quiera pasarle la cuenta a la ex-presidenta. Lo único que no calza en esta lógica es que sean dos miembros del ADN de la Concertación los que han salido a defender públicamente la tesis de la "Convergencia Opositora": Tohá y Lagos Weber (el mismo que fue cuestionado por su partido al asumir la vocería de gobierno por no ser una figura histórica de la tienda). Puede ser que la mayoría girardista dentro del PPD los haya finalmente absorbido, puede ser que se hayan entusiasmado ellos con la idea de ser cartas presidenciales el 2013, como también puede ser que legítima y sinceramente estén preocupados por la renovación de las fuerzas progresistas.
A final de cuentas, y sea cual sea las verdaderas razones que están detrás de este hecho político ("terremoto" como lo llamó La Segunda) y que probablemente nunca sepamos, creo que esta disputa es una muestra más de la incapacidad actual de la Concertación para asumir sus propios desafíos futuros.
Toda fuerza política, y particularmente una coalición, se agrupa con la intención de llegar al poder. Ese es el objetivo básico, pues desde ahí se pueden hacer las transformaciones que le dan sentido a la vocación política. Es cierto que se necesita un proyecto, un programa, una estructura de coalición, ideas fuerza, etc. pero esa es una tarea que se tiene que desarrollar de forma paralela al objetivo principal de alcanzar el poder y para lo cual, hoy día, la Concertación tiene una serie de estructuras absolutamente subutilizadas y que debieran tener como fin dicho propósito: fundaciones, institutos, militantes jóvenes, profesionales, etcétera.
Resultaría patético que la Concertación se farreara la posibilidad cierta de volver a ser gobierno, teniendo en frente a una candidata que gana en todas las encuestas, que tiene prestigio interno y externo, que lideró un gobierno exitoso y que cuenta con atributos razonables como para llevar adelante las nuevas transformaciones sociales que el país ha estado pidiendo en estos últimos meses. Negar la vuelta de Bachelet en base a desordenes y desorientaciones internas sería la prueba decisiva de que la Concertación como pacto ya no tiene razón de ser.
Si para que eso ocurra hay que mantener un mínimo de orden, es necesario hacerlo; pero si ese orden trae consigo una destrucción del natural proceso de renovación que constantemente tienen que llevar a cabo las fuerzas políticas, estamos frente a otro signo de inoperancia.
En palabras simples, resulta penoso que la elección sea entre Bachelet y la renovación. Bachelet es la única que puede ganar y la renovación es necesaria siempre. Ambas cosas debieran ir de la mano y el que no lo hagan es el verdadero síntoma de la crisis del pacto.
Habrá que esperar a ver si la centro izquierda puede caminar y mascar chicle a la vez. Si no puede, acostumbremonos por un buen tiempo a la derecha en La Moneda.
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marceleau
Bachelet = concertación = más de lo mismo. No, gracias.
eugeniofarias
¿¿¿ Bachelet ??? ¿¿ no es la misma que estudió en la «escuela de las americas» y se graduó con honores ?? ¿¿ no es la misma que permitió la desaparición de Jose Huenante, el joven mapuche ??? ¿¿¿ No es la misma que ordeno el apaleo a diestra y siniestra de los pinguinos el 2006 ?? ¿¿ No es la misma que estafo al estado chileno con el cuento del tío ese de las 300 lucas ???
ESTA BASTARDA DEBIERA SER JUZGADA POR TRAICION A LA PATRIA Y NO SEGUIR SIENDO PROTEGIDA POR LOS TONTOS UTILES DE SIEMPRE.
ptorrealba
Estimado Farid:
La crisis de la concertación partió durante el gobierno de la Sra. Bachelet; no puede olvidarse que ella logró un altisimo nivel de aprobación, la cual no fue heredada en la elección. ¿Cómo puede explicarse esto?. pues bien esto que parecía ser una señal que en la concertación y el gobierno de Bachelet las cosas se estaban haciendo bien, claramente fue mal interpretada. Quienes celebraban con los porcentajes de aprobación de Michelle, debían junto celebrar y preocuparse. Preocuparse porque este país no es parte de una caricatura en donde exista un personaje que se transforma en heroína de la serie, sino que debían cuestionarse por qué su trabajo no está siendo recompensado con el reconocimiento. En política no sirve que brille solo una estrella opacando las otras.
Sino entendieron eso, siempre tendrán que ponerse el servicio de Michelle y sus boys para ganar las elecciones y recuperar «su poder», y si no es Michelle ¿ahora quién podrá defenderlos?
Saludos.