Cuando no hay forma de invalidar algo, el atacante insensato rápidamente lanzará un “Pero, ¿tú le crees?» Antes de responder esa pregunta, por favor, les pido una sola cosa: piensen en cada una de las propuestas que se han hecho en los últimos veinticuatro años y que todavía no se cumplen
Me llama mucho la atención que el artículo “Carta abierta a Franco Parisi”, haya tenido tanta repercusión en los medios. Tras leerlo y releerlo varias veces no he logrado dar con otra intención que no sea la destrucción misma. ¿Por qué? Porque no es más que una hoja repleta de argumentos sin contraste alguno. Me hace pensar que a Chile no le queda otra opción que tener únicamente las mismas caras de siempre al poder.
Un buen articulo debe mantenerse bajo la luz de la objetividad a menos que el autor sea o demuestre tener alguna especie de autoridad en el tema (claramente, no es el caso), de lo contrario la tesis postulante pierde peso. A lo largo de esta columna responderé los 3 “argumentos” que se mencionaron en “Carta abierta a Franco Parisi”. Lo haré de manera indirecta ya que cuando se debate contra creencias, se cae en un ciclo de discusiones interminable.
Primero, no es novedoso ver en los medios de comunicación la utilización del típico recurso de comparación de los postulantes a la presidencia con los políticos del pasado. Eso ya no funciona. La gente ya entendió que estamos en una nueva generación política, una nueva generación que se originó debido al rechazo a la estructura maquiavélica que nos divide como nación (al parecer la televisión, los diarios y el autor del artículo no lo logran comprender). Luego de este 17 de noviembre, quizás lo logren asimilar.
Segundo, ¿a qué se debe el éxito de Parisi en estas elecciones? Cuando se aprobó la ley de voto voluntario, Chile dio un gran paso. Rescato el mérito de este gobierno pero faltaba algo. ¿De qué sirve fomentar el sufragio en los jóvenes, si no tienen interés alguno por la política? En este punto es donde aparece Franco Parisi (y a eso le atribuyó su éxito), de una manera u otra logró entender el mensaje y enfocó su campaña primordialmente a los jóvenes. Eso fue lo que marcó la diferencia con el resto de la política tradicional además del resto de los independientes y le ha ido bastante bien. ¿Quién iba a pensar que esos jóvenes encantados por la llegada de un postulante cercano a ellos, iba a tener incidencia posterior en el voto de sus familiares?
Tercero, la gente adulta está asustada y es normal. ¿Qué se podría esperar, luego de haber pasado tantos años viendo las mismas caras de siempre en la política y de pronto llegan tantos rostros nuevos? En relación a lo anterior, también me parecen normales los intentos de expulsar a las nuevas caras (recordemos que la gente repele lo que está fuera de su zona de confort), sin embargo nadie ha pensado en lo curioso e irónico de esta situación. Siempre se ataca biográficamente a los candidatos nuevos, que son quienes tienen el historial más limpio de toda la política chilena y casi ni se toca el tema cuando se trata de la Concertación o la Alianza.
Cuarto, este es el último recurso que se utiliza y se utilizará en estas elecciones y está basado en la confianza y credibilidad. Cuando no hay forma de invalidar algo, el atacante insensato rápidamente lanzará un “Pero, ¿tú le crees?» Antes de responder esa pregunta, por favor, les pido una sola cosa: piensen en cada una de las propuestas que se han hecho en los últimos veinticuatro años y que todavía no se cumplen, piensen en la flora y fauna que fue destruida únicamente por favores políticos, piensen en los jubilados que deben vivir con menos del sueldo mínimo, piensen en todos los problemas que tenemos como nación. Tan solo antes de responder esa pregunta que marca la diferencia, piensen.
La gente y los partidos políticos perciben en el ambiente el miedo que generan las nuevas caras postulando. La gente no hará nada, solo se verá influenciada por los ataques que hagan los partidos políticos. Por eso les pido: para estas elecciones, apaguen la televisión, no contribuyan a la farándula política que tanto mal le hace al país, revisen calmadamente el plan de gobierno de cada postulante en sus sitios webs, siéntense y decidan por ustedes mismos. ¿A quién le creo?
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