¿Cómo se dio la articulación de fuerzas políticas que determinó la formación de una Asamblea Constituyente (2007), y la presentación constitucional del buen vivir como proyecto de país en Ecuador?
Habría primero que hacer mención de un contexto: cierto malestar acumulado en la sociedad ecuatoriana con las propuestas y políticas de desarrollo capitalistas, desde el desarrollismo de la CEPAL de mediados del siglo XX, hasta el modelo neoliberal del siglo XXI.
En seguida se debe indicar hacia el protagonismo político que desde los años 90 había ido tomando el movimiento indígena y sus principales organizaciones. En Ecuador, según estimaciones censales, el 7% de la población es indígena, y habita mayormente en la región de la sierra de los Andes y el Amazonas oriental. Fue dicho protagonismo el que permitió el relevamiento de una propuesta como el sumak kawsay, el buen vivir.
Como tercer factor, podríamos mencionar las fuerzas políticas que surgen de la articulación entre partidos políticos de izquierda, los sindicatos, las organizaciones indígenas y campesinas, y también de movimientos con ideologías contemporáneas como el ambientalismo, el feminismo y los teólogos de la liberación (catolicismo), los cuales se unen en la crítica y acción política contra el neoliberalismo en la versión ecuatoriana. Este sentido de unidad contrasta con la desintegración del Estado y del sistema político que se había apoderado de la sociedad -Ecuador había tenido 10 presidentes en 20 años, con 3 derrocamientos-.
La figura de Rafael Correa surgió entonces como líder, y el partido Alianza PAIS presentó la alternativa del buen vivir como una modalidad de revolución ciudadana. PAIS logró la confluencia de los movimientos indígenas con los movimientos sociales, y de allí se dio paso a la propuesta y concertación de la Asamblea Constituyente.
Fue en los debates de dicha Asamblea donde tomó fuerza el concepto de sumak kawsay, buen vivir (2008). Esta experiencia indígena kichwa amazónica había logrado mantenerse viva a pesar de los 500 años de colonización occidental, probablemente producto del aislamiento cultural y geográfico de estos territorios.
Por sus contenidos pluriculturales y el poder inclusivo del preámbulo de la Constitución del año 2008, vale la pena reproducirlo aquí:
Se apela allí a la sabiduría de todas las culturas existentes en los territorios del Ecuador, para construir una “nueva forma de convivencia ciudadana”. También las experiencias compuestas de la Naturaleza y la Pachamama se reconocen como formas legítimas de espiritualidad.
Nosotras y nosotros, el pueblo soberano del Ecuador, reconociendo nuestras raíces milenarias, forjadas por mujeres y hombres de distintos pueblos, celebrando a la Naturaleza, la Pachamama, de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia, invocando el nombre de Dios y reconociendo nuestras diversas formas de religiosidad y espiritualidad, apelando a la sabiduría de todas las culturas que nos enriquecen como sociedad, como herederos de las luchas sociales de liberación frente a todas las formas de dominación y colonialismo, y con un profundo compromiso con el presente y el futuro, decidimos construir una nueva forma de convivencia ciudadana, en diversidad y armonía con la Naturaleza, para alcanzar el Buen Vivir, el Sumak Kawsay; una sociedad que respeta, en todas sus dimensiones, la divinidad de las personas y las colectividades; un país democrático, comprometido con la integración latinoamericana, la paz y la solidaridad con todos los pueblos de la tierra; y, en ejercicio de nuestra soberanía, en ciudad Alfaro, Montecristi, nos damos la presente Constitución de la República del Ecuador
Así pues, se apela allí a la sabiduría de todas las culturas existentes en los territorios del Ecuador, para construir una “nueva forma de convivencia ciudadana”. También las experiencias compuestas de la Naturaleza y la Pachamama se reconocen como formas legítimas de espiritualidad. Sobre unas bases como estas se propone un tipo de comprensión de la “armonía” entre los seres humanos, y de nosotros con los ambientes naturales.
Que se trata de un proyecto largo de construir se refleja en las dificultades de la traducción entre experiencias occidentales y experiencias indígenas. El buen vivir no dice exactamente lo que dice la forma indígena del sumak kawsay, y los conflictos políticos actuales en el Ecuador -donde se cruzan y chocan las cosmovisiones-, nos hablan de un proyecto de país que lucha con las dificultades del cambio.
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