Existe consenso a nivel nacional e internacional, que la incertidumbre y los resultados líquidos de los procesos electorales son la única certeza que podemos esperar de estos tiempos. Por más que algunos expertos, sociólogos o cientistas políticos traten de explicar estos fenómenos, como también las porfiadas encuestas de opinión, que continúan siendo replicadas de manera obtusa por los mismos medios de siempre, no se llega a una definición. Indudablemente los estudios aun no son completos, pero los jóvenes cada vez participan más en las elecciones, aunque son el sector más impredecible, respecto a la molestia de la mitad del electorado, no existe una investigación que lo haya analizado, por eso la lección es que nadie debe cantar victoria hasta el recuento de los votos.
Como por ejemplo la efervescencia electoral que vivió el actual Presidente a partir de marzo de 2018, imaginando a los ciudadanos convencidos del proyecto ofrecido de cambios y transformaciones, especialmente de mejora a la clase media, el malestar decían entre ellos había terminado, ahora solo a construir lo prometido, jamás se imaginaron el 18O. Claro está que sus expertos y menos el famoso segundo piso, no leyeron adecuadamente que solo votó el 49%, de 14 millones de chilenos, que por lo tanto, solo el 29% real de los ciudadanos mayores de 18 años le habían dado su preferencia. Ahora con la llegada de la Pandemia y la peor crisis social que ha tocado al país, cesantía y delincuencia, más la pésima gestión de este gobierno con una incapacidad brutal para enfrentar estas temáticas, han agravado los problemas en la población, lo que aumenta la desidia en la gente y pierde el interés de participar de procesos electorales, porque no ven satisfechas sus necesidades básicas.La humildad, la escucha activa, reconocer errores, ser empático, la tolerancia y asertividad, comunicación efectiva, conciencia emocional, liderazgo desde el ejemplo, pasan a ser elementos fundamentales en la carrera política y que en pocas semanas pueden desbloquear todos los imaginarios triunfalistas de sus adversarios políticos
El aprendizaje en política es permanente, pero se olvidan rápidamente, nuestra sociedad está cansada de tanta desigualdad y discriminaciones, el país ha crecido como nunca, pero para el hombre y la mujer común nada ha cambiado, sin duda este es un porcentaje significativo que se alejó de las urnas a partir del año 2013, cuando en los mareos de la clase política establecen el voto voluntario, pasamos en 30 años de votar casi el 90% en 1988, al 49% en la última presidencial, el 51% en el exitoso plebiscito de 2020, del Apruebo por una Nueva Constitución.
Michael J. Sandel (La Tiranía del Mérito, 2020), establece que los éxitos electorales del Brexit y Trump, obedecen a que efectivamente la centro-izquierda en los últimos años se olvidó de las brechas de desigualdad, mejoramiento del ingreso, la participación en cargos representativos de los sin título e instaló el foco en la elite tecnocrática. Los estudios y títulos meritocráticos para salir adelante son importantes, pero sabemos claramente que las oportunidades no son iguales para todos, en Chile tenemos miles de ejemplos de clasismo y monopolio laboral para quienes estudiaron en 8 colegios particulares pagados y no más de tres o cuatro universidades, ejemplo disruptivo, es el impacto que causó la elección de la presidenta de la CC profesora Elisa Loncón, de raíz mapuche con una elite desesperada, que solo busca sabotear y desprestigiar su trabajo.
En las primarias legales recién pasadas nadie dudaba que la elección presidencial se jugaría muy probablemente entre un alcalde UDI y uno del PC, era casi un consenso hacía meses. Nuevamente la embriaguez electoral preprimarias, los mismos que en intensos estudios hablaban del malestar de la clase política y sus principales partidos, también contra las elites-política-económicas daban por ganadores a estos representantes de dos partidos tradicionales y no ajenos al desprestigio in comento. ¿Qué pasó? Lo real es que como nunca la población electoral fue a las urnas y se registró una participación récord en primarias (3,1 millones) y lo que siempre se ha dicho, los que creen en la democracia y el voto como instrumentos de cambio, produjo un vuelco en el resultado que muchos aún siguen analizando y tratando de comprender.
El joven candidato del Estrecho de Magallanes que luchó en conseguir las firmas para inscribirse legalmente, presentó una franja optimista, limpia, carente de hostilidad y de descalificaciones. Se posicionó como un liderazgo nuevo, pero también dio señales de reconocerse en una historia más larga de luchas sociales de la izquierda, y especialmente, del socialismo chileno. Quizás su mayor acierto electoral fue entender que a una sociedad y un pueblo tan golpeado por la pandemia, la crisis social y económica, no se le podía hablar sólo desde las emociones de la rabia y el dolor, sino también desde la esperanza. (Ernesto Águila). Mostró un estilo de liderazgo colaborativo y no autoritario, una y otra vez enfatizó no tener todas las respuestas. Se ancló en ejes clave de la política progresista siglo XXI. Manifestó desde el árbol al que se subió, la madera de la que estaba hecho, algo que ya había mostrado antes, (desde luego el 15N), triunfó porque fue claro y nítido en las diferencias con la propuesta y el estilo guerra fría del alcalde PC. Tímidamente al principio, con determinación en el último debate, quedó claro su nuevo liderazgo y no solo se alzó como líder, de su sector, sino que solidificó aún más al Frente Amplio como referente político clave en la política actual. (Paula Escobar).
Hay que destacar que la humildad, la escucha activa, reconocer errores, ser empático, la tolerancia y asertividad, comunicación efectiva, conciencia emocional, liderazgo desde el ejemplo, pasan a ser elementos fundamentales en la carrera política y que en pocas semanas pueden desbloquear todos los imaginarios triunfalistas de sus adversarios políticos. Se vive un tiempo paradojal donde los proyectos de transformación social que solo pueden materializarse a partir de esfuerzos colectivos son evaluados por la ciudadanía a partir de los atributos individuales de quienes los lideran. De aquella evaluación dependerá quién, finalmente llegue a La Moneda. (Claudio Fuentes).
Ahora nuestra candidata Paula Narváez se encuentra muy bien preparada, ha levantado un discurso distinto, con honestidad, autocritica y verdad, con programa de gobierno realista, pero como suele suceder ha sido maltratada por la prensa y sufrido fuego amigo y no tan amigo, por eso hoy es fundamental dirigirse a todos los electores, no solo a nichos específicos, obviamente la consulta ciudadana del 21 de agosto de 2021, tiene la desventaja de todos los beneficios que tuvo la primaria legal, como fue la franja electoral, debates nacionales, financiamiento, etc. Ahora se entiende el temor a que participara en el proceso de primarias, por eso la excluyeron, en democracia no se debe excluir a nadie, la conversación es fundamental, las discrepancias son lógicas y naturales, de ahí nace la verdad para el ciudadano que soberanamente toma la decisión final.
Los temas en las agendas programáticas han cambiado, la ciudadanía y particularmente jóvenes, que cada vez votan más, muestran especial interés por la ecología, temas de identidad de género, feminismo, territorio y regiones, agua para todos, internet democráticamente distribuido, sueldos dignos, terminar con las AFPs, contratos de trabajo no abusivos, más vacaciones, salud de calidad universal, educación pública gratuita y preferente del Estado.
La compañera Paula Narváez, encarna un nuevo liderazgo, es urgente iniciar la construcción de una nueva sociedad, vamos por lo imposible, nos hemos farreado muchos posibles, es urgente un trato social más justo, sin clasismo, sin atropellos a nuestra dignidad humana, “hasta que se haga costumbre”.
Comentarios
03 de agosto
Excelente material.
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