En primer lugar, y esto lo digo como republicano que soy, permítame estar decepcionado de la derecha chilena. Lo digo, pues las dos fuerzas más importantes de derecha UDI y RN, han sido incapaces de manejar en un año y pico, las fuerzas sociales que con obviedad venían calentando motores desde el año 2006.
Como usted sabrá, el último presidente electo democráticamente y que era de derecha, fue Jorge Alessandri, en 1958. O sea, más de 50 años para preparar una gestión como la de hoy, inclusive con 17 años de régimen militar que los favoreció completamente, en cuanto a cambiar el sistema y paradigma social.
Es cierto que el sistema social, la cancha donde juegan fútbol, la democracia representativa a fin de cuentas, viene en crisis hace rato. Yo diría desde fines del gobierno de Lagos, toda la gestión de Bachelet, hasta la fecha. Sin embargo, uno esperaría de una derecha empoderada, que ganó al pacto más exitoso en la historia de la Chile – Concertación – un poco más de profesionalismo en su “nueva forma de gobernar”.
Hasta el honorable señor Cantero (ex RN), se da cuenta que hay una campaña del terror en el tema educación; donde ha explotado toda la rabia contenida de la masa en virtud de la radiografía de la pésima democracia y la injusticia social. Es más, no solo el parlamentario piensa así. Es cosa de escuchar al alcalde de Puente Alto, Manuel José Ossandón, diciendo a los cuatro vientos: “Al Gobierno le falta calle”; “No se puede gestionar la educación en colegios con treinta y tantos mil pesos”, y otras.
El mismo diputado Arenas, presenta proyectos en contra del matrimonio homosexual, o AVP, que fue promesa de campaña del ahora Presidente de la República.
Para qué hablar, cuando incluso hay ministros como Evelyn Mathei y Pablo Longueira que a todas luces hacen lo que quieren e intentan a como dé lugar rectificar la historia y demostrarle a la gente que la derecha “no es tan mala”.
Alessandri, hizo lo mismo que Piñera. Primero, hizo un gabinete técnico donde destacaron personalidades como Enrique Ortuzar en Interior, o Roberto Vergara Herrera en Hacienda. Luego, tras la pérdida del Congreso, tuvo que tener amistad con los radicales –pendulares como siempre- y modificar su gabinete hacia uno más político. ¿Le parece conocida la historia?
El Presidente ganó, como diría Tere Marínovic, con las ideas de la izquierda o de la Concertación. El problema sucede cuando tenemos un rechazó total de la gestión en muy poco tiempo con muchas crisis. Y con un presidente que, al igual que Alessandri, poco le importa hacer partido, hacer militancia o equipos. El quiere salir impecable de su gestión; sin embargo, le pasan boleta cada vez que pueden los diferentes sectores que lo apoyan (o apoyaron).
No es que falte liderazgo. Es que nunca hubo liderazgo. Como dice Patricio Navia, el Presidente pertenece a una derecha atípica, que votó por el NO, con raíces en la DC del principado, empresario odiado por sus pares y más falso que un espantapájaros. Su sector nunca lo encontró un buen candidato. Menos Presidente.
Así y todo ganó, pero ganó con la mentira. Ganó con las ideas de una Concertación que mejoraba de a poco el sistema neoliberal que tanto odia. Y hoy, se ven los gallos en cancha y nos damos cuenta de que ni adentro ni afuera hay un orden.
Nuestro Presidente, “tiene la escoba” y no hay un “mineros dos” o un “San Golborne” que lo pueda salvar.
Es por esto, que cuando me hablan de estupidez política, yo le digo que no sé si será estupidez. Más bien me parece, el tartamudeo vergonzoso de un ladrón atrapado robando en una tienda. La mentira es tan obvia, que hoy en las tres derechas. (empresarial, clerical y piñerista) no se ve un discurso sólido y solo van error tras error.
———
Foto: Gobierno de Chile / Licencia CC
Comentarios