Hace algunos días, la candidata de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, visitó la capital de Wallmapu, Temuco, en el marco del cierre de su campaña. Es de público conocimiento que, en la difusión de las propuestas referidas a “un nueva relación entre el Estado y el pueblo mapuche”, ocurrió un conato entre la madre y la hermana de Matías Catrileo, Mónica Quezada y Catalina Catrileo, respectivamente, y adherentes de la candidatura.
Tal como lo señala certeramente el presidente del comando comunal, Ricardo Celis, “procedieron a lanzar una bolsa de pintura roja al escenario (…) se derramó sobre el escenario sin alcanzar a nuestra oradora en ese momento. Si bien es cierto este acto nos parece violento y poco democrático, entiendo que ella, como madre está con rabia, desconsuelo y desilusión por la violenta muerte de su hijo y los resultados de justicia que desde allí han surgido”.
Esto, junto con el pronunciamiento de diversos actores que han rechazado la violencia venga de donde venga, pues no es aceptable que hechos como estos ocurran en esta democracia que tanto nos ha costado como país construir, trajo una consecuencia inesperada: la acusación a Pablo, militante de las Juventudes Comunistas, quien fue sindicado antojadizamente como autor del golpe que quebró un diente a la madre de Matías Catrileo.
Es preciso, dadas las circunstancias en que ocurrió, elucubrar algunas palabras en defensa de Pablo, quien nada tuvo que ver.
Mucho se ha viralizado el video de la agresión, donde si bien se ven banderas comunistas no es la persona a la que se acusa la que irrumpe con el golpe, pero poco se ha hecho por retractarse o desmentir las acusaciones que se imputan. Es más, se reafirma y difunde el perfil del “supuesto agresor” en un medio regional, el que hace eco de la denuncia a través de las redes sociales. Imagino cuántos tuits, amenazas e indirectas se le han proferido en estas horas. Esperemos que todos cuantos han ejecutado estas acciones tengan el mismo valor para pedir una disculpa.
Es más, la propia afectada, la señora Mónica Quezada, ha referido en declaraciones que han masificado diversos medios de prensa digital, que no ha sido Pablo quien le ha hecho perder un diente, sino que un guardia. Pero no, pocos son los que reproducen esa información.
Tengo la fortuna de haber trabajado con él, conozco su compromiso firme en la defensa de la democracia y su rechazo sólido a las prácticas que desprestigian nuestro actual clima político. Sé, a ciencia cierta, que en su fuero interno no ha planeado de antemano un ataque hacia quienes considera como sus hermanos y hermanas en las reivindicaciones justas que acompañan las sangrientas y cobardes pérdidas que la Ñuke Mapu reclama.
La propia afectada, la señora Mónica Quezada, ha referido en declaraciones que han masificado diversos medios de prensa digital, que no ha sido Pablo quien le ha hecho perder un diente, sino que un guardia. Pero no, pocos son los que reproducen esa información.
Por cierto, esto nos deja una pequeña enseñanza respecto del cómo ejercemos la democracia digital.
Mucho nos costó como país haber esperado romper con la hegemonía dictatorial en la década de los ochenta, los miedos al tirano en la década de los noventa, y los cerrojos que nos ataron –y nos siguen atando- al pasado en la década de dos mil. Hoy formamos parte de una ciudadanía que se moviliza y que defiende su derecho a expresión en tiempos de esta forma en que se nos presenta la democracia.
Sin embargo, es una en la que debemos estar a la altura. Debemos cuidar de las opiniones antojadizas y sin fundamento, del daño que le hacemos a los demás cuando nos quedamos con las primeras impresiones, de los juicios que emitimos nacidos desde el calor de los contextos. Esto es lo que ha ocurrido con una persona que no ha hecho daño contra quien es el respetable símbolo de una lucha justa por la búsqueda de justicia.
Es también preciso señalar que no es comparable, bajo ningún punto de vista, una bolsa de pintura con la muerte de un hijo. Muchos, en la misma situación, reclamaríamos también por justicia dadas las circunstancias en que se lo han arrebatado. Nada justifica la violencia de ninguna parte, pues eso no está en línea con una sociedad democrática, así como nada justifica las acusaciones antojadizas de las que Pablo ha sido parte.
Es por ello que hoy bien vale haber roto la rutina para escribir esta página, la de la reflexión, en defensa de Pablo.
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juan perez
Si voy a funar un acto de la Evelyn y a gritarle chuchadas, lo mas probable es que me lleve su ensalada de combos en el hocico por parte de sus adherentes. O al de Claude, o al de Parisi. Si juegas con fuego te quemas.
Carlos
Quien debiera disculparse es él por haber ido a agredir a la familia Catrileo. Que no haya sido el autor del golpe a la señora Mónica no lo exculpa de haber actuado como «paco», empujando a personas que ejercían su legítimo derecho a manifestarse. Para mi, Luco es el rey de los maricones y tu un mamón.
Alvaro
Respeto mucho las filas de la J y su aporte incondicional a las poblaciones como los trabajos sociales…… pero es justo escuchar alguna declaración de la Sra. Catrileo……
si tan rápido salio un respaldo para el afectado…… se debiese fortalecer con algo mas solido…..!!!!!!!!!!!!!
Rikardo Solar
“procedieron a lanzar una bolsa de pintura roja al escenario (…) se derramó sobre el escenario sin alcanzar a nuestra oradora en ese momento. Si bien es cierto este acto nos parece violento y poco democrático»
COMUNISTAS INDICANDO QUE LANZAR UNA BOLSA DE PINTURA LES PARECE UN ACTO VIOLENTO????????????
DONDE ESTA LA CAMARA ESCONDIDA POR FAVOR!!!!
Carlos
Metanlo Preso a ese Conchesumadre.. Se las da de santurron pero Monica no ha dicho nada respecto a que el fué o no…
Gaby Sal
Ojalá Diego te movieras tan rápido para saber QUIEN agredió a la madre de Matías Catrileo!! No he visto NINGUNA declararación de la señoara indicando que no fue Pablo quien la agredió! Sólo puedo decir, que se mueve rápido el aparato!