Hemos manifestado insistentemente en el reconocimiento a la leña como un combustible sólido, lo cual implica que el Gobierno patrocine y ponga suma urgencia al proyecto de ley que “Modifica la ley N° 18.410, que crea la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, con el objeto de considerar la leña oficialmente como combustible”. Con preocupación vemos que lamentablemente esta medida no está considerada.
El gobierno de la Presidenta Bachelet ha dado a conocer la tan esperada agenda energética para el país, instrumento que representa la hoja de ruta con medidas para construir una Política Energética para Chile. Pero en términos concretos, ¿qué anuncios o medidas contenidas en dicha agenda contribuyen significativamente en el ámbito de la calefacción en base a leña en términos de política pública? Sobre todo, considerando que por estos días muchos quieren sindicar a la leña como la única culpable de los altos niveles de contaminación en las ciudades del centro sur de nuestro país, encontrando incluso discursos divergentes entre los distintos ministerios relacionados al tema.
Las ventajas de la leña que son destacadas en la agenda de energía han sido:
– Su alta disponibilidad, además es renovable y no la afectan los mercados internacionales.
– No se ve afectada por factores climáticos.
– No invade territorios, ni los interviene (arraigamiento cultural).
– Es el segundo combustible usado en Chile después del petróleo, lo cual no es menor considerando que el 60% de la energía que consume el país se importa.
– Hoy no posee un sustituto accesible para el usuario.
Dentro de las propuestas de carácter transversal que involucran a la leña, valoramos la intención de trabajar una estrategia de manera integral (involucrando a todos los actores) y de largo plazo (más allá de un gobierno). Por otro lado, con una ley de eficiencia energética, en especial para hogares, pequeña industria y comercio se propiciaría un uso más eficiente de la leña. En este sentido, se valora la inclusión de un etiquetado que también considere a las estufas y equipos que combustionan biomasa (al 2015) y un aumento de los recursos destinados al aislamiento térmico de viviendas. Sería ideal se comenzara a pensar en que el modelo 1 vivienda = 1 estufa hay que hacerlo evolucionar a otros esquemas de tipo distrital a distintas escalas.
Mención especial merece la manifestación de considerar el factor social como eje principal para una futura política dendroenergética, porque la leña a diferencia de los otros combustibles, no se encuentra en manos de empresas o grandes conglomerados monopolizados, en donde unos pocos manejan un mercado que ya quisiera quitarle participación al nicho de la leña, como es el caso del gas, por poner un ejemplo. Por el contrario, su mercado está enormemente atomizado desde los cientos de miles de pequeños productores rurales, los miles de intermediarios o comerciantes y los millones de consumidores rurales y urbanos. Lo anterior nos sitúa en un mercado en que los factores sociales cobran especial relevancia, puesto que estos productores, comerciantes y transportistas asociados manejan negocios locales y familiares en al menos seis regiones del país, sin mencionar su consumo en los sectores más vulnerables de la población por su precio accesible.
Respecto de las medidas puntuales anunciadas para la leña, resulta relevante la intención de generar estudios que actualicen el consumo nacional, además de generar otra información de importancia que se requiere para desarrollar y evaluar una política dendroenergética con una mirada sistemática. Todo ello contribuirá a mejorar la base de conocimientos respecto de la leña y otros dendroenergéticos. En este sentido creemos que el Estado debiera destinar los fondos de una manera acorde al nivel de confianza y territorialidad que se necesita para recopilar la información, sobre todo aquella información relacionada con su consumo.
También se ha planteado la creación de mesas de calefacción y leña tanto a nivel nacional como regional. En tal sentido, deseamos que éstas se desarrollen de la manera más participativa posible, donde estén reflejados todos los eslabones de la producción, venta y comercialización de la leña. La medida indica que estas mesas serán desarrolladas para elaborar una “Política Nacional y Regional sobre Calefacción y Uso de la Leña”. En nuestra opinión, la política debe ser más amplia, y en ese sentido nuestra propuesta es generar una Política Dendroenergética explícita y participativa, que incluya entre otros temas:
– Políticas públicas sobre uso residencial de la leña en Chile y la contaminación intra-domiciliaria.
– La aislación térmica de las viviendas tanto nuevas como usadas
– Educación e investigación, innovación tecnológica en la fabricación de artefactos de combustión a leña.
– Garantizar el acceso a la leña seca en todas las regiones del país mediante la creación de centros de gestión de acopio y secado de leña.
Como Sistema Nacional de Certificación de Leña, hemos manifestado insistentemente en el reconocimiento a la leña como un combustible sólido, lo cual implica que el Gobierno patrocine y ponga suma urgencia al proyecto de ley que “Modifica la ley N° 18.410, que crea la Superintendencia de Electricidad y Combustibles, con el objeto de considerar la leña oficialmente como combustible”. Con preocupación vemos que lamentablemente esta medida no está considerada en las iniciativas legales que debe impulsar el Gobierno en la presente agenda, con lo cual se podría suponer que cualquier iniciativa, por positiva que sea, podría demorarse en su implementación por la ausencia del sustento legal antes mencionado.
Finalmente, otras medidas que debiesen haber sido incorporadas son:
– Certificación de los artefactos de combustión a leña u otros dendroenergéticos.
– Estructuración de un programa de recambio masivo de artefactos a combustión obsoletos en las ciudades con Planes Preventivos de Descontaminación Atmosférica (PPDA), como así también en aquellas que posean Planes de Descontaminación Ambiental (PDA).
– Diseño e implementación de instrumentos de fomento productivo acordes al sector que permitan aumentar la oferta de leña de calidad y buen origen en el país.
– Crear un marco normativo mediante leyes, reglamentos u ordenanzas que aseguren la comercialización de leña con menos de un 25% de humedad, dependiendo del tipo de madera.
– Potenciar el único Sello de Certificación para la leña existente en nuestro país, el que otorga el Sistema Nacional de Certificación, que opera entre las regiones Metropolitana y de Aysén.
– Prohibir la venta de leña al detalle para consumo final con más de un 25% de humedad en regiones con problemas de contaminación durante el invierno. Esta leña deberá estar estandarizada según el tipo de madera.
* Entrada escrita Escrito por Vicente Rodríguez, Secretario Nacional del Sistema Nacional de Certificación de Leña (SNCL)
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