Nuestro país hoy tiene importantes desafíos que deben solucionarse con diálogo y debate de ideas, sin embargo, igual de importante es que no se permitan estos chantajes políticos, ya que en estos se superpone la voluntad e interés personal o partidista por sobre el beneficio de la ciudadanía.
Uno de los términos más polémicos de esta semana es “la mala práctica”, expresión que puede encontrarse en la dimensión correcta para algunos y sobrepasada para otros. Este término se puso en debate luego de que el ex ministro y ahora candidato presidencial Andrés Velasco calificara como “líder del clientelismo y las malas prácticas” al Senador Girardi en el programa Tolerancia Cero del domingo pasado. Más allá de la intención final de la declaración, algo que se debe asumir es que estamos poco acostumbrados a que alguien exponga irregularidades con nombre y apellido.
No pasaron muchas horas para que se sumaran nuevas declaraciones que afirmaban lo dicho por Velasco y que, por otro lado, aparecieran declaraciones que lo cuestionaban, pero sin empeñarse mucho en defender a Girardi.
La defensa de alguien supone algunas estrategias que, aunque legendarias, no son muy sofisticadas:
– Basarse en la idoneidad y virtud del defendido, exponiendo con seguridad que lo dicho no puede serle atribuido por su intachable comportamiento.
– Atribuirle al sistema un poder de influencia sobre el defendido para que actuase como lo hizo.
– Cuestionar al emisor de las declaraciones, exponiendo situaciones iguales o más graves en las que haya participado, la temporalidad de sus dichos y dejándolo de esta forma inhabilitado para emitir opinión.
– Generalizar el hecho, dándole una connotación de “normalidad” que, pudiendo ser excesiva en un principio, trae un bien mayor finalmente.
Fueron utilizadas las dos últimas con mayor empeño, dejando claro que, a pesar de que los defensores de Girardi no comparten en nada lo dicho por Velasco, Guido no es precisamente una “paloma tan blanca” que no sea capaz de hacer lo que se le atribuye.
Lo expuesto por Velasco como “mala práctica” no es el hecho de que te sugieran personas para ocupar algún cargo público, sino lo que viene detrás de la sugerencia: la amenaza o la solicitud del favor político. Es lógico que quien tenga que elegir a su equipo de trabajo (en una institución política), seleccione considerando tanto aspectos curriculares técnicos como de perfil político, ya que, por muy competente que sea el candidato o candidata, debe depositarse en él o ella la confianza de un proyecto país compartido; aspecto que no es similar a una empresa.
Nuestro país hoy tiene importantes desafíos que deben solucionarse con diálogo y debate de ideas. Igual de importante es que no se permitan estos chantajes políticos, ya que en ellos se superponen la voluntad e interés personal o partidista por sobre el beneficio de la ciudadanía.
Vieja es la disputa entre las corrientes técnicas y sociales, y en esta se impondrán siempre las visiones de cada individuo de acuerdo con su forma de ver o vivir la vida; pero cuando se proyecta esta visión, imponiéndola como verdad, se cae en populismos o tecnicismos extremos que no permiten avanzar.
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