Sin duda fue el gran triunfo del movimiento social el acuerdo logrado por la mayoría de los partidos políticos del país. El viernes 15 de noviembre de 2019 de madrugada, se acuerda el fin a la Constitución de Pinochet (previo plebiscito de abril de 2020) y espero que se apruebe por todos, también una Convención Constituyente o Asamblea Constituyente. Existen grupos que están rechazando este acuerdo, puesto que se ha generado una desconfianza profunda de la clase política, se especula que hay una cocina, como operarán los 2/3, donde queda la soberanía constituyente, etc.
La descomposición de los políticos y de la elite en los últimos años ha llevado a un desprestigio sin precedentes, se les acusa que no hicieron la tarea en estos 30 años de transición, es verdad, pero solo quiero destacar, que en esta oportunidad la derecha (UDI/RN) acuerden terminar con la Constitución del 80, (punto 7 del Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución), que fue escrita por Jaime Guzmán, colmada de trampas para favorecer a ese sector y sustentar el modelo neoliberal, es un paso tremendo y debe ser valorado. “El dilema que enfrentamos como sociedad es que quienes tienen el poder en términos institucionales (porque lo ganaron en las urnas) se han vaciado de legitimidad social”. (Juan Pablo Luna).
Esta es y será siempre una negociación política, al calor de la movilización social nos hemos dado cuenta de los déficit en educación ciudadana (o cívica) otra falla en estos años, en que solo se focalizó en lenguaje y matemáticas. Como decía, en toda negociación siempre hay que ceder algo (esto es política, no guerra), indudablemente del acuerdo aún falta que se transforme en reforma constitucional con sus respectivas leyes para implementar todo en abril, lo que para algunos puede ser mucho tiempo, pero esperemos que todo se cumpla. Sin partidos políticos no hay democracia, este principio es básico, si no nos gustan los actuales, sus dirigentes, sus parlamentarios, habrá que cambiarlos, muchos países han vivido estos fenómenos (Italia, España, Grecia, Ecuador, Venezuela, Portugal).
Llevamos casi tres semanas desde el acuerdo y el país sigue con movilizaciones casi todos los días, especialmente con altos grados de violencia, los informes de violaciones a los DDHH son categóricos, tanto de Amnistía Internacional, como de Human Rights Watch, entre otros. En este contexto, el parlamento y gobierno deben crear a la brevedad una comisión investigadora, con la debida compensación para las víctimas por los abusos, similar al informe Rettig o Valech, sin justicia real, difícilmente veremos la luz en este túnel que atraviesa al país.
También se ha observado una constante en cuanto a los saqueos e incendios por grupos de delincuentes, provocando mucha intranquilidad en la población, con ausencia reiterada de las fuerzas policiales que no actúan con la misma severidad como lo han hecho con los manifestantes que marchan pacíficamente.
Por otro lado, la autodenominada agenda social del gobierno avanza lentamente y con una inversión mínima para las grandes demandas que preocupan a la población, por más que el nuevo ministro de Hacienda lo valore, pero la inversión significa menos del 0,5 % del PIB, lo cual parece poco serio (US$ 1.300 millones de dólares), frente a este cataclismo social, que demuestra que efectivamente el pueblo chileno despertó, a tal punto, que por fin tomó conciencia de la vergonzosa desigualdad que el modelo instaló en toda la sociedad, que nos involucró a todos durante tantos años y que lamentablemente nuestra clase política progresista la consolidó con sus políticas y miedos a tocar las AFP, ISAPRES, las concesiones, privatizaciones del agua y litio, nos mantiene en un marasmo que entre gobierno y oposición no toman conciencia de la urgencia que reviste enfrentar los temas de esta profunda desigualdad.
Si todos coincidimos estar enfrentando una situación muy delicada en el país, las soluciones se tienen que enfrentar en la magnitud respectiva, frente a la inversión hay que endeudarse y en cifras significativas
“Actualmente, la acumulación de riqueza en manos de unos pocos dueños del mundo, es asombrosa. En Chile también se acumula con la misma obsesión. Se trata, pienso, de una especie de mal de Diógenes donde el dinero se reproduce por toneladas al interior de una bóveda de platino que se incrementa por el sacrificio de millones de cuerpos trabajadores y la depredación insaciable del territorio. Los economistas locales apuestan al crecimiento, ¿para quiénes? Hay que pensar que en Chile, el 1% acumula una riqueza equivalente a más de cinco millones de trabajadores.” (Diamela Eltit/El País/ 1 de diciembre de 2019).
Si todos coincidimos estar enfrentando una situación muy delicada en el país, las soluciones se tienen que enfrentar en la magnitud respectiva, frente a la inversión hay que endeudarse y en cifras significativas, (como lo hizo Alemania por la unificación, Grecia y otros países por crisis importantes), por el tamaño de nuestro PIB, aún tenemos créditos internacionales, luego reformas tributarias mediante se pagarán en 10 ó 20 años.
El plazo actual para resolver las principales demandas también es importante a considerar para que no siga escalando la violencia. No puede ser que el parlamento a 46 días de iniciado el conflicto social, aun no aprueba el reajuste del salario mínimo. Es crucial que en esta etapa trabajen todos los días y proponerse en un mes avanzar aceleradamente, se exige seriedad, terminemos con las AFP (hay modelos de países nórdicos, tambien Canadá y Australia) en cuanto a la Salud e ISAPRES, (modelo de Inglaterra NHS), que al igual que la constitución son el gran símbolo del modelo neoliberal y de la dictadura. Trabajen a tiempo completo señoras/señores parlamentarios, la ciudadanía espera todo de ustedes.
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