Antropológicamente somos seres sociales y tendemos a agruparnos para subsistir, por lo mismo, la política podríamos definirla como algo inherente a toda forma de cohesión social. Por esta misma razón, encuentro saludable y esperable que se conformen nuevos referentes interesados en asumir un liderazgo dentro de la derecha. Sin embargo, a la luz de los escándalos de corrupción de los últimos años, estos movimientos suelen despertar la misma pregunta ¿Unirse para qué? y/o ¿Para quién?
Hagamos memoria, tras la caída de la dictadura y la democracia permitió el resurgimiento de la política partidista, movilizando a muchos ciudadanos a cobijarse bajo un mismo ideario colectivo; derecha, izquierda y centro, ofrecieron un modelo de gobierno y los votantes empezaron a marcar sus preferencias, hoy, gracias al voto voluntario, además de presentar un conjunto de promesas, se deben generar confianzas.Con el respeto que me merecen sus militantes y adherentes, creo que Chile Vamos trata de Avanzar con todos, sin decirnos dónde, con quién, por qué y cómo.
No voy a entrar a describir o descalificar el rol que tuvo la Concertación y la Alianza durante estos años, tampoco voy a perder el tiempo cuestionando el actuar de los “honorables líderes” o del poder del duopolio, sólo voy a decir que frente al conjunto de desigualdades e injusticias que existen en nuestro país, debemos propiciar instancias que permitan a los votantes ser más agudos antes de sufragar.
Es tan absurdo saber que un 5% de la población nacional concentra los recursos y más del 60% sufre las consecuencias de las colusiones, la corrupción, la centralización y el oportunismo populista transversal, es esclavitud mental, nada más.
Elegí hablar de Chile Vamos porque soy de derecha y porque tengo la sensacion de que este conjunto de grandes profesionales e ideólogos pretende aunar nuestras fuerzas. Observo cómo nos ofrecen medidas destinadas a corregir los desastres producidos por las reformas de la Nueva Mayoría; siempre buscando dar continuidad a la gestión del Ex Presidente Piñera. Veo cómo se llenan la boca felicitando a Macri y Capriles, mientras critican a Maduro y Miss K, olvidando que, para ese 60% insatisfecho, siguen siendo los mismos Chicago Boys que viven y actúan dentro de la élite del 5%.
No voy a cuestionar sus planteamientos, criticar a quien no tiene autocrítica es absurdo. Lo que sí voy a hacer es increparnos a nosotros los militantes, quienes anhelamos ser del 35% que trabaja para el 5%, sin darnos cuentas que convivimos o provenimos del mismo 60%, al que damos la espalda y/o canastas familiares.
Siento que el futuro de la Derecha (considero que el concepto centroderecha es un eufemismo creado para distanciarnos de la UDI, obviando que muchos siguen manteniendo una profunda devoción por el gobierno militar) tiene que fundarse en acciones destinadas a estar de verdad con la ciudadanía; tenemos que ayudarlos desinteresadamente, hay que empatizar con sus necesidades y propiciar medidas que contribuyan a superar la brecha de desigualdad actual. No es posible que nuestros líderes presenten un discurso que en la práctica deja de lado a las regiones y que además, cierra las puertas a nuevos referentes políticos que sólo buscan representar otras miradas. No es posible o mejor dicho, es imposible que alcemos nuevamente a una opción presidencial que nombró dentro de sus asesores a un conjunto de personajes cuestionados por la justicia (o sea es posible, siempre hay quienes gustan del fracaso). Para ser honestos, me importa un reverendo bledo si Dávalos se va o no a la cárcel, si se contrataron mil familiares como asesores y agitadores de abanicos o si se destinan toneladas de recursos en gomas de borrar o cantantes que hacen pre campaña; creo que el norte de la derecha está en velar por la probidad en los candidatos que postularemos, en un giro social que permita entregar reales herramientas a los más vulnerables, en medidas duras que eviten que grandes empresarios se aprovechen de pequeños consumidores, en acciones que desincentiven la corrupción y en algo tan simple como escuchar más antes de hablar.
Con el respeto que me merecen sus militantes y adherentes, creo que Chile Vamos trata de Avanzar con todos, sin decirnos dónde, con quién, por qué y cómo. Por lo mismo, por ahora, Renovación Nacional sigue siendo el lugar desde donde intentaré juntar a personas que comprendan que el Poder Regional sirve más que una oficina en Apoquindo 3000.
Ojalá la derecha abra los ojos, porque realmente, muchos queremos unirnos, pero no para repetir los mismos errores.
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