El debate político ha estado cruzado en el último tiempo por dos ideas interrelacionadas fuertemente: el relato y la nueva forma de gobernar (NFG). Mientras la última se ha venido escuchando desde la campaña presidencial, la primera, se ha instalado en la escena desde fines del 2010.
Desde entonces “el relato” se ha convertido en el concepto o idea más recurrente del debate político nacional. Se ha iniciado una loca carrera en busca del relato perdido; que hay relato o que no hay relato son los dos extremos de la discusión.
El concepto de la NFG también ha estado en boca de todos los actores para bien o para mal. Mientras para el gobierno se encuentra en plena ejecución de manera exitosa, para otros esa nueva forma “de hacer las cosas” se cae a pedazos: crisis del gas en Magallanes, Barrancones, Van Rysselberghe, Kodama e HidroAysén.
El objetivo de este análisis no sólo es entender en qué consiste esta NFG, sino también identificar el relato del gobierno.
La hipótesis que se plantea es que este gobierno si tiene relato y que sus pilares se pueden encontrar en el discurso presidencial del 21 de mayo pasado. Del mismo modo, hay antecedentes que nos permiten entender en qué consiste la NFG.
La relación entre relato y NFG es directa y estrecha. Mientras el relato se entiende como discurso, la NFG es la expresión en acciones concretas de esa narrativa. Es la dialéctica entre contenido y forma, entre discurso y acción, entre el decir y el hacer.
Para entender el relato del gobierno hay que recurrir en primer lugar a la idea de desarrollo. En esa dirección, hay una primera premisa estratégica que se desprende del propio discurso al afirmar que antes de que termine la década “Chile habrá alcanzado el desarrollo y superado la pobreza”. Dice Piñera que “nos proponemos que, al culminar esta década, Chile… se haya convertido en un país desarrollado, sin pobreza y con oportunidades para todos”.
No se trata de discutir que se entiende por desarrollo ni si las medidas que se toman para ello son las adecuadas o no; ni tampoco, hacer una crítica política del discurso. Al contrario, el objetivo consiste en identificar el relato del gobierno y su relación con la NFG de gobernar. Sin embargo, no deja de ser curioso el hecho de que se plantean objetivos estratégicos mirando el 2018, cuando su gobierno termina en marzo del 2014. Ello supone, sin duda, que la coalición confía en que habrá sucesión presidencial y que el nuevo gobierno dará continuidad a su relato.
Para Piñera un país desarrollado es aquél “que traerá oportunidades de progreso material y espiritual para todos… el país de las oportunidades, seguridades y valores”. Aquí está el núcleo central del relato. En efecto, el relato del gobierno se constituye a partir de la articulación de esta triada: oportunidades, seguridades y valores.
Piñera explica los conceptos cuando dice que en una “sociedad de oportunidades, todos pueden, con su talento y esfuerzo, lograr su realización personal; una sociedad de seguridades significa que si alguien tropieza o cae, no quedará solo y abandonado y una sociedad de sólidos valores significa respetar y proteger la vida, su dignidad y los derechos humanos; no discriminar a nadie… respetar y promover la familia, la naturaleza, la honestidad, la justicia, la fraternidad y la paz”.
Por tanto, no se trata de discutir por “más o menos Estado… (sino)… por un mejor Estado, más moderno, más transparente y más eficiente… Un Estado que no sólo asegure el piso de las seguridades, sino también levante el techo de las oportunidades”.
Aquí, encontramos otro elemento del relato: la eficiencia. Se trata, de gestionar los problemas a nivel administrativo y político llevando los principios de la empresa –management- al Estado. Y esto, es importante por cuánto nos vincula con la NFG.
Cuando se define el objetivo del desarrollo y se relaciona con la tríada oportunidades, seguridades y valores, se hacen necesarias acciones y políticas públicas que contribuyan la meta.
Piñera identifica siete ejes (crecimiento, empleo, delincuencia, educación, salud, extrema pobreza y democracia) y algunos aspectos sectoriales (medio ambiente, pueblos originarios, etc.) que en conjunto harán posible la sociedad desarrollada.
La NFG hará posible el objetivo no sólo porque hay “metas y plazos” concretos y evaluables en la perspectiva de la eficiencia racional, sino también porque se define a partir de tres aspectos: “hacer bien las cosas… con urgencia y cerca de la gente”. En eso “consiste la nueva forma de gobernar”.
Finalmente, quisiera mencionar dos aspectos:
1. La tríada la podemos entender como la economía, la agenda social y la cultura. La economía entendida como crecimiento ilimitado a base de la multiplicación de los emprendimientos; la agenda social que permitirá igualar desde la lógica del mercado, de la utilidad capitalista y de manera barata (“letra chica”); y los valores para la cohesión social y la libertad de elegir.
2. No es lo mismo relato que eslogan. Para Longueira no hay relato porque él busca una frase comunicacional que articule las ideas fuerzas del gobierno o Alianza; y ello, se logra articulando “crecimiento” y “libertad” para que los ciudadanos digan: “hoy soy más libre, con la derecha elijo más”.
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