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La democracia en Chile permite a ciudadanos de cualquier condición social, económica o sexual, ser candidatos a cargos de elección popular.
Una vez sancionada su elección, en el caso de los diputados pasan a ser 120 personas que acumulan para si en representación del pueblo que los elige, una serie de beneficios, y prebendas. Tienen pocas obligaciones. También tienen fuero por lo cual su situación los convierte en ciudadanos especiales. Por cuatro años serán representares públicos de aquellos que votaron por ellos y también de quienes no lo hicieron pero viven en las zonas a las que representan.
Se les exige poco por ley y sus obligaciones del cargo son tan especiales que pueden ausentarse de sesiones invocando cualquier causa. No corre para ellos más que alguna amonestación menor.
El desafuero se reserva como instrumento último para conductas dolosas o delictivas. Son pocos los casos de desafueros en estos 30 años de democracia.
En estas condiciones es que debemos considerar el episodio que involucra al Diputado por la región de XI don Rene Alinco como lamentable vulneración de la altura de un cargo tan honorable.
El humor entre sus pares y el con que lo ha tomado la opinión publica y la prensa, hacen parecer esto como una falta menor e incluso intrascendente. Aquello de “el que este libre lance la primera piedra” ha surgido por todos lados generando la sensación de que mas encima ha sido victima de una circunstancia especial.
El asunto no es personalizar en Alinco el tema sino analizar de que manera algunas personas dan señales a través de sus acciones, del poco respeto que tienen por las instituciones y también por las personas que los eligieron.
Ya hace algunos años, el Presidente de la mayor potencia mundial Bill Clinton, dio una explicación pública, algo rebuscada, respecto de una conducta impropia. Su figura histórica no se vio vulnerada ni destruida pero sin dudas que haber declarado la verdad ayudo a esta aceptación.
La vida de las personas incluida la de Alinco es única y especial, pero al aceptar vivir en sociedad y además siendo representante del pueblo, se debe hacer un esfuerzo diario por respetarse a si mismo, al cargo que ostenta y a la gente que lo puso ahí.
Queda pendiente saber si esto afecta a alguien más que a la propia familia del Diputado.
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Comentarios
30 de agosto
Es plena la concordancia de lo que pienso al respecto. Considero que el caso del Dip. Alinco no es menor dado el cargo popular que detenta. Añoro los años en los que la investidura de Diputado y Senador eran llevado con honorabilidad, asignados a personas que tenían nociones de educacion cívica.
En fín, nadie me podrá sacar de la cabeza que lo sucedido a Dip. Alinco no tiene nombre, no es conducta propia de un «HONORABLE», y que da, tal como dices en tu exposición, muestra de la poca relevancia que la investidura da a quienes la ocupan hoy en día – con excepciones, claro está – de otros que sí mantienen una conducta respetable.
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