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11 de septiembre de 1973, ¿De qué nos salvamos?

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El pasado viernes se cumplieron 42 años desde que las Fuerzas Armadas, instrumentalizadas por los intereses del gobierno de EE.UU en complicidad activa con la clase político-empresarial chilena, dio el golpe final al gobierno socialista legítimamente electo de Salvador Allende. El tiro de gracia a un proceso reformista iniciado en el gobierno de Frei Montalva en 1964, año en que la DC pretendió cumplir con su programa tras ganar las elecciones, y que contemplaba la introducción de cambios estructurales en la sociedad chilena a través de reformas como la agraria y la educacional.

[texto_destacado]Sin embargo, el destino de la voluntad popular expresada en el respaldo mayoritario a Frei como representante de las reformas sociales demandadas, así como el triunfo posterior del socialismo para la ampliación y aplicación final de éstas, no tuvo otro destino sino el de la imposición violenta de la voluntad de unos pocos, a través de las armas, por sobre las necesidades del grueso de la sociedad.

En otras palabras, y con la perspectiva que permite el paso del tiempo, dicho proyecto de cambio social nació muerto, lo cual no es de extrañar si se revisan, sólo a modo de ejemplo, las palabras que hace más de un siglo expresó el canciller Eduardo Matte Pérez, bisabuelo de Eliodoro Matte Larraín, actual mandamás de una de las pocas familias que continúan controlando el grueso del PIB de Chile: “Los dueños de Chile somos nosotros, los dueños del capital y del suelo; lo demás es masa influenciable y vendible; ella no pesa ni como opinión ni como prestigio”. Una sentencia que nos entrega, de manera clara y contundente, la visión de realidad existente en la clase dominante. La misma que persiste hasta hoy.

A través de la historia, se puede constatar cómo todo proceso reformista que busque terminar con injustas situaciones de privilegio, en beneficio de determinadas castas y perjuicio de estas “masas sin peso”, ha echado a andar, en distintos niveles, poderosas maquinarias reaccionarias destinadas a hacer abortar cualquier intento que busque transformar las condiciones creadas para la mantención inalterable de estas situaciones de ventaja. Eso fue, precisamente, lo que sucedió en nuestro país, en un contexto mundial de Guerra Fría en el cual el gobierno socialista de Allende no tenía posibilidades de éxito dentro del bloque capitalista, toda vez que ello significaba riesgos importantes para el control hegemónico establecido por EE.UU en esta parte del globo.

Los ojos de buena parte del planeta estaban puestos sobre la experiencia chilena, la primera registrada en la historia política mundial a través de la vía democrática; el ejemplo, por ende, debía ser negativo con el propósito de desalentar su réplica en la región, evitando así “incendiar la pradera”. No por nada el entonces presidente norteamericano, Richard Nixon, ordenó a la CIA “evitar que Allende asumiera el poder”, así como “hacer gritar a la economía de Chile”, tal y como existe constancia en archivos desclasificados y que demuestran la forma en la que se llevó a cabo la política exterior estadounidense hacia nuestro país. La misión, en definitiva, era hacer fracasar al gobierno socialista para aleccionar a otros acerca de la inviabilidad de su propuesta.

A partir del Golpe de Estado de 1973 que implantó la dictadura civil-militar, la propaganda anti-marxista instalada en Chile insistió en su discurso respecto de justificar la intervención militar como un acto de “salvación de la patria”, gracias al cual se pudo evitar la instalación de una eventual dictadura de izquierda. Tesis sostenida por diversos sectores derechistas, la que sin embargo también ha sido desmentida por personeros íntimamente ligados al régimen, como Federico Willoughby. En 2003, y a través de una entrevista dada a un canal alemán, el primer vocero de la Junta negó la existencia del llamado Plan Z, consistente en una estrategia que habría sido planeada por Allende para imponer un gobierno comunista, y que incluía el asesinato de altas autoridades militares durante un almuerzo en La Moneda. Sin embargo, archivos desclasificados de la CIA en 1999 indican que aquello jamás existió, tratándose más bien de una operación de guerra psicológica.

El Golpe de Estado, nos habría salvado entonces de una dictadura marxista. Sin embargo, a cambio de ello, tuvimos una dictadura del polo opuesto. De haber podido ser, supuestamente, una sociedad estatizada en la actualidad, vivimos en una donde todo, o casi todo, ha sido privatizado.

El mismo Willoughby calificó este supuesto plan como “una maniobra de los servicios de inteligencia para convencer a la población de que ellos los habían salvado”. Algo similar a lo declarado hace unos días por el fundador del grupo ultra derechista Patria y Libertad, Roberto Thieme, quien indicó que los atentados incendiarios contra camioneros en la Araucanía se trataban de “un montaje comunicacional hecho por la derecha, con los medios que domina, que es toda la televisión”. Si no existe un enemigo real, se inventa, porque es necesario. Si no existen las condiciones objetivas para justificar la aplicación de la fuerza, se crean.

Hoy, diversos indicadores nacionales e internacionales respecto de la realidad social de nuestro país revelan aspectos ocultos tras la imagen de éxito económico que ha sostenido el discurso oficial durante años. Así, mientras la OCDE ubica a Chile dentro de los países con más bajos índices de bienestar social, mediciones como las de la Fundación Sol dejan al descubierto otros aspectos que dan cuenta de una perversa trama, perfectamente urdida desde la ilegítima Constitución del ‘80, destinada a permitir y garantizar la concentración por desposesión de la que se nutre el actual modelo: una mayoría de ciudadanos ganando salarios insuficientes para cubrir necesidades básicas, obligándolos a endeudarse; la estafa legal de las AFP, que entregan jubilaciones de miseria a una mayoría de jubilados/as; cobros abusivos de isapres, retail; colusiones diversas como las de las cadenas de farmacias. Todo esto, al amparo de un sistema profundamente ideologizado, como es la doctrina económica neoliberal, que permea todos los ámbitos de nuestra institucionalidad y que impide sancionar estos delitos de acuerdo a la magnitud del daño, fomentando en nombre de la libertad de mercado y del emprendimiento el abuso sostenido e incansable mediante monopolios creados sin límite a la propiedad, con leyes hechas a la medida de conveniencias particulares.

El Golpe de Estado, nos habría salvado entonces de una dictadura marxista. Sin embargo, a cambio de ello tuvimos una dictadura del polo opuesto. De haber podido ser, supuestamente, una sociedad estatizada en la actualidad, vivimos en una donde todo, o casi todo, ha sido privatizado. Es decir, heredamos igualmente un totalitarismo, sólo que de otro color. No nos salvamos de nada entonces; ese cuento ha sido sólo propaganda, defendida rabiosamente desde sus trincheras por sectores extremistas. De ello es de lo que debemos tener conciencia, perdida luego del brutal culatazo recibido en la cabeza hace 42 años por querer cambiar las cosas.

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8 Comentarios

servallas

Estimado, la historia mostró dos gigantes en conflicto, los intereses de rusos y americanos tiñeron el mundo al menos de rosado con la sangre de miles de víctimas, Ud. probablemente tendrá acceso a los archivos de la CIA, pero no a los de la KGB, muchas gente inocente fue usada, manipulada, convertida en sus soldados, y así cayó víctima de esos odios en muchos escenarios a nivel del globo. Lo que hay que intentar a partir de esas experiencias en que se destaca la crueldad, la maldad, la parte animal del hombre es buscar hasta los últimos minutos el acuerdo, intentar ponerse en los zapatos del otro, intentar buscar lo humano en el enemigo, intentar pensar al menos por un momento que no se es dueño de la verdad, si fuera así, otro mundo tendríamos.

    depuman

    depuman

    Lo que creo que se debe rescatar de esta experiencia es saber darse cuenta de cómo se urden las cosas cuando se desean lograr objetivos contrarios a los cambios sociales que nuestro país necesita. Los antecedentes están sobre la mesa. Saludos.

    servallas

    José Miguel, me parece que te equivocas profundamente porque ves el cambio social como algo estático, como un escenario que una vez que se alcanza ya está, si pudiéramos ver el mundo en 500 años más, verías que hay fuerzas en conflicto por el cambio social, este no se acaba. Lo malo de las experiencias pasadas es que se intento generar el cambio social por la vía de la revolución, por la vía de la colectivización obligatoria, por las recetas del marxismo, y por otra parte, la parte contraria consideró que esas oscuras intenciones se podrían frenar con otras acciones aún más oscuras, las armas, y así proponer su propio cambio social, todo en una marco mundial de tablero de ajedrez. El cambio social es necesario pero se debe realizar por la vía del dialogo, de la negociación, de la democracia real y representativa, no puedes imponer a una sociedad tus utopías ni por la vía de la revolución ni por las dictaduras, siempre será mejor el largo camino de éxitos y fracasos en conversaciones civilizadas entorno a una taza de café.

jose-luis-silva

jose-luis-silva

Señor:

El gobierno de la UP fué electo legítimamente porque se sometió a las garantías que el legislativo le imponía como condición para gobernar siendo minoría, y fue removido el 11 de septiembre de 1973 por instrucción del mismo legislativo que determinó en amplia mayoría que no cumplió la condición. Vea el acuerdo de la cámara el 22 de Agosto de 1973, donde además se dará cuenta que no fue una imposición violenta de unos pocos, prácticamente todas las instituciones del país se pronunciaron a favor de una intervención militar y éstos últimos fueron los últimos en pronunciarse, por eso se llama pronunciamiento.

http://www.liberalismo.org/articulo/298/60/acuerdo/camara/diputados/

Nadie retuvo reformas, lo que se detuvo fue una guerra civil. Parece que no ha leído bien los desclasificados del a CIA que a usted le parecen una fuente mas creíble, alli se demuestra la intensa actividad guerrillera y paramilitar en Chile para ese efecto:

http://w5.cl/2012/11/12/la-infiltracion-historica-de-la-cia-en-la-ultraizquierda-chilena/

Acaso le parecería una intervención que el presidente EU dijo unas pachotás contra IRAK y se haya limitado a enviar unos dólares a un diario de oposición y unos camioneros en huelga? ¿ Eso para usted hubiese sido intervención? ¿Que seria entonces los años previos donde Fidel se paseaba en los estadios de Chile llamando a la lucha armada y enviando armas y guerrilleros como lo demuestran sus desclasificados?

En fin. ¿ De que nos salvamos? averigüe bien antes de publicar algo así.

Saludos

    depuman

    depuman

    Sergio: No creo ver el cambio social como algo estático, ya que todo proceso transformador es en esencia dinámico, de hecho en ello estamos. La tectónica social se mueve permanentemente, muchas veces de manera poco perceptible, en ocasiones de forma brusca según la tensión acumulada por la fricción de las fuerzas en pugna. Estos escenarios deben ser vistos desde arriba para comprenderlos en panorámica, desde dónde se originan y hacia dónde es posible que decanten.

    Lo bueno de las experiencias pasadas es que dejaron el antecedente de cómo algunos de estos sectores en pugna se comportan ante determinadas circunstancias, y así poder entender de qué forma pueden llegar a actuar. Me parece evidente que un orden de cosas mantenido desde siempre de la manera en que se ha perpetuado no puede dejar de generar conflictos permanentes, a veces poco visibles, pero siempre presentes y en ocasiones más notorios, para recordarnos que a pesar de la normalidad con que se disfraza nuestra cotidianeidad, estos desequilibrios siempre terminan jugando en contra de la estabilidad del sistema.

    El cambio social es necesario y se debe realizar por la vía del diálogo, pero de uno efectivo, con poder transformador real y no usado como estrategia dilatoria para terminar haciendo nada, como suele pasar. Ello resulta provocador y es, por ende, una actitud poco responsable en término sociales, apostando a la inmovilidad, al no cambio eterno. Existiendo la opción de consulta democrática respecto de qué es lo que quiere la ciudadanía, y que podría zanjar el tema respecto de qué es lo que plantea la opinión pública (como un plebiscito para que la gente diga qué alternativa es la que se debería seguir para la elaboración de una Constitución legitimada desde la base social), se prefiere mantener el molde que impida revelar la evidencia que emplace, por ende, al cambio de las estructuras tradicionales.

    José Luis: En lo medular, creo que haber tenido una dictadura bajo el pretexto de haber evitado otra no nos salvó de nada. Como pretexto me parece absolutamente insuficiente, porque tuvimos una dictadura de todos modos, cuyo diseño de sociedad creo que es nefasto para la salud de nuestra convivencia. Al igual que sucede en los ecosistema, la magnitud de las desigualdades existentes hoy en nuestro país atenta seriamente contra los sanos equilibrios.

    jose-luis-silva

    jose-luis-silva

    Jose Miguel mi argumento es: Fundamentos para nuestras posturas podemos encontrar muchos pero al final del camino decir que el gobierno militar no nos salvó de nada es tan especulativo como decir que lo hizo. Creo que habría que analizar la convivencia en nuestra historia para calificar o discutir si el efecto de ese gobierno fue peor o mejor. Por último los desequilibrios siempre existen, solo ahora se empuja a disminuir las desigualdades, después que ya se logró el crecimiento que las genera. Es un desequilibrio que tenemos por haber logrado equilibrat otros con éxito o no lo tendríamos.

    Saludos

Jose Luis Silva Larrain

Señor.

El gobierno de la UP fue electo legítimamente porque se sometió a las garantías que el legislativo le imponía como condición para gobernar siendo minoría, y fue removido el 11 de septiembre de 1973 por instrucción del mismo legislativo que determinó en amplia mayoría que no cumplió la condición. Vea el acuerdo de la cámara el 22 de Agosto de 1973, donde además se dará cuenta que no fue una imposición violenta de unos pocos, prácticamente todas las instituciones del país se pronunciaron a favor de una intervención militar y éstos últimos fueron los últimos en pronunciarse, por eso se llama pronunciamiento.

La intervención militar, más que para detener reformas, fue motivada para detener una guerra civil. Le sugiero ver bien los desclasificados de la CIA que a usted le parecen una fuente más creíble, allí se demuestra la intensa actividad guerrillera y paramilitar en Chile para ese efecto (buscar «desclasificados de la cia ultraizquierda chilena»). También esto ultimo es testimonio de que la intervención de los gringos no pudo ser mas mezquina y tardía frente a la intervención de los cubanos y similares.
Si le hubiesen dicho que los gringos intervinieron en IRAK por las frases hostiles del presidente estadounidense y por enviar unos dólares a un diario de oposición y caminaros en huelga le parecería algo baste menor. Los desclasificados como los que aludí en el párrafo anterior demuestran que los gringos sí espiaron nuestras actividades guerrilleras», pero eso es intervención. Intervención seria que un jerarca gringo venga a los estadios de Chile a llamar a la lucha armada y envié armas y guerrilleros para ese cometido tal como lo hizo Fidel.

Una verdad a medias es una mentira completa señor, acepte que en esto hay mas de un relato y probablemente el relato que está mas cercano a la verdad es el mas coherente. Insisto que mientras mas se conoce la historia se hace mas difícil jusgarla y aunque lo intente no podrá cambiarla.

Saludos

Amorbello

Amorbello

Muy buena su columna,estimado, creo que es importante realizar opiniones y debates en base a respeto y tolerancia. Desde el criterio social y personal, es importante destacar que el golpe militar fue para instaurar una dictadura perpetua, genocida y totalitaria, asesinando a mil hermanos chilenos, (adjudicandoles el «falso plan zeta»; que nunca existió, o justificando exterminios calificando a detenidos de «terroristas»), censurando prensa,Congreso,radios,quemando libros,sometiendonos a abusivos estados de sitios y lo peor, implantando el nefasto modelo neoliberal que todavía persiste en Chile.
Es increíble e indignante escuchar a personas que justifiquen vil dictadura, si bien en una democracia es factible poseer opiniones diversas, no podemos cegarnos de un anticomunismo (propagado en Chile desde tiempo de Guerra fria, para avalar crímenes.
Entonces, el pretexto de «salvarnos a Chile del marxismo», como fue la consigna de golpistas, fue utilizado para instaurar dictadura, utilizar genocidio y abuso de poder.