No son tiempos fáciles para la Alianza por Chile. Desde la angustiosa espera por la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado, el clima político interno del oficialismo anda bastante menguado.
Aquella polémica fecha del 11 de septiembre continúa generando divisiones y no existe mucho consenso sobre el antes y el después de la dictadura cívico militar. Tanto la Concertación como la Alianza realizaron un intento de «mea culpa» sobre los actuares durante el régimen represor del ex general Augusto Pinochet. Así, por ejemplo, el senador Hernán Larraín, previo a un nuevo aniversario del término de la Unidad Popular y el comienzo de la dictadura, pidió disculpas públicas por su participación en dicho período y su rol «pasivo» en lo que se refiere a la no denuncia de los crímenes contra los derechos humanos. Por otro lado, la candidata de la Alianza, Evelyn Matthei, hizo lo suyo aseverando que no tenía por qué pedir perdón, ya que para ese entonces era una joven universitaria y afirmó que fue la primera en denunciar atentados de lesa humanidad (pese a que es conocido públicamente que fue partícipe de la franja del «Sí» para el plebiscito de 1988 y que exigió la liberación del general Pinochet estando detenido en Londres). Por ende, hay un tira y afloja permanente entre los mismos personeros que forman parte del oficialismo.
Ahora, lo cierto es que el duopolio tiene responsabilidades compartidas, pero ninguno de los partidos políticos de ambos conglomerados fue lo suficientemente transparente en asumir sus errores durante la dictadura. Con esta coyuntura, bastante poco conciliadora y agitada en el establishment, el presidente Piñera en el gran número de declaraciones que realizó hizo un llamado a superar el pasado y mirar hacia el futuro, apelando a la «unidad nacional» para lograr una supuesta «reconciliación» entre todas las partes de la sociedad con el efecto de avanzar mejor y no volver a cometer los mismos errores del pasado. En ese sentido, la UDI a sabiendas de su rol como partido antes y durante el régimen, se sumó a la reflexión del presidente para hacer la «vista gorda» y evitar entrar en mayor detalle sobre el 11 de septiembre.
De esta forma, la controvertida fecha pasó, para el alivio para la Alianza y en general para todos los sectores duopolicos. Hasta que, producto de la presión mediática y creo también por un asunto cuasi moral, luego de la entrevista realizada por CNN Chile al ex director de la Dina, Manuel Contreras, en la cual negó todos los cargos que se le imputaban y que generó innumerables reacciones contrarias, el presidente Piñera decidió cerrar el Penal Cordillera y trasladar a los militares condenados por delitos en contra de los Derechos Humanos a Punta Peuco, generando la molestia del ala más conservadora y pinochetista de la derecha.
Al mismo tiempo, según algunos medios de comunicación, se baraja una idea, surgida del ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, de crear una suerte de «nueva derecha», proyecto que al parecer al Presidente de la República le simpatizó. Pésima instancia para algo así en estos momentos, siendo tiempos de elecciones, donde se supone la Alianza debiese estar unida con un proyecto político común y apoyando en conjunto a la candidata Matthei. Otro golpe para el gobierno.
Se baraja una idea, surgida del ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, de crear una suerte de "nueva derecha", proyecto que al parecer al Presidente de la República le simpatizó. Pésima instancia para algo así en estos momentos, siendo tiempos de elecciones, donde se supone la Alianza debiese estar unida con un proyecto político común y apoyando en conjunto a la candidata Matthei.
Un último factor que desencadenó molestias nuevamente y que viene a socavar más a la Alianza fue el apoyo público del senador RN, Antonio Horvath, al candidato independiente Franco Parisi, quien, según la encuesta Ipsos, está en tercer lugar por detrás de la candidata aliancista, a muy pocos puntos de alcanzarla. Una amenaza para el oficialismo, puesto que si llega a haber segunda vuelta entre la candidata de la Concertación, Michelle Bachelet y Franco Parisi o cualquier otro candidato, será un strike mayor para la derecha que, en caso de ser así, deberá replantearse y renovarse seriamente como coalición política si quiere tener un futuro promisorio.
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Foto: evelynmatthei2014
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