He dilatado al máximo esta columna por una simple y sencilla razón, estaba esperando una idea constructiva de mi sector para sentir que podemos aportar algo mas que críticas y al fin la encontré (al final la presento). Tras semanas escuchando posturas a favor y en contra de la “Farmacia Popular” pude darme cuenta de que muchos políticos de mi sector carecen de una tremenda falta de “calle”. Por lo mismo y usando sarcásticamente términos Yankees, Daniel Jadue sacó la pelota del estadio; su idea es sin lugar a dudas, la mejor ayuda social municipal de los últimos veinte años y eso merece ser vitoreado e imitado.
Más allá de quien impuso o derogó determinada ley, la sociedad empresarial chilena hace años luce de un egoísmo tremendo, su bajo interés por los demás y su falsa sensación de superioridad incluso va en contra de los mismos principios económicos que en la derecha tanto defendemos, emprendimiento y mérito. Por lo mismo, cuando veo que un Alcalde es capaz de idear un sistema que rompe el monopolio farmacéutico y permite que una familia ahorre más del 75% de lo que normalmente gastaba, me pongo feliz.Seamos capaces de crear puentes entre los polos de la política, probablemente existirán varios puntos de desacuerdo, pero seguir pensando que la sociedad es justa y negar todas las malas prácticas que incluso se aprovechan del tránsito intestinal, es absurdo.
Ciertamente la medida del Alcalde Jadue pone en riesgo la subsistencia de las farmacias independientes, lo paradójico es que esas mismas farmacias llevan décadas luchando solas contra las cadenas y no recuerdo a ninguno de “mis” parlamentarios diciendo algo. Daniel Jadue es Comunista, ¿pero es eso lo que nos molesta? No será que cuando se ven al espejo muchos ideólogos se preguntan, ¿por qué no se me ocurrió primero? Quizás detrás de la crítica, sólo hay pica.
Es más, hoy veo con alegría cómo muchos Alcaldes de mi sector desean imitar esta medida, tanto porque saben que si el sistema de salud público no cuenta con especialistas, causando que muchos pacientes no puedan tomarse ciertos exámenes y recibir determinados medicamentos gratuitamente, debiendo recurrir al sector privado y autoabastecerse en alguna de las coludidas de siempre. Pero para saber esto, hay que tener calle o ser de regiones o haber trabajado en sectores más vulnerables. Tema aparte son la baja calidad de los medicamentos que muchas veces se entregan, tanto porque se compran a granel, como porque el que los compra, sabe que no tendrá nunca que usarlos.
Respecto a cómo ayudar a las farmacias independientes y seguir prestando soluciones, conversando con mi querida Pilar Cruz, me comentaba que estaba evaluando cómo tomar la gran idea de las farmacias populares y crear algún tipo de alianza bien coordinada para aumentar la cobertura, ayudando a los pacientes adultos mayores y en zonas con dificultades de traslado -así es, ella piensa más allá de su comuna-. Algunos pueden pensar que agrego esto como acto de campaña, pero se equivocan, destaco a la concejala por una frase que usó mientras conversábamos “Jadue hizo algo, mientras muchos que lo atacan, no han hecho nada”.
¡Así que hagamos algo! Seamos capaces de crear puentes entre los polos de la política, probablemente existirán varios puntos de desacuerdo, pero seguir pensando que la sociedad es justa y negar todas las malas prácticas que incluso se aprovechan del tránsito intestinal, es absurdo. Necesitamos más Jadues en la derecha (si es que eso es posible), porque Chile es de todos y si en la derecha esperamos que nuestra visión sea la única que controle todo, ¿cómo podemos criticar el absolutismo ajeno?
Quiero terminar con una reflexión, en base a la gran idea del Alcalde de Recoleta y el auspicioso proyecto de la Concejala Pilar Cruz. Considerando que ambas medidas surgen para ayudar a las personas, afectando directamente el control de los monopolios, ¿cómo va a reaccionar el congreso cuando las cadenas de farmacias y laboratorios empiecen coludirse para frenar esta ayuda social? Favor de no olvidarse en ese momento, que son elegidos como representantes de la ciudadanía (y no de los lobistas).
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