Casi siempre, las frases de afiche son vacías y poco decidoras, pero también existen eslóganes de campaña que se alejan de las atribuciones de los candidatos y eso es peligroso. Hoy podemos ver candidatos a concejales utilizando consignas como “Nueva Constitución” o alcaldes ofreciendo “Educación gratuita y de calidad”.
En periodo de elecciones, es importante que sepamos discriminar informadamente para votar de la forma más racional posible. A continuación me permito entregar una serie de consejos para guiar la decisión que debemos tomar este 28 de octubre en las elecciones municipales de 2012:
1. Revise y evalúe la cantidad de reelecciones que tiene su actual alcalde: Una democracia saludable requiere, entre otras cosas, evitar la permanencia ad aeternum de las personas en sus cargos. Simón Bolívar decía que “nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder”. El acostumbramiento a un único formato de liderazgo comunal no sólo tiende al estancamiento de las expectativas ciudadanas, sino que genera verdaderas tiranías sub-territoriales, en las que los mandamases se toman atribuciones que muchas veces escapan a sus roles. Emblemáticos son los casos de Ñuñoa y Providencia, comunas cuyos ediles, Pedro Sabat y Cristián Labbé, cumplen 16 años en sus puestos y presentan liderazgos con marcados rasgos autoritarios.
2. Prefiera a los candidatos con programa: Cuando un candidato presenta un documento que contiene las directrices de su eventual gestión, entrega a los ciudadanos la facultad de exigirle a esa persona que se apegue a lo descrito en dicho instrumento. Las promesas electorales del “puerta a puerta”, por muy bien intencionadas que parezcan, muchas veces se esfuman una vez terminado el proceso electoral. En este sentido, valorable y muy útil es el trabajo realizado por instituciones como “VotaPrograma” (votaprograma.cl) y la fundación “Ciudadano Inteligente”
3. Desconfíe del apoyo digital: Muchos de los candidatos pertenecientes al duopolio Alianza-Concertación utilizan a sus rostros más populares para fortalecer las candidaturas locales. El caso de Michelle Bachelet es representativo: prácticamente no existe candidato de la oposición que no tenga el apoyo “photoshopeado” de la ex mandataria en alguno de sus afiches callejeros. Resulta irritante constatar que incluso se utiliza la misma fotografía en todas las comunas. Lo mismo ocurre con Carlos Larraín, Sebastián Piñera y Soledad Alvear, entre otros. Esta práctica de marketing político no es, por supuesto, una artimaña tan terrible, pero debe hacernos cuestionar la real capacidad del candidato; debemos ser capaces de separar al rostro del candidato.
4. Desconfíe de los eslóganes: Casi siempre, las frases de afiche son vacías y poco decidoras, pero también existen eslóganes de campaña que se alejan de las atribuciones de los candidatos y eso es peligroso. Hoy podemos ver candidatos a concejales utilizando consignas como “Nueva Constitución” o alcaldes ofreciendo “Educación gratuita y de calidad”. Seamos criteriosos con estas ofertas, ya que es complicado que un concejal pueda abolir la constitución o que un alcalde termine de raíz con el lucro en Educación.
5. Internalice la importancia de la votación: Debido a la potente figura del presidente en nuestro sistema político, solemos darle mucha mayor importancia a la elección presidencial que a la municipal, olvidando que las decisiones a nivel comunal son las que nos afectan más directamente. Es importante, entonces, conocer las atribuciones y deberes que poseen nuestros dirigentes locales para así asimilar la importancia de su elección. Para esto, la biblioteca del Congreso Nacional de Chile ofrece un buen resumen sobre estas materias.
En síntesis, la idea es informarse lo más posible acerca de los postulantes y desconfiar razonablemente de propuestas falaces, apoyos digitales y promesas verbales. Lo óptimo sería una votación programática-rawlsiana, es decir, con una adaptación del velo de ignorancia que permitiera a los electores escoger a sus representantes sólo basándose en sus propuestas, limpiando la elección de toda triquiñuela propagandística posible. Lamentablemente, la realidad es distinta y la única forma de acercarse a ese hipotético escenario es desarrollando un juicio crítico al momento de elegir.
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