El 4 de julio de este año, el reconocido diario norteamericano Wall Street Journal (WSJ) publicó un artículo llamado “After the Coup in Cairo”, algo así como “Luego del Golpe (de Estado) en el Cairo (Eqipto)”. El artículo daría entender una seguidilla de implicancias que sin duda pudiesen llamar la atención de cualquier lector, y particularmente uno chileno, como yo. WSJ mencionaba lo siguiente: Un futuro “mejor” debiese estar guiado por un líder (o general para el caso egipcio) con “sabiduría” o “juicio”. O sea, se establecía una primera doble implicancia que pudiese ser aceptada, al menos en términos “teórico-filosóficos”. Básicamente se esperaría que un país, cualquiera sea este, pudiese tener un futuro mejor, si es que este fuese liderado por quién posee sabiduría y juicio, dado que es a través de ese valor, las decisiones debiesen tomarse de manera “equitativa” o “ justa”, como quiera llamarle.
Se establece entonces la primera implicancia derivada a partir de tal artículo, un futuro mejor para Egipto dependía de un líder con un nivel de sabiduría que no había surgido aún en tales ligas, y a su vez, que un líder “sabio” o “de buen juicio” pudiese liderar este “mejor Egipto”. Se esperaba así de quién liderase la continuidad al golpe, según WSJ, a alguien particularmente “justo” y “sabio”. Ahora bien, el mismo artículo, luego de analizar la situación en términos políticos-económicos, concluye, como puntapié final, de manera literal: “Egipto tendrían suerte si su nueva administración se moviera hacia la establecida por el chileno Augusto Pinochet, quien asumió el poder en medio del caos, contrató reformadores del libre mercado y apoyó en la transición a la democracia”. A partir de tal aseveración, se entendería entonces que WSJ realizaba ya su segunda intervención concluyente: Egipto necesitaba entonces de un modelo tal que incentivara el libre mercado, un gobierno militar centralizado a través del poder de las fuerzas armadas y capaz de instaurar una política “represiva”, dicho de una forma sutil. Es esta concentración del poder por tanto, la que determinaría un potencial éxito en este Egipto con un “futuro mejor”.
Si es que analizáramos por separado ambas conclusiones extraídas a partir del artículo, sería posible deducir, que más allá de discusiones valóricas, ambas derivaciones pudiesen llegar a ser aceptables, medianamente aceptables o discutibles en función de qué factores realmente son los relevantes para una sociedad, y cuánto es que una sociedad necesite de ciertos sistemas políticos o de poder. Lo que quiero decir con esto, es que el objetivo del presente artículo no es analizar particularmente la “cuestión de Pinochet” o cuán válido o no pudiese ser la forma de ejercer el poder. El tema acá va en función de discutir algo más actual: la influencia de los medios de comunicación.
La situación es simple. ¿Qué pasa si es que pudiésemos unir ambas conclusiones que se derivan a partir del texto? Sería lógico pensar (por principio de transitividad, o a través de relaciones sencillas) que el mejor Egipto que se esperaría requiere de un líder sabio, de buen juicio, y ese líder, en términos particulares, debiese seguir la línea, la base, de lo que Pinochet fue para Chile. Ahora bien, ¿es Pinochet un líder justo? ¿Es Pinochet quién ayudó a la sociedad chilena para que existiese una transición a la democracia? Se tendería a pensar, de manera automática, como The Guardian explicita, que: “Decir que Pinochet trajo la democracia en Chile, es como decir que Margaret Thatcher trajo el socialismo a Gran Bretaña”.
¿Es que a WSJ dispone de escasez de información respecto a lo que se conoce como “juicio” en un liderazgo? ¿Es que WSJ no dispone de los profesionales adecuados para que estos entiendan el propio concepto y así puedan aplicarlo de manera correcta, y no así en Pinochet, conocido al menos en Chile, por su falta de juicio?
Vemos de esta forma cómo es que la discusión finaliza respecta a buscar un por qué WSJ comunicaría tal tipo de “relaciones”. ¿Es que a WSJ dispone de escasez de información respecto a lo que se conoce como “juicio” en un liderazgo? ¿Es que WSJ no dispone de los profesionales adecuados para que estos entiendan el propio concepto y así puedan aplicarlo de manera correcta, y no así en Pinochet, conocido al menos en Chile, por su falta de juicio? ¿Por qué abuso tanto de las preguntas retóricas?
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