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#VigilantesLaRed: lo sano de pasar rabias

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En la televisión de libre recepción chilena no hay pluralismo. Hay un simulacro de diversidad que sigue un canon impuesto por el sistema binominal y en el que han penetrado a punta de la fuerza del movimiento social, elementos de izquierda extra-Nueva Mayoría, en particular los dirigentes estudiantiles.

Pero, ¿qué pasa con las otras sensibilidades políticas? Uno esperaría que tuvieran algo de espacio en los canales de televisión, toda vez que al utilizar un patrimonio de la humanidad (el espectro radioeléctrico) dichos canales debiesen promover valores democráticos, al caberles la responsabilidad de ser una forma en que gran cantidad de la población chilena se informa y/o se entretiene.

Ni hablar de TVN, en cuyo caso ese mandato tiene incluso un rango legal. Pero ello no ocurre y es en gran medida por que lo que hay en la televisión es, por un lado, un Estado ausente (completamente ausente, si tomamos en cuenta que TVN tiene una lógica de funcionamiento eminentemente mercantilizada) y por otro una concepción mañosa de la libertad de expresión, cuya máxima podría resumirse en «nosotros, los privados, podemos decir lo que queramos y si se nos recrimina por ello, están violando la libertad de expresión y por ende yendo en contra de la democracia». Así, la televisión abierta purga a gran parte de las ideas políticas.

Sin embargo, la aparición del programa «Vigilantes» del canal La Red pareciera hacerse cargo del rol de plaza pública que le cabe a la televisión abierta. Y ésto por que es uno de los pocos espacios televisivos donde se le da cabida a muchos excluidos, democratizando el derecho a la palabra pública, al menos por la hora en que dura dicho espacio. Esto no es menor: la población ahí puede ver confrontadas distintas visiones, pudiendo darse por ejemplo un encuentro tan vetado en los demás canales, entre una dirigente de deudores habitacionales con el presidente del partido más conservador y neoliberal del país.

Las intenciones son opacas, y perfectamente este programa tenga una misión económica de captar a un público que ya se siente hastiada de una televisión excluyente. Sin embargo, ello no le quita méritos a un intento de poner a circular visiones de la realidad alternativas. Es más, es muy sano incluso para los excluidos enfrentarse a estas situaciones de confrontación con posiciones disímiles. No está de más decir que la izquierda o derecha más radicales tienen serios problemas con acoplarse a otros grupos con los que podría haber afinidad sólo por que no están acostumbrados al diálogo.  En ese sentido, el ejercicio de «pasar rabias» escuchando al otro es una forma de mejorar nuestro camino hacia una democracia donde, en algún momento tendremos que vernos todos las caras, sin importar que tan disparatadas o reaccionarias sean las visiones ajenas.

Las intenciones son opacas, y perfectamente este programa tenga una misión económica de captar a un público que ya se siente hastiada de una televisión excluyente. Sin embargo, ello no le quita méritos a un intento de poner a circular visiones de la realidad alternativos.

En resumen, este programa es un ejemplo para los canales de mayor tradición. La defensa a la libertad de expresión es un comodín discursivo hoy en día, pero pocos lo llevan a la práctica de manera cabal, renunciando al monopolio de la palabra pública para cedérsela a quienes no tienen la posibilidad de instalar un medio de comunicación de alcance nacional. Aunque sea una solución paternalista, es un pequeño avance en medio de los feudos mediáticos, que parecen estar muy seguros mientras no se democratice de verdad la televisión abierta en Chile y el dinero o el lobby dejen de tener tanta injerencia en lo que se emite.

Es paradójico que incluso en este programa se defiendan posiciones en que se glorifica la libertad de expresión en Chile criticando a otros países (Argentina, Venezuela, etc.) donde se ha avanzado hacia el pluralismo en los medios. Ahí está la magia de «pasar rabia»:  esas opiniones son perfectamente válidas, aunque no estemos de acuerdo. Y debemos aprender a tolerarlas siempre.

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7 Comentarios

ricardo cabezon

rcabezeta»

ricardo cabezon

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ricardo cabezon

Cuando tengamos un Gob socialista se van a acabar todos los problemas sociales.

ricardo cabezon

Sabe la Sra Juanita que la locomocio publica vale 4 o mas veces en Chile que en los Paises vecinos ?

ricardo cabezon

Saben que el agua que ingieren los fetos incluye IVA ?

ricardo cabezon

Lo que mas ama un socialista que se precie de tal es aplicar impuestos. A quienes les aplican los impuestos ? a las personas y a las empresas. Conclusion los socialistas aman a las empresas

ricardo cabezon

Las mas de las veces queda la sensacion que los temas quedan en suspenso