Mi Twitter no tiene candado. Mis tuits están a disposición de cualquiera que quiera leerlos. No uso garabatos, a lo más, escribo “Pfff”. En los momentos de mayor molestia, escribo “¡Por la púchica!” Es un asunto de pudor.
Me esfuerzo por escribir sin faltas de ortografía. A veces en el apuro, escribo mal una palabra. Está mi nombre completo, mi fotografía. Me responsabilizo por lo que escribo.
También tengo Facebook. Ahí, solo los más cercanos ingresan. Tengo filtros y sólo mis amigos y familiares son aceptados. Todos ellos pueden ver mis fotos y lo que escribo (si bien hace mucho que no actualizo mi “estado”).
¿Es prudente tener tus ideas, tan expuestas? Depende de las ideas. Yo aplico el “Doble click mental”. Es decir, leo lo escrito antes de hacer “click”. Si hay algo de lo que he escrito que me hace ruido, lo borro. Esto no es hablar sin filtro, por algo queda en la red. A veces, escribo sobre mi hijo, a veces sobre el día, pero por lejos, lo que más hago es compartir con un grupo de twitteros con los que he establecido lazos de amistad.
Hemos visto que algunos “personajes”, han sido víctimas de la palabra escrita. Tenemos como ejemplo, a Edmundo Varas, joven que sucumbió a un ego inflado por haber sido el elegido en un programa de televisión de categoría incierta. Este joven tiene una ortografía para llorar y de ideas – bueno… ni hablar.
Está el caso del diputado Marco Antonio Nuñez, ferviente hincha de la “U”, que se dejó llevar por la emoción post partido y escribió unos tuits lamentables. Tan lamentables, que fueron borrados. Por cierto, borrar algo que ya está en la red, en Twitter, es poco estiloso. Después procedió a bloquear a toda persona que le hubiera escrito algo al respecto. Lo sé, porque fui una de las que bloqueó.
Recientemente, vimos el caso de dos diputadas de la UDI, las Señoras Hoffman y Nogueira, que adujeron haber sido víctimas de “hackeo” en Facebook, al descubrirse su membrecía en un grupo llamado “Orgullosas de ser blancas”. Señoras, si fueron “hackeadas”, espero que hayan informado del hecho a la brigada de CiberCrimen de la PDI.
Otro que fue víctima de supuesta suplantación fue el presidente de Renovación Nacional en la región del Bio Bio, Señor Claudio Eguiluz, que vía Twitter le recomienda a una militante de su partido, cerrar las piernas. En su caso, indicó que fue un menor de edad que utilizó su cuenta para responderle a la joven mujer que lo estaba emplazando por esa vía. ¿Su hijo, quizás? Señor, el Twitter es personal. Cierre bien su Twitter y cuide su clave.
También es bueno recordar el chascarro en ADN radio, cuando el Community Manager al parecer se equivocó de cuenta y escribió su opinión personal sobre el rescate en la mina San José. El tweet decía: "SHOW. Se terminó perforación. Se encamisó. Se hicieron todas las pruebas. ¿Por qué no inician el rescate? PORQUE FALTA PIÑERA".
ADN se disculpó con otro: “persona ajena habría realizado el anterior comentario”… la famosa persona ajena. Creo que el término aún se utiliza en las redes sociales, en forma jocosa.
El día de ayer, vimos a un congresista norteamericano renunciar a su cargo por haber enviado una foto de sí mismo desnudo, por su Twitter. Al inicio, también adujo que había sido “hackeado”. Finalmente tuvo que reconocer que se había equivocado y no había utilizado la herramienta de mensajería directa (DM). Accountability se llama. Adiós, Anthony Weiner.
Si uno expone sus ideas, está claro que habrá personas que no estarán de acuerdo. Pero en Twitter, existe el “trolleo”, es decir que sistemáticamente estás expuesto a recibir insultos o mofas. Claramente, los políticos son los que más reciben tweets de ese tipo. Pero son los riesgos de exponer las ideas. Si no quiere eso, ponga candado.
Las redes sociales son un medio para expresar opinión, viralizar ideas, movimientos, intercambiar opiniones.
Llegando de su viaje a Italia, supimos que el presidente de la Republica habría prohibido a sus ministros utilizar Twitter para opinar sobre otras áreas que no son de su competencia. ¿Es una mordaza? Sí. Por supuesto.
Las redes sociales, deben ser utilizadas con responsabilidad. Cuiden su clave, piensen lo que quieren expresar, y siempre, pero siempre, responsabilícense por lo que escriben. Es fácil decir “fui suplantado”. Si es una persona pública y fue suplantado, quiero escándalo. Quiero ver conferencia de prensa en la PDI. Si dice que fue suplantado y sigue como si nada, permítanme dudar de que fuera así.
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Foto: Twitter – petesimon / Licencia CC
Comentarios
26 de noviembre
esta bien feo
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