En una sociedad como la chilena, que ostenta el no menos ofensivo título del “chaquetero mundial”, sólo cabe pensar que es porque “le va bien”, porque dice cosas que finalmente todo el mundo piensa, pero nadie (salvo ella) dice fuerte y claro.
Durante el último tiempo, en distintos círculos, cercanos y virtuales, me he topado con un tema recurrente: Pilar Sordo. Hace tres meses vivo en Buenos Aires, y la psicóloga y escritora está presente en cuanta librería de re nombre exista. Sus libros se encuentran en vitrinas, promocionados como el último best seller mundial, con su foto y portada, rodeada de luces y en lo más alto. En Chile, su nombre me sonaba porque era recurrente invitada a programas matinales y no tanto, su voz se transformaba rápidamente en un referente para muchas dueñas de casa que no sabían qué hacer con sus hijos e hijas adolescentes, o cómo se debía enfrentar la muerte de un ser querido. Yo, como educador, también me la topé en un par de conferencias, donde ella llegaba a hablar sobre los jóvenes y la educación. Pilar Sordo, parada sobre un escenario, sin grandes escenografías y sólo con un micrófono, provocaba una especie de hipnosis en el público. Las personas reían, aplaudían e incluso se emocionaba con sus palabras.
Últimamente he escuchado muchas opiniones, casi todas críticas sobre su persona: que habla de los lugares comunes, que es farandulera, que no dice nada nuevo, que no es una psicóloga, que no investiga nada, que en general y como lo dijo la autora de “Guapas” Carolina Aguirre en el programa de Mirtha Legrand, “Pilar Sordo es una reaccionaria, meteculpas, machista y homofóbica, que odia todo lo diferente. No es inofensiva. Es un peligro”.
Pero, ¿Qué nos molesta de Pilar Sordo? Si fuera realmente todo lo que se dice, no sería una súper ventas, tampoco tendría una agenda copadísima, ni llenaría auditorios. Todo el mundo diría prácticamente que es una charlatana, y que lo que dice son sólo mentiras. En una sociedad como la chilena, que ostenta el no menos ofensivo título del “chaquetero mundial”, sólo cabe pensar que es porque “le va bien”, porque dice cosas que finalmente todo el mundo piensa, pero nadie (salvo ella) dice fuerte y claro. Es posible conceder a la opinión pública el derecho a decir que no dice nada nuevo, pero ella lo dice, y punto. ¿Se ha forrado en plata? Que duda cabe, pero ha sido capaz de generar una enorme red a partir de su lugar y posición, hablar temas que todo el mundo quiere hablar, pero también una gran cantidad que los quiere escuchar y porque no, también leer. Debemos aprender también a ser más tolerantes, y no sólo criticar porque a alguien “le va la raja”. Si no soporta a Pilar Sordo, usted está en todo su derecho, no compre sus libros, ni tampoco gaste su tiempo en escuchar sus videos, pero festinar con la humillación pública de una persona, me parece a lo menos mala leche.
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Foto: ratingcero.com
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