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La franja de los estudiantes en la TV del Senado

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Es complejo ponerle nombre a los fenómenos nuevos, narrarlos mientras están ocurriendo. Naturalmente, apelamos a nuestros relatos y distinciones previas, tratamos de enmarcarlos en las situaciones que conocemos. Al hacerlo, corremos el riesgo de “no ver”, de “no escuchar” lo que está ocurriendo, y por el contrario, de adaptar lo nuevo a la narrativa habitual. Corremos el riesgo de ahogar el fenómeno emergente. Es la dimensión conservadora del lenguaje.

Ha sido tan frecuente en estos días. La clase política explica el movimiento estudiantil chileno, catalogándolo como infantilismo revolucionario,  comunismo, ultras y violentistas, inútiles subversivos. Desde Brunner, el ideólogo de la educación de la Concertación, hasta Larraín, el nuevo creador de sentido común de la derecha. Mientras más solidificada la ideología, mientras más rígida la mente y la percepción, más dura la etiqueta, más grande la ceguera y la sordera, menos veo lo nuevo y más lo asimilo a lo viejo.

No quiero caer en lo mismo. Este movimiento estudiantil, social y ciudadano debe leerse con sus propias claves. Por eso aclaro: el contexto político, el país y el mundo son muy diferentes de aquel del “NO”, que permitió ganar el plebiscito e iniciar la democrática de los últimos 21 años. Pero, desde el punto de vista de la comunicación, en su dimensión creadora de comunidad, de apertura de sentido, de choque de narrativas, incluso del sistema de medios, hay más de alguna similitud.

En televisión, desde el punto de vista político comunicacional, lo que sucedió ayer en el canal de televisión del Senado fue tan rupturista como la Franja del NO, el 88’. (Aunque sólo se podía acceder por banda ancha o cable). Es curioso, porque la televisión del Senado, no puede ser más “aburrida”, sin artificios, cámaras fijas y largas, ausencia casi total de inserciones, “tomas de escucha” y contexto. Este ascetismo permitió que emergieran con toda claridad los discursos, las palabras, los gestos y actitudes no procesados ni elaborados. Durante casi tres horas.

¿Cuál es la similitud con la franja del NO? Que mientras mirábamos la televisión (es distinto en ese medio que en la pantalla del computador) por primera vez apareció algo radicalmente diferente, otra posibilidad. Irrumpió un estilo (ética y estética) de discurso ausente por décadas de las pantallas oficiales, quizás inédito. Jóvenes que hablaban de verdad, que decían lo que pensaban y habían pensado lo que decían, palabras expresadas desde la libertad, desde el tiempo presente y con tiempo, que abrían conversaciones y preguntas nuevas, que mostraban que otra forma de conversar, de convivir es posible.

Ojalá fuera solo esa similitud. No puedo dejar de recordar que cuando veía la Franja del NO, luego aparecía la Franja del Sí. Dónde se veía a un Chile que no escuchaba, justificándose en la forma y el orden, descalificando y negando al otro, autocomplaciente de sus resultados, usando el poder y el orden como amenaza, anclado en el miedo al cambio, al caos, al futuro, (¿Cabe alguna duda que con todas sus deficiencias lo que vino después fue mejor que lo que había?) Las distancias son muchas, pero las cegueras, el anquilosamiento, la comodidad, la formalidad, el asilamiento, el apego a narrativas que ya no interpretan, convocan, ni representan, es muy similar. 

Pero prefiero quedarme con esa sensación reconfortante que tenía después de ver la Franja del NO: de haber visto gente que antes nunca había salido en la “tele”, una comunidad grande donde cabían todos de manera natural y vital. Como la sensación al ver a los dirigentes de ayer: tranquilos, respetuosos, diversos, hombres, mujeres, metropolitanos, regiones, pueblos originarios, universitarios y secundarios, “cuicos y flaites”, el arcoíris de la educación conversando, indagando, soñando y trabajando por un mejor futuro.

No le pongamos nombre todavía, no lo cristalicemos, pero tengamos la certeza de que se inició el camino hacia un nuevo Chile.

* Artículo de Sitiocero, Conversarciones sobre la comunicación.

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Foto: @giorgiojackson

 

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1 Comentario

peon

La traición de la ex Concertación:

Las administraciones de la Concertación de partidos políticos para la traición del pueblo chileno:

en cuanto a la defensa del patrimonio nacional, referida a la minería y especialmente al cobre,

«NO FUERON PEORES QUE LA DICTADURA,

FUERON LO PEOR QUE HA EXISTIDO EN LA HISTORIA DE CHILE…»

http://www.youtube.com/watch?v=gdCKVJUZ1iE&feature=related

En el cobre están todos los recursos que requiere la educación y la nación entera para llegar a ser lo que aspira ser

y en una Cámara Ciudadana Digital el poder que necesita el pueblo para gobernar y hacer todos los cambios que se necesitan en el país…

Lo demás, es sólo paja molida y mijagas, pero, se entiende que siempre habrá quienes se conformen con ellas por falta de información…

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