Hace algunos días un reportaje de un destacado periódico digital y en papel nos acercó a los últimos momentos de la vida de Kathy Winter, estudiante del elitista colegio Nido de Águilas y que con sólo 16 años se suicidó en un café global de Santiago. Aunque ya había pasado un tiempo desde que Kathy nos dejó, se relatan los últimos episodios de la vida de una joven que aparentemente lo tenía todo. Lo cual nos lleva -a muchos y muchas- a reflexionar sobre el tipo de sociedad en que vivimos y la instalación del bullying en algunos los colegios, escuelas y liceos. Cuando el pecho se aprieta, nos preguntamos cómo podemos colaborar para que esto no se repita.
Hacer denuncias mediante el trabajo periodístico es un camino, y el periodista y el medio destacan por su valentía profesional y ética.
Los que nos dedicamos a la comunicación y a su uso educativo nos impele intentar aportar desde nuestro campo de saberes y prácticas. Me inicié en Comunicación y Educación a finales de los ochenta bajo el impulso de Lucía Castellón, fundadora, primera directora y decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad Diego Portales. En ese espacio muchos y muchas aprendimos, experimentamos, innovamos y acompañamos en su formación a docentes de muchas ciudades a lo largo de nuestro país. Se trató del programa El diario en la Educación que se implementó entre 1989 y el 2007, su finalidad era contribuir al desarrollo del pensamiento crítico de los estudiantes e innovar en las prácticas de aula mediante el uso formativo del diario.Así comienza a germinar un nuevo espacio -en la escuela y la familia- en que nos comunicamos con un sentido formativo de nosotros mismos, la situación-hecho y la noticia
Una de las secciones del diario -en sus comienzos en papel- que más atraía a los estudiantes- eran las noticias de la llamada crónica roja, en la que se informaba -generalmente- de los suicidios y hechos delictuales.
Algunos y algunas docentes no deseaban trabajar educativamente con estas noticias: eran anti-educativas, según sus puntos de vista. A nosotros nos provocaba tensión la brecha entre el interés de los estudiantes y el rechazo de sus profesores y profesoras.
Una de las primeras cosas que aprendimos del periodismo que llega al aula es evidenciar el impacto de los medios para agendar temas en las conversaciones públicas y privadas (Agenda Setting). Los estudiantes han conocido el tema por otros medios y por las plataformas digitales, además de los diálogos grupales e interpersonales. Se trata, de un hecho que forma parte de su generación: Kathy estaba en la adolescencia y el bullying se había instalado en la comunidad escolar.
Estando agendado, ciertamente provoca nuevas conversaciones, especialmente si se agregan nuevos elementos como lo hizo el reportaje en cuestión. Y así vuelve el tema… y Katy. Y así empezamos a hablar de la noticia en todos los espacios comunicacionales cotidianos. ¿Y por qué no en el aula, si se trata de un tema sentido, cercano a los estudiantes?. Desde el punto de vista del docente, se puede generar una conversación en el grupo-curso, tanto porque facilita la expresión emocional y experiencial de cada estudiante, como también -y lo vivimos- porque permite opinar mezclando las noticias con la propia percepción del tema. Aflora lo que pasa en nuestras subjetividades, aunque estemos hablando del hecho noticioso en sí. Esto facilita la verbalización de aspectos más profundos sin exponerse o mejor dicho auto-exponerse, canalizando lo que sentimos/ pensamos. Hay una hibridez entre la noticia y cada subjetividad. En este sentido podría generar condiciones para una conversación más directa, por ejemplo, del estado del bullying en ese curso.
Así comienza a germinar un nuevo espacio -en la escuela y la familia- en que nos comunicamos con un sentido formativo de nosotros mismos, la situación-hecho y la noticia. De este modo se introduce un tema complejo para iniciar diálogos y reflexiones formativas orientadas por los docentes y otros profesionales. Y todo desde la emoción y lo cognición.
Se trata, entonces, de construir una especie de alter ego de la noticia que, con un sentido educomunicativo nos permita conversar sobre una realidad compleja, difícil, que no siempre sale a la luz… pero, que cada vez es más cercana aunque nos duela. El enfoque educomunicativo puede así ser un aporte a la formación humana en la escuela, contemporánea y existencial, que ayuda a romper esos gruesos muros que separan, a veces, la vida y la escuela.
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