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¿Esta es la televisión que nosotros queremos ver?

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La televisión ha pasado a ocupar un lugar fundamental en nuestras vidas, tanto porque brinda una rápida información, provee de entretenimiento, permite que algunos se sientan menos solos, etc. De ahí que se pueda considerar como un aporte. Lo que parece ser más preocupante es el tipo de contenido que se emite. Ya que existen distintos tipos de programas, considero trascendental abordar los noticiarios porque concentran más espectadores y refieren a un programa de información, de compartir distintas experiencias. Frente a estos me surgen las preguntas ¿Quién decide lo que se publica? y ¿Quién o quienes deciden el sentido del contenido emitido?

Evidentemente informarse es positivo, permite poder comprender el sucesivo devenir de los acontecimientos, conocer proyectos innovadores, deportistas destacados, algunas efemérides trascendentales; conocer y comprender los discursos y acciones políticas, no sólo en Chile, sino que en el mundo, sin embargo, el problema es que considero que los noticiarios en la televisión no aportan a la información, sino que más bien a la desinformación.

Es cierto, estas no son palabras nuevas y no obstante la respuesta que se repite luego de exhibir un rechazo a los noticiarios actuales es “Apaga la televisión” o “Tú eliges verla”. Ciertamente cada uno elige verla, pero la solución no es apagarla, ya que el problema sigue estando, sólo que uno cierra sus ojos ante él. El asunto es más fundamental aun. Se refiere, creo, a ¿cómo transmitimos como sociedad la información? ¿cuál es el sentido que le damos a las noticias y más aun a la televisión misma?

Creo, firmemente que la mejor solución no es apagar la televisión, ya que esta es importante, es útil, permite que una mayor cantidad de personas se informen, compartan, permite mostrar otros puntos de vista, diferentes realidades, compartir experiencias de buenas situaciones y puede cubrir gran parte del territorio nacional con una infraestructura ya existente. Lo que es necesario es cambiar el contenido, no que nosotros tengamos que apagarla.

El contenido de la televisión debe ser mejorado, que verla procure verdaderamente informar a los telespectadores, que busque presentar las diferentes versiones de lo ocurrido y apartarse de la única verdad oficial, que los mismos periodistas puedan obrar con libertad para presentar su trabajo. Con todo esto, no admito que todas las notas de todos los canales son nocivas, pero si estimo que una gran parte de esta no contribuye precisamente a incentivar la reflexión y el espíritu crítico, al menos a un espíritu informado.

Por el momento, recordar la consigna, más que apagar la televisión, es prender la mente, a la crítica, a la una nueva forma mirar de las cosas, a otra verdad.

El sociólogo Pierre Bourdieu en su libro Sobre la Televisión reflexionó ampliamente sobre esto y concluyó que los que miran más noticiarios son los mismos periodistas de otros canales que buscan ver cómo está trabajando la competencia, ¿a qué hora sitúan deportes? y ¿cuánto tiempo emplean en comerciales? Según él, es la única (o de las pocas) actividades económicas donde la competencia en vez de generar une mejoría, lleva a mantener la situación (statu quo).

Para demostrar que no es una reflexión lejana, se presentan algunos objetivos cardinales de TVN: “Incentivar la comunicación entre los chilenos, brindando la oportunidad de expresarse y escucharse. Promover el crecimiento y desarrollo personal de los
chilenos, en aras de su enriquecimiento emocional, cognitivo y cultural. Proveer una ventana al mundo y con ello la oportunidad de integración y diferenciación con los demás países. Estimular el pensamiento crítico y analítico, fomentando un procesamiento de la información que destaque la complejidad de los hechos y presente los diversos puntos de vista y sus implicancias éticas. Garantizar el derecho a la información en sus aspectos políticos, culturales y sociales, tanto en el plano nacional como en el internacional.” (TVN)

Finalmente, existe la meta, existe un fin, sólo falta una voluntad, una intención para renovar los contenidos, para que los diversos actores e integrantes generen un dialogo sobre qué temáticas exponer en los noticiarios. Después habrá espacio para cuestionar el resto de la programación televisiva. Por el momento, recordar la consigna, más que apagar la televisión, es prender la mente, a la crítica, a la una nueva forma mirar de las cosas, a otra verdad.

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Ignacio Aguirre

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jose-luis-silva

jose-luis-silva

Que cree que es mejor para la sociedad: ¿que vean lo que quieran y que para usted son porquerias o que vean obligadamente lo que usted u otro iluminado sobre lo correcto les obligue a ver? La respuesta a eso es según que sociedad queremos vivir: correcta, totalitaria y dictatorial o diversa, democrática y tolerante.

Obligar a TVN a una programación que la deja fuera de competencia convertira a esa empresa en otro elefante de gastos estatales inútiles y la gente preferirá seguir viento porquerias en canales alternativos.

Durante el gobierno de recontrucción nacional se probó una solución bastante mas acertada que todas las alternativas hasta hoy conocidas: Se obligó a los canales a que los jueves se realice una «franja cultural», un espacio de cultura y educación que resultó un éxito, programas de una calidad que hasta el dia de hoy ni los culturales del TV cable actual podrian hacerles peso. .. bueno casi, porque apareció el TV cable y se acabó la franja…

Saludos

leo Jerez

Lo que quiero yo, hablo por mí, es diversidad! Libertad de elección, pero sin diversidad ese derecho se va a la callampa!

Fernando

Si hablamos de televisión abierta y pública, al menos debiera tener ciertos parámetros distintos al resto. Menos espacio de farándula y telenovelas, más espacio para cultura, ciencia, arte etc. Horarios y todo eso podrá ser discutible, pero el rating como fin la convierten en TV basura. Incluso debiera haber un espacio que enseñara idiomas. El problema es que le dan circo al pueblo para que NO se informe, ni sepa sus derechos, ni vote. Porque las comunicaciones de han vuelto «dictamentes» y una forma en que los millonarios y políticos difunden sus obras y defienden sus miserias o ¿Creen uds. que les interesa un pueblo culto, inteligente e informado?. Lo que yo veo, es todo lo contrario.

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