Cuando entra en recta final el proyecto de Televisión Digital en Chile, que permitiría a los actuales concesionarios gozar de derecho preferente para obtener una concesión por 20 años, con 10 canales de alta definición, la resolución del Tribunal de la Libre Competencia que dio luz verde a la compra de Canal 13 de radios Horizonte y Oasis alerta sobre la propiedad cruzada de los medios de comunicación. Ello podría tener efectos para la libertad de expresión y la pluralidad de ideas, tanto para el sistema de medios como para el mercado de la radiodifusión en particular.
Resulta inaudito que el informe de la Fiscalía Nacional Económica entregado al TDLC, el 5 de abril de 2012, a objeto de pronunciarse sobre las condiciones de la operación entre Comunicaciones Horizonte y Radiodifusión SA del Grupo Luksic, reconozca “riesgos para la libre competencia y calidad de los servicios desde la óptica del pluralismo, dado un escenario de altos niveles de concentración (…)” y que el Tribunal no cuantifique los efectos de la posición conglomeral de Canal 13 poniendo condiciones que compatibilicen el pluralismo informativo con la economía de mercado y la libertad de empresa.
El TDLC, por el contrario, estimó que los efectos en la concentración del mercado de radiodifusión sonora no serían relevantes, aunque reconoció riesgosa la competencia debido a la posición dominante de Canal 13 en el mercado de televisión abierta.
Sin embargo, varios argumentos ponen en entredicho las acciones del Tribunal, que ha tenido como “política”, en sus 9 años de existencia, visar compras, fusiones, absorciones, transferencias, sin mayores restricciones:
Primero, informes de la Fiscalía sostienen que la saturación del espectro radioeléctrico constituye una barrera a la entrada de nuevos competidores. Más aún, en este caso, cuando no se reemplaza un competidor por otro, sino que significa la salida de uno de ellos (Comunicaciones Horizonte) y se incrementa la concentración del mercado en menos operadores.
En efecto, como segundo argumento, la concentración de la radio en Chile se comportará oligopólicamente con 4 actores de importancia:
Iberoamerican Radio Chile (Grupo Prisa) (11): Concierto, Activa, ADN, 40 principales, Imagina, Pudahuel, Futuro, Rock and Pop, Uno, FM Dos y Corazón; Grupo Copesa-Dial (6):Beethoven, Carolina, Duna, Disney, Paula y Zero; Grupo Luksic (4): Horizonte, Oasis, Play y Sonar; y Grupo Bezanilla(3): Tiempo, Romántica e Infinita.
En específico, este conglomerado de medios tendría a su haber 11 nuevas concesiones de Horizonte y Oasis (entre las regiones Quinta, Metropolitana, Biobío, Araucanía, Los Lagos y Magallanes) sumadas a las 6 concesiones y a adjudicadas (1 de Sonar, en Santiago, y 4 de Play en Iquique, Arica, Antofagasta y La Serena y la concesión de Play en la capital que está en otra empresa coligada, Comunicaciones Phillips Limitada). Sin agregar las concesiones de la PUC (2 de radio María, FM y AM en Santiago, más la participación mayoritaria en 4 AM y FM de otras zonas), que tiene una participación del 33% en Inversiones Canal 13 SpA, propietaria de las radios Sonar y Play y las nuevas adquiridas, el Grupo Luksic llega a 17 concesiones, las cuales operan en cadena para efectos de programación y avisaje. Con su aumento de participación de mercado en Santiago desplazará del tercer lugar a Cía. Chilena de Comunicaciones (Cooperativa y Universo) con 10,6%, por detrás de Prisa y Dial. En tanto, si se mide por número de concesiones en Santiago, obtiene el tercer lugar con 14,29%, igualmente después de Prisa y Dial.
En tercer orden, en inversión total de avisaje radial, según datos de 2011, Grupo Luksic tomará posición de avanzada, con 10,1% después de Grupo Prisa 35,8%, Dial 16,3%, y Bezanilla y Cooperativa, con cerca del 15%. Ya el Tribunal había concluido “que el mercado nacional de avisaje en radios FM ha aumentado, en forma relevante, su concentración”. Los 5 grupos radiales en 2009alcanzaron un 80% de participación en la torta publicitaria.
La apuesta de fines de la dictadura sigue dando frutos: la liberalización y desregulación del mercado de medios, sin que ninguna de las leyes de democracia haya planteado la dirección distinta: fomento y regulación resguardando la libertad de expresión y el derecho a la comunicación.
Finalmente, considerando la posición conglomeral de los medios de comunicación controlados por Luksic, el TDLC, si bien declaró en su resolución que es «consciente de que los fenómenos de convergencia tecnológica” sentenció, contrario a la evidencia, que no se aprecian riesgos importantes con motivo de la operación horizontal de aumentar su presencia en el mercado radiofónico y de su participación en televisión, que llega al 40%del avisaje publicitario en 2011 y 117 concesiones VHF, que operan en distintas localidades del país.
Las medidas de mitigación a la operación, entre ellas la prohibición de ventas atadas de publicidad en radio y televisión, la separación de los negocios de radio y televisión en empresas independientes, y no competir por dos años desde la suscripción del contrato, por mencionar algunos, no resuelven el problema de fondo: barreras de entradas, concentración de propiedad y contenidos, y composición horizontal, que muestra mayor dinamismo y efectos negativos para la pluralidad de medios, afectando a pequeños radiodifusores por economía de escala y fuerte presencia de actores dominantes. Grupo Dial-Copesa ya cuenta con señales televisivas, radiales y diarios; Grupo Luksic aumenta penetración en radio sumada a su presencia en televisión; y Grupo Bethia con Mega entró al mercado radial con la señal de Candela.
De esta forma, la apuesta de fines de la dictadura sigue dando frutos: la liberalización y desregulación del mercado de medios, sin que ninguna de las leyes de democracia haya planteado la dirección distinta: fomento y regulación resguardando la libertad de expresión y el derecho a la comunicación. Las huellas no dejan de ser sustantivas: concentración mayor del mercado en pocos operadores, Prisa se reserva el derecho de despejar frecuencias para radios comunitarias en el marco de la nueva ley y alega “inseguridad jurídica”, mientras las radios locales y, aún más, las comunitarias continúan luchando por la sostenibilidad y por acceder a concesiones, que son repartidas desigualmente y sin criterios de impacto sociocultural o identidad local.
* Raúl Rodríguez es periodista y académico del programa de Libertad de Expresión y Ciudadanía del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, y dirigente mesa nacional Asociación Mundial de Radios Comunitarias en el país, AMARC Chile.
—-
Fuente de fotografía
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
¿Apagar la tele y/o apagar la radio? la liberalización y desregulación del mercado de medios en Chile | ADKIMVN
[…] Por Raúl Rodríguez / elquintopoder […]
Pedro
Muy buena información, se agradece el trabajo.
R.A.
¿Democracia?…
¿»Leyes de democracia»?…
¿A cuál «democracia» te refieres?…
¡Aahhh!… Seguramente te refieres a la dictadura de los partidos o carteles de la mafia política y económica…
Bueno, cada quien puede llamarle como quiera, en realidad…
Lo que no entiendo es qué cosa te preocupa de todo esto… Todos sabemos el resultado que ha de tener este proceso… La mafia se quedará con todo lo que pueda; por algo es la dueña del Congreso Nacional…