Quienes vivimos en las zonas de mayor impacto del terremoto del 27 de febrero, nos enfrentamos a un gran desconcierto; nadie sabía nada de lo que pasaba.
En las horas posteriores, fueron las "radios de los autos" y las tan apreciadas "radios a pilas" nuestras fieles informantes y acompañantes en momentos de tanto nerviosismo. En la Región del Maule, y principalmente en la ciudad de Talca, fue la Radio Paloma la encargada de llevar hasta nuestros hogares la información. En Concepción, Radio BíoBío fue la encargada del tema.
Quieenes trabajan en estas emisoras dejaron de lado el estar con sus familias por informar a la población que podía acceder a su relato y, creo que ese compromiso ha de ser uno de los orgullos más grandes de ambas emisoras.
Con el tiempo esto comenzó a volverse un poco molesto.
Durante varios días las radios sólo transmitieron información sobre desaparecidos y muertes, lugares devastados y pueblos enteros en el suelo. Se generó así mayor desesperación en la población que los escuchaba. Esto se acentuó cuando comenzaron los rumores de saqueos a casas particulares, recibiendo llamados de personas que aseguraban que "la gente está entrando en masas a las casas particulares, saca a los dueños afuera de ésta y se lleva todo lo que pueda"… frases como esa eran ya comunes de escuchar a cierta hora de la noche. El temor y la desesperación se apoderaban de algunos y algunas y, creo que más de alguno estuvo como yo, esperando que entrara algún individuo a su casa para golpearlo con lo que estuviera a mano. Fue el caos total.
Esta reflexión se refiere a la responsabilidad de los medios de comunicación al momento de entregar la información. ¿Debería existir un criterio aún en momentos de catástrofe? ¿Existe o no alguna responsabilidad moral de los medios de comunicación sobre la información sin filtro entregada en aquellas ocasiones?
Los medios de comunicación realizaron una gran labor en aquellos días. Sin embargo, me parece también que a pesar de estar en una situación como la que ocurrió, un profesional de las comunicaciones debería volcar todo su profesionalismo en aquellos casos. No se trata de criminalizar a estos medios de comunicación, sino simplemente invitarlos a reflexionar sobre este punto que, me parece, también ayudó a crear ese "terremoto social".
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