#Medio Ambiente

Una visión holística de la contaminación del aire

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La contaminación del aire representa un importante riesgo medioambiental para la salud, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Los niveles de contaminación del aire desde la semana pasada no han sido los mejores en Santiago, aumentando al pasar los días, hasta el pasado lunes en donde se decretó emergencia ambiental (niveles de PM2,5 entre 170 A 250 ug/m3), presumiblemente como resultado de los asados del día anterior. Los niveles de contaminación captados por las estaciones de monitoreo del Ministerio del Medio Ambiente arrojaron niveles de 226 ug/m3 de PM 2,5 para la estación de Cerro Navia, siendo que los niveles límites por la OMS son de 25  ug/m3 de PM 2,5, promedio al día.

Hay que señalar que desde que aumentaron en niveles los estándares ambientales han ocurrido menores episodios críticos, hecho favorable a la salud, mientras que antes se declaraban alertas ambientales con niveles mayores de polución.

El pasado fin de semana largo mucha gente salió fuera de Santiago, por tanto el parque automotriz debió disminuir, pero también el domingo fue la final de la Copa América Centenario y se hicieron muchos asados, a pesar de los niveles de contaminación. Días atrás, las recomendaciones del intendente Orrego fueron muy cuestionadas por parte de la ciudadanía, principalmente porque las personas perciben que existen otras formas para descontaminar Santiago. En este sentido, existen muchos sectores sociales que sienten que se corta el hilo por lo más fino, donde el ciudadano común se ve más afectado que las grandes industrias, esto por el efecto que produce la desconfianza en la política en Chile.

Achacarle exclusivamente la responsabilidad a la combustión de carbón por los asados es un error, pero no reconocer que es un factor importante, también lo es. De hecho, en septiembre, en plena época de 18, se registran altos niveles de PM 2,5, siendo que por las condiciones meteorológicas, especialmente de ventilación, no debería ocurrir. Además, el subsecretario de medio ambiente, Marcelo Mena, aportó con datos sobre la magnitud de la contaminación por los asados y dijo que en un asado promedio se emiten los mismos niveles de contaminación que los que emitían las antiguas micros amarillas en 40 kilómetros de recorrido, o que 400 kilómetros de un bus del Transantiago. Llevemos esto a la realidad de un día donde la gran cantidad de santiaguinos hace un asado, como lo ocurrido en los días de partido, pero de igual forma deben considerarse todas las fuentes de emisión fijas y móviles, ya que es  tema multifactorial.

Hay que destacar que del uso de leña para calefacción y de la combustión de carbón en los asados se generan  también otros contaminantes ambientales, además del material particulado fino, y que están siendo liberados a la atmósfera, como las dioxinas, que se mantendrán en el medio ambiente por un largo tiempo y que pueden tener serias consecuencias para la salud, por ejemplo generar algunos tipos de cáncer.

De hecho, según datos de  la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que un 80% de las defunciones prematuras, relacionadas con la contaminación del aire exterior, se deben a cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular, mientras que un 14% se deben a neumopatía obstructiva crónica o infección aguda de las vías respiratorias inferiores, y un 6% a cáncer de pulmón. En este sentido la Agencia Internacional de Energía (IEA), acaba de publicar un informe donde se afirma que 6,5 millones de personas muere de forma prematura a causa de la contaminación del aire.

Es importante compartir las responsabilidades y que todos los ciudadanos, empresarios y el gobierno, tengamos conciencia de que vivir en un ambiente contaminado es nocivo para nuestra salud, y quienes más resienten en sintomatología aguda los problemas relacionados con enfermedades respiratorias, son los niños y adultos mayores. Es cosa de acercarse a los centros de urgencia para ver la cruda realidad.

Entendiendo que existen sectores de la población donde es imposible dejar de calefaccionar sin encender fogatas o braceros, o que si las industrias dejan de producir existen consecuencias en nuestra economía, invitamos a los lectores a que en su vida cotidiana contribuyan a disminuir los niveles de polución del aire, y en general de contaminación.

Para que mejoremos nuestra calidad de vida, somos todos responsables.

Achacarle exclusivamente la responsabilidad a la combustión de carbón por los asados es un error, pero no reconocer que es un factor importante, también lo es.

Tenemos que tener presente que es por las consecuencias en la salud de las personas que debemos parar esta situación, ya que mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire, los países pueden reducir la morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. Además, hay que considerar también consecuencias en el desarrollo normal en embarazos y desarrollo de niños pequeños.

Tengamos presente, además, que cuando existen altos niveles de contaminación del aire se pueden ver afectados los estados psico emocionales de las personas, al dejar de hacer actividad física, por ejemplo. Y podrían existir efectos nocivos en las familias, ya que en los sectores donde los padres son trabajadores, cuando los niños no pueden ir al colegio les afecta la actividad normal de la familia, aumentando probablemente el ausentismo laboral.

La prevención debe ser la mirada de presente y futuro:

Quizás el gobierno debe invertir en prevención y en aumentar la fiscalización al uso de leña en zonas donde no está permitida, o tratar de subvencionar a familias más necesitadas y que ocupan estos medios para calefacción en invierno. No hay que olvidar que esta situación ocurre también en otras ciudades del sur de nuestro país y que quizás es aún más preocupante.

Debemos tener conciencia que se deben tener políticas públicas para prevenir la contaminación; se entiende que los países que tienen mejor controlada la contaminación ambiental, tienen menor costos en tratamientos por enfermedades derivadas de ellos. En este sentido, es bueno preguntarnos ¿cómo es mejor prevenir desde las políticas de Estado y desde nuestra vida cotidiana? Al final, todos podemos aportar y es nuestra responsabilidad pensar en una ciudad más sustentable y pensar en las próximas generaciones. Ser una sociedad con mayor empatía hacia el medio ambiente y hacia las demás personas.

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Esta columna es una co creación entre Nicolás Pizarro Aránguiz Dr. en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias y Esteban Muñoz Valdés, Psicólogo, experto en Promoción de Salud y Calidad de vida.

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