La frase salvar el planeta está de moda y se manipula tanto para un barrido como para un fregado. Se confunde esta seudo salvación con el deterioro que está ocasionado diariamente la humanidad relacionados con las leyes naturales que han ejercido su influencia por millones de años en este planeta.
Lo primero que debemos razonar es muy simple, por cuanto el planeta donde vivimos rota diariamente sobre su eje por un período de 24 horas y, a su vez, completa su período de traslación en 365 días alrededor del Sol. Esto lo hará inmutablemente por millones de años o hasta que la estrella Sol consuma toda su capacidad de generar energía calórica, independiente de lo que nosotros, como humanidad, hagamos, para bien o mal, dentro en la delgada capa de tierra donde vivimos. También del uso que estamos dando a los océanos que circundan la tierra firme. De este raciocinio vemos que, por lógica, el planeta seguirá su rutina, independiente de lo que nosotros hagamos en la superficie donde moramos, sigue las leyes que ordenan el espacio sideral.
Lo que debemos tener en cuenta como punto principal, es cómo evitamos seguir deteriorando la naturaleza creada por miles de años y ver la manera de adecuarnos para lograr un equilibrio que impida las graves alteraciones producidas por los seres humanos en su afán de un supuesto desarrollo consumista, que solo se ha servido para alterar lo dispuesto por la naturaleza.
El problema no es menor, más todavía cuando se está llegando a los 8.000 millones de habitantes los cuales contaminan con millones de toneladas diariamente el medio ambiente, sin considerar los millones de toneladas diarias de CO2 que genera la industria mundial. Ahora, debemos reflexionar qué sucederá en menos de 30 años cuando se genere una sobrepoblación que llegará a unos 12.000 millones de personas, más todavía con la actual forma de destruir y contaminar precipitadamente los recursos que la naturaleza a puesto a nuestra disposición, los cuales son limitados a cierta capacidad de utilización racional. Hasta ahora solo observamos que el efecto rata está ya en su fase cuarta en camino directo a nuestra autodestrucción y el planeta seguirá inmutable su destino espacial.
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