Ante el clima de permanente crisis que se vive bajo la administración Piñera, no debemos descartar a priori ninguna opción que dé posibilidades de salir de estos conflictos sociales.
Nuestro sistema presidencialista tiene pros y contras; entre los contras, tenemos que no ofrece salidas institucionales al gobernante en caso de grave crisis, a diferencia de una democracia parlamentaria, que sí ofrece estos mecanismos. Sin embargo, un plebiscito puede ser una salida institucional si es que es correctamente usado. Pero ¿que preguntaríamos en el plebiscito? ¿Está de acuerdo con el lucro? o ¿derechamente cambio de gobierno?
Además de observar los mecanismos para que la desición popular no sea desatendida, en nuestro país, se establece el mecanismo plebiscito para situaciones excepcionalísimas, y la convocatoria a consulta ciudadana fuera de estos casos tipificados por la constitución no son vinculantes para el Ejecutivo.
Creo que en un sistema político como el nuestro, que si no es reformado, va a producir episodios de crisis cada vez más frecuentes, largos e intensos, necesitamos sumar herramientas institucionales para salir de crisis, y no restarlas.
En síntesis, si la consulta ciudadana es populismo, será mejor que no hagamos elecciones, y cambiemos nuestro sistema político a un principado absolutista, porque cada elección presidencial, parlamentaria y municipal son justamente eso, una consulta ciudadana.
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Foto: Saf eins / Licencia CC
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